jueves, 31 de diciembre de 2009

Ondulación de superficie...


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En este tiempo de tardes cortas y penumbras dilatadas, con el tren del 2009 enfilado hacia la luz y a punto de alcanzar su final de trayecto… siempre hay un momento en que parece como inevitable detenerse para hacer balance, estación por estación, hasta el destino final de nuestros últimos 365 días. Aunque en el fondo, en la mayoría de casos y ocasiones, no sea más que otra de esas trilladas e inútiles costumbres… que no nos conducen a ninguna parte.

Hoy, a pocas horas de esas campanadas que marcarán de nuevo un desenlace y un inicio al mismo tiempo, esa hora incierta del crepúsculo cuando las sombras y el silencio ya invaden almas, rincones y lugares me ha encontrado cerca del sosiego aparente de un mar singular pintado en sepia... como una acuarela desvaída… y con la reflexión propicia y a flor de piel.

Como a tantos…

La belleza del entorno y su calma engañosa me han llevado a pensar que no era una mala forma de abandonar esa postrera parada, para iniciar un nuevo viaje y dar chance a lo nuevo que se avecina tanto si queremos como si no… Porque hay veces que parece que los sucesos nos escojan a nosotros más que al revés…

No obstante, por más bello que sea el dibujo que recrea nuestra sensibilidad y por mucho que se disfrace de espléndida majestuosidad esa ondulación de superficie, al ojo experto del marinero y del navegante avezado, incluso del viajero asiduo, no le lleva a engaño. Y es que las tormentas y los años no pasan en vano.
La mar de la vida es en muchas ocasiones, por no decir casi siempre… de fondo y se mueve…

Y cuanto más tarda en mostrarse ese movimiento, en no importa el ámbito, más fuerte devendrá la tormenta. Pero también la calma…

Todo tiene su tiempo. Y el del 2009 está a punto de finalizar. Atrás quedarán en breve sus tempestades, desdichas y revuelos varios. Y con nosotros permanecerán sus bonanzas, buenos hallazgos y revelaciones… que también las hubo.
Así pues, que un buen viento se lleve lo indeseado y bienvenido y para bien sea lo nuevo que nos depare a todos el 2010.

Os deseo lo mejor.
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jueves, 24 de diciembre de 2009

Cuentos de Invierno ERIN III


Pronto la complicidad propia de esa edad se abre paso con naturalidad a lo largo de esa estancia. Según van transcurriendo los días, el contacto entre los jóvenes es cada vez más estrecho. Pero lo que para Brian y Quillan es natural, para Érin es un puro asombro de sus propios sentimientos, que por vez primera la llevan a buscar la compañía de otros. Lo que más la sorprende, es la empatía que muestran sus nuevos amigos hacia ella. Realmente parece no importarles que no pueda expresarse con normalidad. Se ve claramente que se esfuerzan en comprenderla. La conmueve y la atrapa, el genuino interés de ambos por saber de su vida con constantes preguntas sobre su historia. Va más allá de la admiración que les despierta comprobar la gran confianza que Mael, Ergivia, o el mismo Tangi, demuestran poner en ella. Algo que la satisface en su vanidad más íntima.

Ese insólito amago, por vez primera, de integración de la muchacha en su nuevo entorno, hace plantearse a sus protectores la conveniencia de permanecer allí por más tiempo del previsto en un principio. El hecho, es que en poco tiempo ninguno de ellos concibe una sola tarde sin estar juntos. Aún sin planteárselo, de una forma latente y silenciosa, no quieren ni pueden imaginarse el fin de ese viaje. Comprobar el interés que sus nuevos amigos ponen en comunicarse con ella, el trato de igual a igual, el extraño consuelo de romper una soledad escogida pero rabiosa y arrasadora, la sumergen en un alivio un poco confuso y singular.


Hacia el final de ese viaje, una mañana espléndida empuja a Mael y su pupila a recoger algas en la playa para las pócimas de fucus que el mago quiere que le enseñe a confeccionar Tangi.  Allí están también sus dos amigos jugando con las olas... Érin, inquieta, mira de reojo como nadan y juegan en el agua mientras ayuda a Mael,  deseando finalizar su tarea para unirse a ellos. Cuando por fin termina, Quillan que aún entretenido en sus juegos ha estado atento a la actividad de Érin, se acerca  con el descaro que le caracteriza, para dirigirse al Mago en demanda de  permiso para que la joven permanezca con ellos durante todo el día. A Mael, no le hace falta consultar con su pupila cual es su deseo, sabe perfectamente de él. Aún así, lo hace, para demostrar a los jóvenes que lo que importa es lo que ella quiera, algo importante en la cultura celta. Ante su gesto afirmativo, recoge el producto de su búsqueda y regresa solo. Antes de partir les advierte, de forma especial a Quillan, de que responden ante él de la integridad de la joven. El muchacho le corresponde con una amplia sonrisa de satisfacción.


Y de nuevo, se produce una primera vez en su vida. Se queda completamente a solas con dos extraños, sin la cercanía de ninguno de sus protectores. Al principio, se muestra un poco remisa ante esa soledad, pero el calor y las bromas de sus compañeros pronto la deciden a entrar en el agua. Sin saber muy bien como sucede, juega con ellos casi hasta la extenuación... como nunca antes... Su sensación es de una euforia, de  un placer que no recuerda haber sentido jamás... es como si , por una vez, ese nudo que la atenaza se aflojase y no apretase tanto... Cuando por fin exhaustos se sientan al sol, Quillan comienza a dibujar con un palo en la arena mojada uno de los alfabetos Ogam*. Al tercer símbolo pasa el trozo de madera a Brian que le sigue el juego escribiendo los tres símbolos siguientes… y este a su vez a Érin, que continúa la serie con seguridad. Para ella la escritura siempre ha sido imprescindible, representa la vida... su comunicación con el entorno. Desde muy pronto demostró gran interés en ello.

Es evidente que le encanta ese juego. Pronto pasan a otros alfabetos diferentes… pero cuando comienzan el de los árboles, en el que Érin es una auténtica experta, en uno de sus turnos, los jóvenes la interrumpen con claras muestras de no reconocer uno de los símbolo escritos por ella...  se miran cómplices  comentando extrañados... la joven intenta por varias veces hacer más preciso el ideograma, incluso prueba de identificarlo señalando en su cuerpo para lo que sirve... pero es evidente que no consigue hacerse entender... es el símbolo de un arbusto, el laurel. Pero nada. En otro vano intento, dibuja el arbusto que queda borroso y desvaído en la arena para ver de nuevo como sus amigos siguen encogiéndose de hombros, negando con la cabeza y los gestos...  Comienza a impacientarse... está segura de que no se equivoca. Por fin, dibuja el signo anterior y posterior a ese y lo señala en el medio... para que sus amigos no tengan dudas, pero ni así consigue hacerse comprender... Y hay un momento en que Quillan le da la espalda ignorándola por completo, para comentar con Brian que está equivocada y que no cree que sea una diferencia del lenguaje representativo de las tribus...  por vez primera, hablan entre ellos como si ella no estuviese allí...

Entonces... súbitamente…  una voz impulsiva e impaciente  manifiesta alto y claro: ¡BEIRBHEINE! = (laurel)

Es la voz de Érin.

Brian, se gira al instante, con la sorpresa pintada en la cara... Pasan unos breves segundos hasta que Quillan, aún de espaldas, se vuelve a mirarla...  una expresión de alegre y satisfecho triunfo que se transforma en sonrisa franca, alumbra en su rostro. Sus ojos brillan de forma muy especial. Ella, lo mira fijamente sin parpadear, dándose cuenta de su sencilla pero inteligente estratagema... Brian hace un gesto, que su amigo detiene, de ir a abrazarla...

Érin está como en trance… absorta en su propia extrañeza, totalmente perpleja, conmocionada de escuchar su propia voz por vez primera en todos esos años... El bardo, consciente ya de la treta de su amigo comenta en voz muy baja:

-pensaba que sólo querías hacerla rabiar-

La voz del rapsoda junto a las lágrimas que comienzan a mojar sus mejillas la sacan de su estupor, pero sigue muy desconcertada...  susurra de nuevo, sólo para ella, la misma  palabra: "beirbheine"... Brian en primer lugar y después Quillan, también lo hacen, cada vez en un tono un poco más alto... que ella va siguiendo con cierta dificultad. Hasta que sin saber de donde, surge su primera carcajada... lo que de nuevo vuelve a sumirla en la confusión...

