Cuanto más mayor me hago, más me convenzo de que la singularidad es una quimera. Y esto viene a cuento de que hace unas semanas que disfruto de la compañia de un viejo amigo que se está separando. Anda insomne y más triste que un lobo sin luna. Todas las noches intento darle conversación a ver si se relaja y le entra el sueño, pero extraña demasiado su cama... Y cada día nos dan las tantas hablando del mismo tema. El eterno tema. De todas esas horas de "conversaciones en la cumbre" sólo hemos sacado una conclusión: que pocas diferencias hay entre unas peripecias vitales y otras. Nos parecemos más de lo que nos gustaría.
Hemos apostado a que no sería capaz de hacer un resumen comprensible, de aproximadamente 100 líneas, aquí en el blog, de nuestras conversaciones. JA!
A ver....
Si obviamos el concepto "amor" de otras culturas, que no sean la occidental, yo creo "a grosso modo", que en el fondo, en el amor galán, a quien amamos en realidad, es al reflejo que creemos ver de nosotros mismos en el otro. Pero el otro siempre será el otro...y acabaremos por darnos cuenta de ello. De ahí la frustración y la mayoría de rupturas. Y establecimos ambos que, ésto, no dejaba de ser una opinión y por lo tanto subjetiva.
La psicología dice que tanto el principio como el final de una relación, y la relación en si misma, se deben a una combinación de hormonas, sustancias químicas segregadas por nuestro cerebro y factores ambientales. Pero los humanos preferimos seguir aderezándolo con toda la parafernalia que le atribuyen la poesía y la literatura en general.
Y aunque "a priori" en los primeros estadios de cualquier relación, ambos partenaires acostumbran a creer que el que "se quedará" será el otro, llegado el momento del adiós, e independientemente del rol que nos haya tocado, todo el mundo dice pasarlo fatal. Tanto el que se va como el que se queda. Pero va a ser que no es lo mismo "irse" del paraíso amoroso, que, que te echen... Porque el que se va, tiene la gran opción : escoger. Y el otro, no tiene una mierda, que es como se siente mi amigo ahora mismo. Y todos, en ese mismo trance.
Todo este preámbulo, viene a propósito de que, de que lo que más hemos hablados estas noches pasadas, es sobre esa especie de "protocolos" que se han ido creando para las rupturas.
Él cree, y así lo ha puesto en práctica, que desaparecer por el foro es la mejor opción. Dolorosa, pero la mejor. Me decía la otra noche con mucha amargura: ¿de que sirve insistir en las razones o acribillar a preguntas al otro? Lo que importa es que ya no quiere estar conmigo. Porfiar le da la misma sensación de penoso ridículo de esos pretendientes trasnochados, que no se dan por vencidos nunca. Sin darse por enterados de que no tienen posiblidad alguna. Es más, dice que de ahí al acoso hay una línea muy fina y fácilmente traspasable sin darte ni cuenta. Generoso, con un gran sentido del ridículo y un tarro muy bien amueblado, mi querido Miquel. Por mi parte, le apoyo, pienso que por más empatía que le pongamos a la "cosa" y aunque lleguemos a entender las razones del otro, ello, no mejorará gran cosa los sentimientos de pérdida y el machaque de la auto-estima. Puede ser incluso peor. Y me joden bastante los que van de "buenos" y dicen entenderlo todo.
Luego hablamos de esas rupturas, en las que uno de los miembros manifiesta dejarlo porque el otro "es demasiado para él" o para no hacerle daño porque "lo ama demasiado". De pronto ¿nos creen estúpidos?. Transcribo entre comillas un texto que no es mío pero que viene al caso (no consigo recordar donde lo leí) decía algo así: "más que una declaración de hechos es un subterfugio brutal, que esconde la realidad de estos seres, y digo seres porque no me parecen humanos adultos, sino más bien niños de edad madura, ombligos de su mundo y carentes de empatía. Si, uno, es el más capaz y el más perfecto para tí... ¿qué te induce a ser un cabrón y dañar por dañar?. Lo clavó quien sea ¿verdad?. Desde aquí mis respetos.
Y aún dijimos más. Están esas rupturas en las que aparece un tercero de por medio. Tremendas, quizás las peores, porque matan toda esperanza de entrada. Obviaremos la cara de imbécil que se te queda cuando te enteras (siempre el último of course) y estuvimos de acuerdo, en que por otra parte, acostumbran a ser las que pasan más rápido. La misma falta de opciones, y la miseria en que te sumen, acostumbra a despertar un odio de auto-defensa que mata todo ese desamor más rápidamente que en otros casos. Descartando los casos patológicos, claro está.
Pero Miquel cree que aún hay otra ruptura peor, por cruel y sibilina. De un egoísmo supino. El dice haberse sentido durante bastante tiempo, y después de que su pareja le confesara sus "dudas", como un coche de segunda mano, con alma, a la espera de que salga un modelo nuevo que guste más o que tenga más prestaciones para cambiarlo por el viejo. Y da por seguro, que han ido probando diferentes modelos hasta llegar al actual. Cree haber sido compartido y comparado. Mientras él, aun a sabiendas de que, eso, era así, ha seguido dándose (regalándose diría yo) al 100%. Con la secreta, pero inútil esperanza de que esa actitud disipase cualquier tipo de vacilación.
Sólo se me