Demasiadas emociones en un sólo día, provocan que ese anochecer mientras su amigo bardo toca el arpa especialmente para ella, la muchacha caiga rendida y se duerma apoyada encima de Quillan que se presta encantado a tal menester. Cuando por fin la lleva de regreso a la tienda, antes de irse relata de forma sucinta lo ocurrido... Mael y Ergivia la interrogan con la mirada a lo que ella  asiente con el gesto.

E- ¿y no ha dicho nada más?

Q- Nó, pero lo dirá.

Cuando el pupilo de Tangi ya ha abandonado la tienda, la joven, sale corriendo a buscarlo para  abrazarle con fuerza. En ese momento, Quillan, no sabe muy bien que hacer,  por una vez es él, el confundido. Lo que vuelve a arrancar la risa de su amiga. De regreso hacia la tienda, Mael y Ergivia la observan boquiabiertos en el umbral. Ella se detiene unos momentos a mirarlos… y por fin los tres se echan a reír.
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* Alfabeto secreto de uso exclusivo de los druidas. Las letras se hacían con los dedos de una sola mano, un bastón, etc… tomando como renglones tanto horizontales como verticales, el cinturón el otro brazo etc… algo ideal para comunicarse en secreto y perfecto para nuestra protagonista. Asimismo un protoidioma de signos para sordomudos. Todos los alfabetos celtas incluyendo los rúnicos están relacionados con los árboles.
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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cuentos de Invierno... Érin II


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ERIN PARTE II

El peculiar trío coincide en algo que les unirá de una forma esencial. Sus orígenes druídicos. Los tres cuentan entre sus ancestros con generaciones  de hechiceros... que se pierden en la noche de los tiempos. Cuando sólo a las descendientes de Dana* se les permitía oficiar como sacerdotisas. Una curiosa y afortunada asociación la de esa hada sibila y guerrera con una pequeña encarnación de la Diosa junto al enigmático y oscuro Mael, transfigurado en leyenda, merced a sus habilidades y sabiduría como mago, que le convertirán de forma espontánea en el líder natural de la diáspora Druídica desperdigada por todos los rincones de la Nación Celta. En la misma fórmula se incluye por añadidura, una elocuencia y una capacidad y destreza para la diplomacia, casi, sin límite. Estamos hablando pues, de un icono de las tribus de esa época en que el bronce se transformó en Hierro en las Islas y tierras del Oeste de Europa.

Mael tiene ojos y oídos a lo largo de todas ellas, incluso en el continente. Nada sucede a sus espaldas, su ejército invisible y sus continuos viajes, le mantienen informado de cualquier movimiento o suceso por nimio que parezca. La información privilegiada y pronta, ha sido siempre ventajosa en cualquier época o  actividad, lo que añadido a un reconocido prestigio como sanador legendario que le precede allá donde va... hacen que  el pueblo le perciba como a un Santón…  Las jefaturas de los Clanes, tienen buen cuidado de respetar a ese ídolo de las Tribus, al que se le solicita para toda clase de eventos y justas como autoridad o mediador. Sus arbitrajes, aún los más duros, tienen fama de justicia y equidad, siendo  respetados con rigurosa exactitud. Sólo tiene un punto débil, esa huérfana muda, descendiente de los Tuatha Dé Danann, que el destino y Ergivia la discípula de Aevan* han cruzado en su camino.

Con el paso de los años, establecidos ya los lógicos lazos del roce continuo, un día en que el mago sin decirlo, busca con su vista ya un poco cansada, su báculo extraviado por un momento, Érin siempre atenta, se lo entrega adivinándole el pensamiento, tal  como le ha enseñado a hacer su Hada Custodia. Lo que provoca que a partir de ese momento, su protector la considere apta para otras enseñanzas.  Comienza a pedirle mentalmente cada vez con mayor frecuencia, que le traiga objetos, hierbas, ingredientes... las runas con sus símbolos... etc... Algo que ella hace de forma precisa y exacta. Iniciándose así un aprendizaje inesperado para la jovencita, que le arranca al fin, sus primeras sonrisas. El hada Ergivia, su primigenia introductora en el mundo de la magia ha puesto las bases para ese adiestramiento. Pero el hecho de que Mael, al que ella adora como si de un Dios se tratase, la tenga en cuenta a ese nivel, la hace sentirse en el Olimpo de los prodigios. Y aunque desgraciadamente sigue sin pronunciar palabra, la inteligente y habilidosa huérfana, sabe hacerse imprescindible para él brujo que comienza a llevársela a todas partes. Ergivia está feliz, porque eso significa que Érin permanecerá con ellos,  no tendrá que entregarla a ninguna rama de su estirpe. Nadie osará enfrentarse al poderoso Mael por ese motivo.

Es en uno de esos viajes cuando conoce a Quillan y  Brian. Sus dos primeros amigos, ajenos a su reducidísimo Clan. Son algo mayores que ella, ambos pupilos de Tangi, el Sabio de Gales. El mejor elaborador y mezclador de pócimas y bebedizos de todas clases, al que Mael tiene en gran estima. Se dice que son amigos desde niños.  Es también su consejero.


Brian es Bardo, lo que significa que a diferencia del resto de Druidas su túnica es azul en vez de blanca. Eso, junto sus vastos conocimientos de Historia, idiomas y música le distinguen de los “científicos”. También es huérfano, aunque no por los mismos motivos que Érin. Vive acogido por Tangi que consiguió salvarle de las fiebres que acabaron con sus progenitores.  Quillan, sobrino y alumno aventajado de Tangi, que a pesar de su juventud goza asimismo del favor explícito de Mael, por su clara inteligencia, sus manifiestas habilidades para hacerse escuchar y un innato y poderoso don de gentes a veces rayano en el descaro. Algo, que siempre le hace sonreír. Le recuerda a sí mismo a esa edad. Otro insólito trío en el que Érin se encuentra a gusto casi de inmediato.

La primera vez que los jóvenes se encuentran, Brian es el primero que se dirige a ella al percibir la curiosidad que le despierta su arpa. Es diferente de las que ha visto hasta ahora en su tribu, algo más grande... y las cuerdas no parecen del mismo material... El Bardo, que habla bastante bien su variante de gaélico, le pregunta afable si sabe tocar y si le gusta la música…
La joven, niega primero, para luego asentir con la cabeza sucesivamente.
Los amigos no entienden muy bien que le ocurre…. Se miran entre ellos y se echan a reír.
Eso provoca su habitual huida.
Ergivia, atenta al lance, les advierte de que su pupila no puede hablar.
Al día siguiente al atardecer, Érin  sale a observar desde el umbral de su tienda como toca el joven bardo... pero no osa acercarse... teme que vuelvan a reírse de ella.  En esta ocasión, es Quillan quien se dirige a ella sin decir nada, la mira directamente a los ojos extendiendo su mano en muda invitación.  Sorprendentemente para Mael y Ergivia que dan su silenciosa aquiescencia con la mirada, la toma, dejándose conducir por él hasta donde Brian practica para sentarse a escucharlo en silencio. Es la primera vez que permite que un extraño la toque físicamente, que tiene contacto más allá de un saludo gestual con alguien que no sean sus protectores.

Recordando la mirada de curioso interés que le dirigió el día anterior al instrumento, al acabar la pieza, Brian le acerca el arpa para que la examine. Le explica asimismo, que las cuerdas son de un nuevo material traído del continente, al mismo tiempo que intenta enseñarle un acorde sencillo. Cuando por fin lo consigue, Érin emite una de sus pocas sonrisas. Por primera vez a un extraño a su Clan. Pero cuando anochece,  llegada la hora de regresar, extiende su mano a Quillan para que sea él, quien la devuelva de nuevo a la tienda. Durante varios días, su nuevo amigo la recoge al final de la tarde para escuchar los cada vez más entusiastas ensayos del Bardo y una vez finalizada la audición les escucha bromear,  le cuesta creer que se dirijan a ella incluyéndola en la conversación en la que participa a su modo.
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*Dana = madre de todos los dioses de la mitología celta
*Aevan = Diosa de las Hadas

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cuentos de Invierno... Érin...



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ÉRIN, PARTE I

A Érin, la encuentra Ergivia por "azar" una madrugada, en el dantesco escenario posterior a una batalla tribal, adonde ha acudido en unión de su maestro Mael, para paliar dolor y ayudar a morir a los que lo necesiten. Atienden por igual a todos, tanto vencedores como vencidos.
La pequeña, está abrazada en medio del horror a lo que queda de su madre muerta, ambas totalmente desnudas.

Por un momento, la hechicera ha pensado que esa mocosa ensangrentada, que aparenta entre cuatro o cinco años ha hecho también el tránsito definitivo al Reino de Mórrigan*. Hasta que nota su temblor y la ve parpadear. Le cuesta despegarla del cadáver en una última resistencia a lo inevitable…  No responde a ninguna de sus preguntas,  permanece en absoluto silencio. De hecho, no dirá ni una palabra en mucho tiempo. Mael, a la demanda de su ayudante la examina silencioso, con el ceño fruncido...  Un gesto, que acompañado de ese silencio helado, es siempre el de su ira más profunda. La niña le sorprende, demuestra coraje  a pesar del estupor de sus ojos casi vidriosos y  le mira directamente casi desafiante. Ambos sienten una conexión instantánea que perciben en el otro... algo les dice que permanecerán juntos. Cuando termina su concienzudo examen, el Druida decide que aparte del tremendo shock y el agudo dolor provocado por erosiones, desgarros y algunos golpes, físicamente parece estar bien. No se necesita demasiado esfuerzo para reducir a una criatura. Ese pequeño deshecho humano les ha parecido tan insignificante que nadie se ha molestado ni siquiera en matarla. ¿Para qué?

Ante su obstinado mutismo, intentan averiguar quién es preguntando entre los pocos supervivientes, sin demasiado éxito. Y para cuando lo consiguen, se percatan de que no hay nadie en posición de hacerse cargo de la pequeña bruja, que hasta la fecha ha hablado con total normalidad. El hecho de saber que pertenece a una de las estirpes más prestigiosas y nobles de Druidas Escotos, da valor y convierte en honorable obligación, la proposición de Ergivia de custodiarla hasta encontrar una solución más conveniente al problema. No obstante, ninguno de los dos samaritanos, puede explicarse el porqué de la presencia de una criatura de corta de edad en ese campo de batalla.

Pero la decisión está tomada. Así que allí mismo, en medio de ese campo de la muerte, Mael le proporciona su primer bebedizo a la traumatizada y agotada Érin. El láudano la duerme casi de inmediato. Para cuando despierta en medio de la noche cerrada, está abrazada a horcajadas y bien sujeta al tronco anterior de Ergivia, cabalgando entre bosques. El hada, sin detenerse, lleva su dedo índice a los labios en señal de silencio y con sólo mirarla la vuelve a dormir. Es el primer recuerdo de su nueva vida.

Al principio, a pesar de las tisanas de Hypericon de su cuidadora, lo único autorizado por el Druida, que sigue de cerca su evolución, Érin no presta atención a nada de su entorno. Se limita a estar. Hay que insistirle para que coma y para que tenga cualquier tipo de actividad que no sea quedarse ensimismada o sumergida en algún movimiento repetitivo. Rehuye el contacto con otros niños, que ante su aparente y reiterada falta de interés por todo, en breve dejan de prestarle atención. Teme a los adultos, desapareciendo con frecuencia en busca de la soledad del bosque sin permitir que nadie se le acerque con facilidad. Pronto se la conoce por el sobrenombre de la “pequeña salvaje de los Tuatha*”, pero el hecho de estar bajo la estricta y atenta protección del poderoso Mael Señor de los Sauces, le evita todo tipo de escarnios y burlas. Se deja cuidar por Ergivia y duerme con ella… en medio de las terribles pesadillas que la despiertan todas las noches. Habrán de pasar muchos meses para que Érin recupere su paz onírica.

Siempre que la ocasión se lo permite está en las proximidades de Mael,  si puede ser bajo su manto escuchándole, ¡mejor que mejor!. Poco a poco, el Druida se acostumbra a esa presencia atenta y silenciosa. Le conmueve esa huérfana, que teme a todo y a todos, menos a él. Al contrario que el resto del mundo. Sabe que a la pequeña le tranquiliza  oír su voz poderosa y toma por costumbre hablarle como si ella fuese a contestarle. Pero no... aunque Érin le escucha siempre muy atenta, continúa sin pronunciar palabra
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Morrigan = Diosa de la Muerte y Reina de los fantasmas en la mitología celta
Tuatha = Tuatha Dé Danann (gente de la Diosa Dana) dioses benéficos celtas
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martes, 24 de noviembre de 2009

Cuarto Creciente...


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El relente de esa noche clara de Noviembre se refleja bajo la luz de las farolas en forma de fina neblina. Parece que por fin el padre invierno accede a mostrarse. Ella, cobija sus manos heladas en los bolsillos de la chaqueta y avanza hacia el cajero. Él, está fuera en la calle, sentado en el suelo, justo en la entrada del vestíbulo y no es viejo… Por un extremo de la manta sucia y raída asoma su mano derecha sujetando una botella de ginebra medio vacía, por el otro, aflora su zarrapastroso calzado; la mano izquierda como olvidada, exangüe sobre la acera como si no le perteneciera. Una masa compacta y opaca de pelo de un color indefinido, enmarca una mirada derrotada que parece abismada en la nada. Perdida en el firmamento…

La urbanita que vive en su interior valora veloz la situación y decide que esa triste figura es inofensiva… A medida que se aproxima, su humanidad le llega en oleadas como una amalgama de efluvios a sudor, humedad rancia y aliento metálico. Sólo cuando llega a su altura, se percata de que sus ojos no vagan sin rumbo como pensó unos metros más atrás. En realidad está observando el cielo nocturno atentamente.

Sin detenerse, de una manera inconsciente ralentiza sus pasos durante un segundo imperceptible e instintivamente alza la vista en la misma dirección. Al bajarla, él, atrapa sus ojos en los suyos y su mano izquierda abandona la acera por unos instantes para señalar una maravillosa Luna escarchada en cuarto creciente, sumergida en un brillante y vaporoso halo Novembrino...

- Una voz suave le indica en apenas un murmullo:


-¿Ves esa estrella tan cercana? –Ya no la mira-

-¿A la Luna? -pregunta ella fascinada-

-Sí, ésa. Es Júpiter…y un poquito más a la izquierda… debería estar Neptuno… Hoy se ve especialmente bien… es porque están en Capricornio… seguramente a finales de Noviembre… -su tono denota una nota interrogante, esperando confirmación-

Ella asiente con la cabeza, sin dejar de mirar a esa bóveda que los ha unido en ese único y mágico trance. Mientras... una tenue luz azul invade ese rincón, hace tan sólo un momento teñido en gris anodino... y pinta un esbozo de sonrisa en ambos rostros.

-Piensa en decirle algo más… pero él, de nuevo está muy lejos...

Al salir del cajero susurra un adiós. Los dedos de su mano izquierda se mueven de nuevo sobre la acera… en un gesto que sabe para ella…

sábado, 7 de noviembre de 2009

Tempus fugit...



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Somos muchos los que decimos, que el pasado no debería contar tanto en nuestra existencia, o que si lo hace, fuese tan sólo como lección de vida. Que sólo a las acciones del presente les correspondería crear nuestro tiempo. Pero parece que al final, como diría mi buen amigo Yandros, el tiempo es sólo ese punto infinitesimal del presente, en donde nuestra mente falaz por naturaleza, probablemente nos aleja de la auténtica realidad. Una materialidad siempre ajena a la intrínseca y esencial percepción del mismo y que enlaza esos tres conceptos que utilizamos en la dimensión espacial que nos concierne, para organizarlo y tratar así de aprehenderlo y asimilarlo de algún modo.

Pero esas tres creaciones humanas, pasado, presente y futuro, no dejan de ser otra entelequia, una vana ilusión elucubrada y aceptada como un respiro e interpretación de nuestro cerebro, que instante a instante ese implacable e inaprensible concepto se encarga de ir desmintiendo. Porque siempre será él, el que nos envuelva y aprisione y el que nos traiga y nos lleve a su antojo de forma irreversible y siempre en una sola dirección. (Arthur Eddington y su “flecha del tiempo” dixit en Illo témpore) . Aunque esté por ver que ocurrirá en un futuro...

Pero prescindiendo de magnitudes físicas que siempre pasan por la subjetividad o relatividad de un observador y de definiciones académicas varias.

¿Nunca os habéis preguntado qué sucedería si dejásemos de medirlo artificialmente? Si nos limitásemos sencillamente a dejarnos llevar por el incesante fluir de su inevitable y permanente viaje de la luz a la oscuridad y viceversa... ¿estaríamos fuera de la trampa? ¿influiría eso en nuestra percepción de tal concepto? O por el contrario ¿lo seguiríamos "sintiendo" de la misma forma?

Como un ladrón de vida… o un liberador de almas o de energías… Dependiendo siempre de la subjetividad de las diferentes culturas que nos ciernen.

Lo cierto, es que en nuestro lado del espejo, siempre lo percibiremos como el testigo mudo, palmario e inequívoco que nos aprisiona en la huella que deja a su paso en todo lo vivo, incluso en lo inerte o en lo falto de vida.

Y haremos tal cosa y todas las cosas… siempre en presente y con los limitados recursos de que disponemos… Un presente que sólo lo es, si existe un pasado previo… que creamos mediante algo tan inasible y ambiguo como un recuerdo. Por no hablar del futuro, que es tan solo la posibilidad de imaginar… o la facultad de crear con nuestras acciones del presente tal probabilidad, justo en ese infinitesimal momento. Tan solo un punto en el Universo.
Así pues, sólo “estamos o existimos” en ese suspiro infinitesimal en el que se entrelazan recuerdo y probabilidad. Frágil y fútil frontera la del ser.

Definitivamente, duermo fatal.
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lunes, 26 de octubre de 2009

Nieblas...


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Hace unos días me visitó la viuda de mi buen amigo Pep a la que no había vuelto a ver desde el día del funeral. Por fin, con tiempo para hablar nos pusimos a ello. Y lógicamente la conversación versó en gran parte sobre él, pero especialmente sobre su nueva vida. Escuché atenta lo que me explicó y me sorprendieron varias cosas de las que dijo.
Laura, ha sido y es, una persona inquieta y abierta a todo tipo de actividades. Entre los amigos, siempre hemos tenido una broma particular que consiste en decirle: tú, estás fuera de todo peligro de que la casa se te derrumbe encima…
Sé, que las pérdidas necesitan un duelo y que cada persona tiene un “tempo” y una forma distinta para adaptarse a las nuevas situaciones que lo provocan. Pero no sé porqué di por sentado que el de ella iba ser más corto, porque la sé fuerte y por toda esa actividad que acostumbra a desarrollar. Supuse además, que la habría aumentado para paliar, en tiempo, tan terrible falta. Ocupar el tiempo en cosas útiles es una buena medida casi siempre. Pensé que eso la estaría ayudando a “superar” con más presteza la situación de inevitable desmorone que acostumbra a acompañar a este tipo de sucesos. Una de sus frases preferidas siempre ha sido que odia las rutinas y que tiene la necesidad perentoria de huir de cualquier comportamiento que se acerque a ellas…
Y sin embargo, me sorprendió y me conmovió, oírle decir que aunque no todas, había abandonado buena parte de sus actividades para sumergirse en recordar las “rutinas” cotidianas que tenía con Pep. Que tenía necesidad de ello. A mi demanda de que se explicase algo más, me respondió lo siguiente:
Necesito recordarle todo el tiempo sin interrupciones. Echo de menos todo lo suyo, pero me acuerdo mucho menos, por ejemplo, de los viajes, fiestas y actividades, incluso de los momentos felices o cruciales… que de esos momentos cotidianos en que me lo encontraba en la cocina preparándose algo, o en el baño lavándose los dientes… y le decía ¡tira pallá! o en la cama, cuando me cabreaba porque durmiendo me estiraba la manta y me dejaba a la intemperie. Toda esa cotidianidad, que siempre he pensado que mataba la magia de las relaciones… es precisamente lo que más estoy echando en falta… Hasta tal punto que, a mí, que nunca me ha gustado el blues o el rock ha comenzado a interesarme. Sé, que no debo prolongar demasiado esta situación de lamerme las heridas. Pero ahora mismo “toca”.
Cuando se fue, se me ocurrió pensar que cada pareja, independientemente del tipo de relación que tengan, desarrolla unas rutinas concretas que aunque no sean las mismas que las de mis amigos, no acostumbramos a valorar en absoluto hasta que las perdemos.

viernes, 16 de octubre de 2009

Olvidos, despistes y otras hierbas...










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Dedicado a los que conviven con hijos, a los duendes domésticos y a mis congéneres despistados de solemnidad…
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Mucha de la gente que me conoce me tiene por observadora, pero sólo lo soy según para qué. Soy capaz de acordarme de algo que me dijeron hace 20 años con pelos y señales, o de rememorar un paisaje infantil con exactitud pasmosa. Incluso algo tan fácil de olvidar como un sueño… no representa dificultad para mi memoria retentiva. Sin embargo, lo cotidiano, me mata… hasta diría que me persigue…

Si tuviera que contar alguna vez en tiempo real los minutos que pierdo todos los días solucionando pequeños y estúpidos problemillas domésticos, provocados por mi mala cabeza, creo que al cabo de los años me podría ir, aproximadamente, dos o tres días de vacaciones. Quizás más…

Y es que, los habemos, que por uno u otro motivo tropezamos con la cotidianidad de una forma continuada y especial. Después de pensarlo detenidamente creo que existen tres grandes grupos de “tropezadores”, lo que no es óbice, para que muchos de nosotros nos reconozcamos en todos ellos. Ya me diréis…

Por ejemplo:

¿Dónde coño están “esas” tijeras? (las únicas que cortan bien de verdad y que ya la última vez que las utilizaste, guardaste a conciencia, para no encontrarte de nuevo en esta misma situación) Pero es que algunos convivimos con una especie de sabuesos buscadores de trufas… y de tijeras… grrrrrr
Por no hablar de “ese” cuchillo, el abrelatas, o el sacacorchos… que tu dejas siempre en el mismo lugar... pero cuando los vas a buscar, ná! ni flores!
¿Y que me decís de las “oscuras”, nunca mejor dicho, gafas de sol? que parece que tengan vida propia… ¡malditas!
¿Cuántas veces pedís en cercanías, que os llamen al móvil para localizarlo? Para comprobar que lo tenéis en el bolsillo… jeje!
Capítulo aparte merecerían las llaves… en mi caso, sobre todo las del coche, junto con el ticket del párking que cuando por fin localizo y consigo pagar en la máquina, olvido retirar… con la consiguiente pérdida de tiempo de regresar a buscarlo. Y al albur de que algún listo se lo lleve, para ahorrarse el suyo…
Para las que tienen hijas… ¿dónde está mi lápiz de ojos, mi hidratante, mi perfume… mi todooooo!
¿Y cuantos de vosotros cerráis el coche y al cabo de aproximadamente… 10 m. os preguntáis, ¿he cerrado el coche? Somos los que adoramos los mandos a distancia…
Y… esto ya, para despistados de solemnidad como yo… que los hay! En esos megapárkings ¿dónde he dejado el car? En que planta? ¡Enigmas del world! Eeeh… a ver, reconstruyamos los hechos… ¿por donde entraste? Jodeeeeer!
A alguno de vosotros ¿lo han llamado por megafonía de algunos grandes almacenes, para que pasaseis a recoger la tarjeta que habéis olvidado “alegremente” en manos del desconocid@ que os cobra…? A mí, sí, lo confieso… y más de una vez…
A ver… la lista de la compra… nada por aquí, nada por allá… jo! Me la he vuelto a dejar… bueno, inventaremos de nuevo. Magia potagia!
“Ese” papel… con los datos que necesito, estaba aquí, lo dejé aquí… TIENE QUE ESTAR AQUÍ! ¡QUIEN DIABLOS LO HA TOCADO?. Termina por aparecer pero ya, cuando has vuelto a llamar, pedir… etc… ¡maldito duende que me persigue! Gsrtdfx!

Y suma sigue... que no añadiré, pero que todos los despistados tenemos in mente… jejeje. Para todos vosotros, un abrazo compañeros! Y no os dejéis comer el coco por los "reyes del orden". Unos tenemos unas cosas y otros… otras…

Y recordad algo importante : el que no sabe ser tolerante en lo “pequeño o con lo nimio” mucho menos lo será, en y con lo importante.
¡Tenedlo en cuenta!

viernes, 2 de octubre de 2009

Riders on the storm...


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De pronto la lluvia, así, como de improviso...  y el sonido de los neumáticos surcando el asfalto mojado por el aguacero mientras la tempestad súbita borra el sol y las huellas del verano. Por única compañía, el lujo de Jim Morrisson cabalgando la tormenta.

Y desde detrás de los cristales empañados, controlo esa gota abriéndose camino en su Universo particular. Librando su batalla para llegar a destino, para luego desaparecer y vuelta a empezar... Como todo.

Llega el tiempo en que los días se suceden raudos, veloces... como si tuvieran prisa por sumergirse en las sombras nocturnas, de tal manera que parece que el tiempo nos atropelle sin darnos tregua para nada. Y otras, pasa tan lento, que nos invaden unas ganas inmensas de empujarlo.

Aquí y ahora.
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Riders on the storm (The Doors)

lunes, 21 de septiembre de 2009

Fugacidad...







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Entra en la azotea oyendo el sonido de las sábanas ondeando con fuerza. Un vendaval húmedo de levante las hostiga haciéndolas restallar. El latigazo del viento le enmaraña el pelo delante de los ojos, dificultando la retirada de la colada. Cuando termina se aparta las greñas hacia atrás en un gesto maquinal, mientras apoya el barreño rebosante de ropa en la amplia balaustrada.

Siempre que sube hasta ahí le gusta hacer una pausa en sus quehaceres para  quedarse un rato disfrutando del cielo y del paisaje. Ya se perciben los días  claramente más cortos y el sol, ya muy bajo, promete un crepúsculo esplendoroso... su paleta de luz sesgada comienza a pintar de rosa el horizonte y las nubes, presurosas, corren veloces empujadas por el céfiro.

¿Adónde irán?.

Es ese momento en que el verano, ya agotado y cansado, comienza a coquetear con el Otoño. Mira hacia la alameda con su arboleda espesa aún espléndida y piensa que en breve ejecutará su anual sinfonía de dorados, colmando sus caminos y veredas tan bien dispuestos, de la hojarasca sobre la que tanto placer le da siempre caminar. Es un poco como volver a ser niño… ¡pero que lejos queda eso!

-¿Mamá?

-Sí…

-Ah! Estabas aquí.

-Es que necesito, bla bla bla...

-Bien, vamos pues…

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domingo, 13 de septiembre de 2009

De lo inesperado













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No hace mucho, en la soledad de una de mis noches de insomnio, me abstraje sin un motivo concreto que recuerde ahora mismo, en pensar que la vida es como un hilo conductor que nos trae y nos lleva un poco a su antojo. Donde en cada cambio de ciclo se hace un nudo en ese hilo, que no nos deja volver atrás, lo que provoca al mismo tiempo, que nos sintamos obligados a caminar hacia adelante. Incluso a la fuerza o muy a pesar nuestro.

Cuesta alejarse de lo conocido, aún de lo malo y mucho más de la comodidad o supuesta felicidad en la que hayamos podido creer que estamos instalados.Porque los cambios, según como se presenten, se viven de forma muy distinta. No es lo mismo que nos empujen, que partir de motu propio. Lo que algunos viven como una oportunidad, otros pueden hacerlo como un fracaso en toda regla.

Mientras mis pensamientos se desgranaban como al azar, pronto pasé a plantearme lo que  considero las auténticas mutaciones. Me refiero a esas transformaciones casi espontáneas totalmente inesperadas,
para nada buscadas, que se presentan de pronto en medio de períodos de paz total, sin explicación ni motivo plausible alguno, que arrasan con todo lo anterior de forma insólita e inexplicable. Aunque nos resistamos.

Un nudo mental, o más bien un azar-causal, eso que ¡tan bien ¡ describe Jung y que muchos nombran como casualidad, que nos hace cambiar por completo la idea que tenemos sobre lo que deseamos que sea nuestra vida a partir de ahí. Es, casi, como estrenar un nuevo yo, aunque no se renuncie a lo aprendido, a lo asimilado a lo largo de nuestra existencia. Diríamos que viene a ser como un punto de inflexión que tuerce todo lo que creíamos plano y bien situado. Sorpresivo y turbador a un tiempo.

Hasta que punto este desconcierto inicial puede hacer perder la serenidad, del sujeto a los cambios, dependerá del carácter de cada uno, de la resiliencia que hayamos sido capaces de desarrollar a lo largo de nuestra vida.

Así pues, para viajar de nuevo de la perplejidad y el desconcierto al aplomo de la serenidad, creo que cuanto más haya racheado a nuestro alrededor y en nuestro interior y a cuantas más transformaciones nos hayamos enfrentado, más versatilidad y entereza poseeremos para enfrentarnos y aceptar lo nuevo que viene. Aún lo inesperado.
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lunes, 31 de agosto de 2009

Materia oscura...


















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Este jueves pasado, el adelanto imprevisto de un viaje laboral, me impidió asistir a una charla a la que deseaba fervientemente acudir. Aún así, por diferentes medios, he conseguido hacerme con la ideas generales de la misma, a través de las muchas entrevistas que ha concedido el conferenciante a diversos medios. Pero hoy, no quiero hablaros de partículas, ni de materia oscura y similares, aunque esa sea la ocupación principal del personaje del que os estoy hablando. Esa, es una información fácil de encontrar en cualquier buscador. Hoy quiero referirme a su visión lúcida del mundo y de la filosofía. En mi opinión de la buena.
El conferenciante que me perdí, muy a mi pesar, es Simón White, astrofísico e investigador de la materia oscura que dirige el Instituto Max Planck. Os diré, que me ha sorprendido su discurso humanista y cercano a la ontología de a pie. A la que nos atañe a todos los seres humanos. En esa charla habló de esto, mucho más que de cualquier trabajo científico suyo, de indudable nivel y con el que nos podría haber dejado boquiabiertos sin dificultad alguna. Y es que al final, los científicos, los grandes, son sencillos y poseen esa claridad de miras del investigador que debe constatarlo todo y que acostumbra a dotarlos de un indudable poder de discernimiento para acercar y explicar las tramas del Universo que nos conciernen a todos los mortales. Que no deja de ser una forma de aproximarnos a nuestro origen primigenio. A ese polvo de estrellas del que todos estamos constituidos en última instancia. Investigar sobre ellas, es también hacerlo sobre nuestra última y más auténtica esencia.
Para empezar, define la astrofísica, como un conjunto de saberes, y esto me parece muy importante, que la edad ayuda a conjugar. Y es que cualquier conocimiento sobre la misma, o sobre cualquier otra cosa, no nos afecta de la misma forma según la edad que tengamos. No nos preguntamos igual a los 20 que a los 50.
White puede comenzar una charla hablando de Andrómeda y terminarla hablando del Estado del bienestar. En ello debe influir, seguramente, que estudió a expensas de diversas instituciones para niños sin recursos y que gracias a ello ha podido llegar a ser el descubridor de la “materia oscura” (sólo somos capaces de ver aproximadamente un 4% del Universo, el resto es materia oscura) ¡Pues no queda! Pero lo que me admira realmente de él, es esa capacidad que posee de relacionar toda su sabiduría de forma muy tangible, con el mundo “real”.
En una de las muchas entrevistas que se le han realizado estos días, a la pregunta de: ¿para qué sirve la astronomía? contesta citando a Oscar Wilde:
“Aunque vivamos en las alcantarillas alguien tiene que mirar a las estrellas”. Y añade: y además explicarlas, digo yo. Porque la única explicación que admite la realidad no se alcanza pegando tiros, sino razonando. Por eso rechazo el relativismo cultural: toda cultura no es igual de buena.
Y cuando el entrevistador (Ll.Amiguet, La Vanguardia) le inquiere ¿a qué se refiere? Responde con claridad y valentía lo siguiente:
Las culturas de la razón, la democracia y la justicia permiten explicar el Universo, y en cambio, otras, nos someten a los intérpretes de falsos designios del cielo.
Por eso, rechazo la tolerancia malentendida del relativismo que iguala todas las culturas. Sostiene que no es lo mismo, mirar al cielo, que entendemos hoy gracias al ejercicio de la Ciencia en democracia, que escrutar las estrellas, en secreto, temerosos de acabar en la hoguera condenados por una tiranía apoyada en designios “celestiales”.

Y en esta época involucionista de Teorías creacionistas y demás… que me abstendré de calificar… en un ejercicio de moderación, que “casi” nunca ha sido recíproco por parte de quienes las sostienen, os diré, que no puedo estar más de acuerdo con lo que dice. A lo que sólo añadiría, que hay materia oscura y “materia oscura..."






domingo, 23 de agosto de 2009

Epistemología de una calurosa noche de Agosto y otros dedos...






















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Erase una vez que se era, un dedo llamado Índice de una mano derecha bastante torpe, que en unión de sus hermanos habitaba y tenía un montón de amigos en un hermoso lugar llamado Virtualia. Índice, aburridísimo de llevar siempre prácticamente la misma vida y sabedor de las andanzas de otros dedos del lugar, se moría de envidia y ganas de correr similares y parecidas aventuras. Pero su experiencia y otros motivos diversos le decían que su ama no le dejaría moverse ni un centímetro de su sitio.
Eso, y un carácter rebelde e imprudente, le llevaron a la conclusión de que si quería abandonar su lamentable rutina, debía actuar por su cuenta a espaldas de su carcelera. No le quedaba más remedio... lo que fuese que se le ocurriese... ¡debía de parecer un accidente! era la única manera de salir de su ostracismo.



Como no podía joderse el escafoides fácilmente, como un dedo amigo suyo de Extremadura y las avispas madrileñas andaban muy ocupadas interactuando y atacando a Druidas despistados en el abrir y cerrar de ventanas de sus cuarteles de estío y asimismo las catalanas parecían no estar por la labor, decidió que lo mejor era atacar a su propietaria al descuido. Aunque aún debía decidir como lo haría…

Así pues, en una actividad muy poco habitual a su ser, se puso a pensar…
Mientras, su confiada dueña iba desgranando sus variadas y cotidianas actividades a lo largo del día. Sin dejarlo ni respirar como siempre! La muy…. ¡se va a enterar ésta!

Hasta que una idea comenzó a abrirse paso en su cabeza de chorlito. Decidió, que lo mejor sería sorprenderla al descuido en alguna de sus tareas domésticas cuando menos lo esperase… Pero él ansiaba ser original, como sus amigos. Nada de cristales rotos, ni cortes extemporáneos, ni uñeros, ni quemaduras, ni enganchadas en la puerta o en cierres varios. Todo eso, estaba ya muy visto. Tenía que ser diferente.

Y hete aquí, que inopinadamente, la interfecta e incauta propietaria del malvado Índice, resolvió acometer una actividad inusual en sus quehaceres ordinarios y salió al al patio a regar las plantas y a extirpar los cuatro hierbajos provocados por los últimos calores. Fue entonces cuando una idea comenzó a bullir en su cabeza tomando cuerpo y forma definidas... ¡esta es la mía!- pensó- Claro, que con lo que no contaba el perverso apéndice, es con que su ama y señora se enfundase unos guantes para tales menesteres.

- Mi gozo en un pozo! Pensó el necio.

Maldiciendo su perra suerte, determinó estar atento por si sonaban las flautas varias de la casualidad. Y sonaron, ya lo creo que sonaron…

Ya a punto de acabar la tarea, muerto de calor dentro de los malditos guantes, acordándose de toda la parentela de su ama y señora, de pronto, un pitidito le sacó de su abulia. Era el móvil de su ama sonando...

¡Atención! que esta puede ser la mía, pensó raudo y veloz el pérfido. Mi ama es diestra y se sacará el guante, estaremos atentos por si…

Y así fue como Índice, ojo avizor, quedó libre para sus alevosos propósitos.

Una vez dada por terminada la conversación, la insensata, con el calor y ya a puntito de finalizar su tarea, siguió manipulando plantas por aquí y por allá… sin el guante…

Y a día de hoy, sin explicación plausible alguna es el caso, que en un ataque al unísono, súbito y traicionero de Índice y la estúpida buganvilla espinosa del vecino, que siempre está dando por saco donde no debe, una espina de la misma, se introdujo rápida e inquinosa debajo de la uña de Índice, que aunque tarde, en ese mismo momento maldijo sus desvaríos y su loca insensatez. ¡Quien le mandaba a él meterse en tales ominosas y aciagas aventuras!

Y ahora, arrepentido, derrotado, avergonzado, bien oculto bajo un apósito al efecto de que nada le distraiga de sus amargas reflexiones y a merced de los cuidados que su dueña quiera administrarle, se lamenta atribulado y diciéndose a si mismo:
¡Insana es la envidia y mala la apariencia vana! y a ninguna parte buena conducen.






















http://www.flickr.com/photos/luigmarin/3609598387/

domingo, 16 de agosto de 2009

Y antes de cerrar la muralla...

















Hay personas con las que sin saber porqué, la conversación, independientemente del medio o el lugar en que se desarrolle, fluye de forma natural y es siempre de interés, mientras que con otras, por más que lo intentes ese diálogo cómplice y rico en matices, no llega a darse nunca. Supongo que en ello influyen diversos factores de los que la afinidad es parte muy importante. Aunque ésta por si sola, no es suficiente. La afinidad, además de esculpida e incrustada en una confianza casi ciega en el interlocutor debe estar aderezada de ligereza en el enfoque de los asuntos y siempre salpicada de humor y de una ironía alejada lo más posible de la burla o el sarcasmo. Algo que sólo acostumbra a conseguirse a través de los años o de una química extraordinaria, pero asimismo trabajada en innumerables charlas. Difícil pero posible. ¿Quién no tiene un amig@ de toda confianza?
Y aún así, siempre, en toda buena charla por más afinidad, química y confianza que exista hay fronteras a superar o hielos que fundir. I believe!
Lo que transcribo a continuación, con permiso de uno de los protagonistas (la otra soy yo) creo que está en esa primera opción y, aunque muy, muy abreviado lo creo merecedor de un repaso. Os cuento…

Ya rehecho de sus penas amorosas, que algunos recordareis, mi amigo Miquel y yo, conversábamos ayer de todo en general y de nada en particular, mientras veíamos anochecer en el chiringuito de la playa delante de dos cervecitas con un fondo de buena música de jazz, que unos chavales improvisaban no muy lejos de donde estábamos. ¿Que mejor ocupación para dos amigos de toda la vida, en un despreocupado y caluroso crepúsculo de verano. Ideal para que surgiese una buena conversación. Aún así, cuando existe una confianza previa de años, como es el caso, siempre pueden surgir temas “cargados”. De pronto, como aquel que no quiere la cosa, casi a traición, Miquel me preguntó, qué me parecía su nueva pareja, a la que he conocido hace muy poco.
La verdad, es que me temía la pregunta, aún a sabiendas de que caería en cualquier momento. Pero…¿cómo decirle a alguien a quien aprecias casi desde niño, que te parece que se ha vuelto a equivocar? Es más, ¿quién soy yo para decirle a nadie que se equivoca?, ¿o para de algún modo, poco o mucho, influir en la historia de dos personas?. ¿Quién puede tirar esa primera piedra? Yo no, desde luego…
Con los años, dar opinión sobre estos asuntos a la gente que aprecias, se ha llegado a convertir en algo que me da mucha pereza. Y es que nunca me ha gustado hacer de juez, ni en este, ni en ningún tema. Pero en este menos! Lo peor de todo es que tienes que decir lo que piensas, primero porque nadie se merece que un amigo le engañe, y sobre todo, porque cualquier cosa que no sea la verdad estricta, sería una traición. Y por otra parte, un amigo de los de verdad, detectará de inmediato si estás cubriendo el expediente. Así pues, en primera instancia, se hizo un silencio un poco incómodo, que él rompió con un…
- Ya veo que no te gusta…
- ¿Qué más da si me gusta a mí, Miquel,? Me basta con que te guste a ti.
- Pero…??
- No hay peros si tú estás feliz. ¿Lo estás?
- Bueno, lo estoy todo lo que puede estarlo alguien que arrastra varios fracasos a las espaldas, alguno morrocotudo, y que ya ha aprendido que las cosas no duran eternamente. Como comprenderás, me lo tomo de forma diferente a otras veces y pongo mis defensas…
- Ya… eso mismo, dijiste la última vez. Y no me salgas con que esta vez es diferente por favor…
Y sin más prolegómenos me espetó:
- Vale, pues dime exactamente tu opinión sobre …. y sin edulcorantes. Quiero que seas totalmente sincera, pienses lo que pienses.
Silencio… y un poco de malestar por mi parte…
- Veenga… no te cortes, te lo pido por favor!
- Pero no me puedes pedir, ni te puedo dar una opinión equilibrada sobre alguien a quien he visto cuatro horas. No sería justo. Como mucho te podré dar una primera impresión… o casi mejor, a lo que si me atrevo es a hablar de ti. De ti, sí que puedo hablar…
- No te enrolles y larga ya!
- Pfff, puesss … ¿qué quieres que te diga? que desde que te conozco, y no fue ayer, siempre te enamoras de la misma mujer.
- ¿Qué quieres decir con la misma mujer? Aclara…
- Bueno, pero luego no te enfades porq…
- Sinceridad y sin disfraces plis!
- Pues que son siempre el mismo tipo, Miquel. Barbies, con dos dedos de frente, que te doren la píldora y te digan amén a todo, al menos en principio. Y ahora ya, según vas cumpliendo años, cada vez más jóvenes. No les cambias ni la edad tío. Al menos las últimas que yo te he conocido… y ésta, a falta de tratarla más, me ha dado esa misma impresión. No sé que tipo de fijación desarrolláis algún@s que siempre repetís el mismo hombre o la misma mujer… a sabiendas de que lo más probable es otra estrellada. A veces, tengo la sensación de que os dan miedo los compañer@s en igualdad de condiciones, parece que en vez de compañera buscáis un trofeo y…
No me dejó continuar…
- Para, para! ¡joder con la Elena Francis! Me está bien por apretarte tanto. No sé si quería que fueses tan sincera… me acabas de decir poco menos que viejo verde y a ella tarada…
Los dos, jajajajaja!
- Yo, es que veo para los demás pero para mí… ¡me pierden las rubias con pinta de muñecas… que le voy a hacer…
- A ti lo que te pierde, es engancharte a alguien mucho más joven, porque piensas que así, tú, también lo eres… sobre todo si tiene un par de tetas como esas …
- Eres odiosa, ¿lo sabes?
- Lo sé…
- ¿Porqué no se puede enamorar uno de los amigos de toda la vida?
- Porque lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible!
Los dos jajajajaja!
Una vez roto el hielo, y ya por la segunda cerveza, seguimos hablando largo y tendido, mejor dicho ya distendido, sobre la cuestión, pero sin personalizar. Miquel, entre otras cosas, es un sabio conductor y reconductor de conversaciones, no en vano es un gran publicista, lo que quiere decir también un sabio manipulador. Y en un momento dado surgió el tema de las defensas que todos y cada uno ponemos y hacemos servir, al cabo del tiempo, para protegernos de este y otros tipos de agresiones y desilusiones a los que la vida nos va enfrentando. Fue en ese instante cuando me vino a la memoria, que hace muchos, muchísimos años,* al leer uno de los cuentos de La Muralla China de Kafka, pensé que en su extraña simbología, se adaptaba perfectamente al tema que estábamos tratando.
Cualquier día, sin más preámbulos, os pongo esa segunda parte.
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martes, 11 de agosto de 2009

Abre la muralla...






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Adaptación de un texto de la Muralla de Kafka, a petición de un buen amigo.

Porque somos muchos los que nos escondemos detrás de las palabras.
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He dispuesto la obra y me parece bien lograda. Desde afuera sólo se ve un gran agujero, éste en realidad no conduce a ninguna parte y a los pocos pasos se tropieza con la roca. No quiero jactarme de haber ejecutado esta treta de forma deliberada, pero finalmente me pareció ventajoso dejar este agujero sin rellenar. Por cierto, hay astucias que, por sutiles se aniquilan a sí mismas, eso lo sé mejor que nadie, e indudablemente constituye una audacia llamar la atención con este agujero sobre la posibilidad de que aquí exista algo digno de ser investigado. Sin embargo, se equivoca quien crea que soy cobarde y que solo por cobardía ejecuto la obra.

Relativamente cerca de este agujero se halla, cubierto por un manto de musgo suelto, el verdadero acceso, tan bien asegurado como se puede estarlo en el mundo. Naturalmente, alguien podría pisar el musgo o embestirlo. Entonces mi obra quedaría al aire y quien tuviera ganas- nótese sin embargo, que para ello se requerirían condiciones no demasiado frecuentes- podría penetrar y destruir todo para siempre. Eso lo sé bien, en el oscuro musgo soy mortal. Pero lo mejor de mi construcción, aunque engañoso, es su silencio. Repentinamente puede interrumpirse y todo habría terminado y tendría que comenzar de nuevo. Pero por el momento todavía existe.

He ensanchado también las galerías, hasta convertirlas en pequeñas plazas circulares. Allí puedo abrigarme en mí mismo y descansar. Y duermo el dulce sueño de la paz y el deseo satisfecho, aunque de tiempo en tiempo el sobresalto me arranca del sueño y entonces atisbo, atisbo el silencio…

Y es que yo necesito la inmediata posibilidad de escape. Vivo en paz en lo más profundo de mi casa, y entretanto se me aproxima sigilosamente el enemigo. No quiero decir que tenga mejor olfato que yo, tal vez me ignore como yo a él, pero tengo la ventaja de estar en mi casa y de conocer perfectamente todos los caminos y direcciones. Aún así, necesito tener conciencia de que en alguna parte hay una salida completamente expedita y fácilmente alcanzable.



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Es mucho más largo, pero p'agosto más que suficiente..., en breve, te envío el resto.
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domingo, 9 de agosto de 2009

Antes de que cuente diez...


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Puedo escribir y no disimular
es la ventaja de irse haciendo viejo
no tengo nada para impresionar
ni por fuera ni por dentro
la noche en vela va cruzando el mar
porque los sueños viajan con el viento
y en mi ventana sopla en el cristal
mira a ver si estoy despierto
me perdí en un cruce de palabras
me anotaron mal la dirección
ya grabé mi nombre en una bala
ya probé la carne de cañon
ya lo tengo todo controlado y alguien dijo
no, no, no, no, no...
que ahora viene el viento de otro lado
déjame el timón
y alguien dijo, no, no, no...
lo que me quedará al final, serán mis pasos, no el camino
no ves que siempre vas detrás, cuando persigues al destino
siempre es la mano y no el puñal, nunca es lo que pudo haber sido
no es porque digas la verdad, es porque nunca me has mentido
no voy a sentirme mal, si algo no me sale bien,
ya he aprendido a derrapar y a chocar con la pared
que la vida se nos va como el humo de ese tren
como un beso en un portal antes de que cuente diez
y no volveré a sentirme extraño aunque no me quede a conocer
y no volveré a quererte tanto y no volveré a dejarte de querer
Deje de volar un día en el barro y entre tanto barro me encontré
algo de calor sin tus abrazos, ahora sé que nunca volveré
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Fito Cabrales (Filósofo)
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lunes, 3 de agosto de 2009

Más allá del Arco Iris...


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A todos los niños que un día fuimos.
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En el valle en que transcurrió una parte importante de mi niñez, en los claros que se producen entre las lluvias diarias se forman unos maravillosos Arco Iris. En ocasiones, sobre todo a finales de verano, no es extraño ver hasta tres al mismo tiempo. Y hace muchos, muchos años, un día, conté cinco. Hay veces, que están tan próximos, que parece que puedes llegar a caminar o fundirte en ellos con facilidad.

Es éste un fenómeno, al igual que los rayos de sol que se colaban por los resquicios de la ventana de mi habitación cuando era niña y que me gustaba “cortar” con mi mano, para luego apartarla y embobarme en la contemplación de aquellos brillantes haces de partículas de polvo iluminadas y suspendidas en el espacio, como por arte de magia, que incluso ahora, que sé de su mecanismo a la perfección, siempre me producen una fascinación especial.

De pequeña, y ya he olvidado de donde saqué esa idea, habitaba en mí la creencia de que si conseguía atravesar un Arco Iris, o atrapar uno de esos rayos de sol, podría acceder al mundo mágico de los cuentos, donde vivían todos los personajes que poblaban mi imaginación. Os confieso que muchos, aún sin quererlo, o sí... todavía me acompañan. Y es que al final, fantasear con historias fantásticas y prodigiosas siempre fue una de mis actividades preferidas.

Hoy, he visto uno.


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sábado, 25 de julio de 2009

De aniversarios virtuales...


Después de casi 80 entradas y cerca de las 10.000 visitas, el 28 de este mes, este blog en compañía de su dueña, está a punto de cumplir un año. Cuando lo abrí, nunca imaginé que escribiría en él con la regularidad con que lo he hecho y mucho menos que tocaría temas tan diversos y personales. En este tiempo he descubierto un mundo que nunca antes supuse que existiera. Tampoco sospeché cuando me inicié en él, que fuera a influir en mi vida en la forma en que lo ha hecho. Comencé en esto como un “divertimento” que en un principio, me resultaba hasta extraño, y sin demasiada intención de ir más allá de unos meses, en una especie de reto conmigo misma contra las tecnologías informáticas y la madre que las parió. Y sigo en ello, aunque la puñetera informática me siga ganando por goleada…

No me planteé ni por un momento, los meses de intensos y magnos descubrimientos que me esperaban. Muchos de los cuales me han pillado totalmente desprevenida. Entre otras muchas cosas, me llamó la atención, el hecho que desde el primer post, hubiese personas interesadas y capaces de leer hasta el final un texto escrito por mí, algo que me creó auténtica fascinación por este medio. ¡De verdad!. O la cantidad de comentaristas muy jóvenes, que se sienten atraídos por los temas que aborda alguien que ya comienza a ir de vuelta. Este asunto me satisface de una forma especial, porque quiere decir que aún sigo en el mundo y no me he perdido en desvaríos paranoicos. O darme cuenta como percibo que tengo varios “alter ego” por aquí perdidos, a los que no nombraré por miedo a olvidar de forma ominosa a alguno de ellos. Y a los que nunca hubiera descubierto sin la ayuda de este mundo virtual.

Tampoco planeaba por ese entonces mostrarme en la forma que lo he hecho, ni muchísimo menos. La verdad es que, desde aquel meme que me propuso mi buen amigo Luis Antonio, donde me pedía que me definiese en tan solo seis palabras y que resumí alegremente con “una pesimista refugiada en la ironía” hasta la catarsis de las entradas de Cristalia, provocadas por un comentario dejado en el Cuaderno Nocturno de mi también buen amigo Antonio Castellón, y algunas otras, hay un trecho importante. Pero todos, del primero al último de los que aquí entrasteis en este año habéis influido en mí y en mi vida de una u otra forma. Incluso los que estáis lejos de mi sensibilidad y con los que no ha habido un buen feeling, o aquellos otros, por suerte los menos, con los que se han producido malos entendidos. Aunque debo reconocer que algún@s han tirado de mí de una forma especial y sorprendente de la que estoy encantada.

Y a fecha de hoy, todos vosotros, sobre todo los habituales, sois importantes en este espacio y también en mi vida, porque en él se desarrolla una parte ya importante de ella. Virtual para vosotros, y completamente real para mí. Como igual de real es para vosotros, que estáis leyendo este comentario y yo lo estoy escribiendo. E igual de virtual resulta para mí cuando os leo. Pero ya realidad y virtualismo se confunden en mi alma y mi cerebro. Sólo conozco personalmente a uno de mis lectores, a Doña Gárgola, un lujo de persona y un auténtico regalo que me ha proporcionado la vida y este mundo virtual. Porque ella así lo escogió y yo así lo quise. Estoy segura de que ella me pone cara y me imagina escribiendo esto. Pero todos los demás, de alguna manera, también os hacéis vuestra concreta composición de lugar. Al igual que yo.

Me gusta del virtualismo, este partir de cero. Ni altos ni bajos ni rubios ni morenos, ni nada de nada. Lo primero que de nosotros vemos en la red, es esa parte de nuestra alma que se insinúa y se adivina en nuestras letras. Una parte de nuestro yo más profundo late siempre en ellas y a partir de ahí estiramos del hilo. Escogemos a los amigos y vamos a su casa cuando queremos y porque queremos. Dejamos huella o no… sin presiones, incluso cuando algo no nos gusta o nos desagrada. Renovamos cuando nos viene bien y nos vamos cuando nos cansamos. Sin obligación, sin compromiso y sin imposiciones, ni cumplimientos de ningún tipo. Justo a la inversa que en el mundo real, en donde acostumbramos a clasificarnos, en primera instancia, por cánones o preceptos mucho más rígidos y superficiales, como la apariencia física, la edad, las clases sociales, o el maldito y abominable “que dirán” lo que nos hace perder en muchas, ¡demasiadas! ocasiones a gente muy válida y realmente interesante, que aquí en Virtualia, circula con la total libertad que da el anonimato y la falta de prejuicios. Algo que nos destapa a todos de una forma tangible y patente pero impensable en el mundo real. Sé también que no faltan los inconvenientes en este mundo, y que no son pocos, pero hoy “no tocan”. Y en este aniversario inminente, quería compartir con todos vosotros el placer de haberos descubierto y viceversa.

Así pues, ya veis que este blog por el momento, está muy vivo y con ganas de seguir dando guerra hasta quien sabe cuando! Que sepáis que, salvo que queráis, no os libraréis de mí fácilmente…Un beso para todos y gracias por estar ahí.


lunes, 20 de julio de 2009

Eran terrícolas. ¡Lo juro!

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Conversación oída al azar en no importa el lugar, entre varios Neandartales . Se advierte a los lectores que puede herir su sensibilidad. La mía se quedó hecha polvo.


-Bueno, pero te la tiraste o no…? (neandartal 1)
-Bah! más sosa que el cagar, las macizas es que ni se mueven tú! La …. ésa sí que folla como una puta. (neandartal 2)
-jajajaja (coro de neandartales)
-Joder macho! Pues la... tiene una pinta de golfa que no se la acaba. Eso es que iba pasada de cojones… (neandartal 3)
-jajajaja (coro de Neandartales)
-A ver, guarrear guarreamos lo nuestro, pero es que al final con todo lo que le di, se durmió la hijaputa, pero yo me corrí igual eh! (Neandartal 2)
-Acabáramos! Porque se durmió, que si no… bla, bla, bla (neandartal no me acuerdo)
- jajajaja (de nuevo coro de Neandartales)

Como pude, y ya a punto de vomitar, me levanté y me fui.

¿NUNCA VA A CAMBIAR NADA?


Es este un tema, sobre el que me cuesta escribir, por lo que conlleva de polémica. Si he de ser sincera, a pesar de considerarme militante por activa y por pasiva del mismo, con los años ha llegado a darme auténtica pereza el abordarlo. Supongo que en ello influyen diferentes factores, como por ejemplo un cierto “miedo”, a la desilusión, algo a lo que por otra parte debería estar acostumbrada, que conlleva descubrir que gente a la que aprecias, personal y, o, virtualmente, o pasa o no tiene la misma sensibilidad que tú al respecto. Incluso porque sé, que para según qué mentes, resultaré un tanto o un mucho “integrista”, con lo que ello acarrea de críticas. De las que paso off course!

Pero sobre todo, años ha, que me indigna en grado sumo y me harta tener que justificar, aún a estas alturas del siglo XXI, lo evidente. Y que haya compañero-as, supuestamente Homo sapiens que justifiquen lo injustificable con la bromita de turno y se queden tan anchos. Supongo que queda claro pues, lo que pienso y lo que siento sobre el mismo.

¡Vaya racha!




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Ilustraciones (grafittis de banksy) clickar encima para ver
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martes, 14 de julio de 2009

Nocturno silente

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Para Pep, que hoy cumpliría años
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Vencido el ánimo

rehén del dolor

se fuga el espíritu

en el nocturno silente

Próximo está el confín

de su esencia perdida

en un alma vencida

esperando en el viento

se aproxima el día
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galería de Molamax(Flickr)
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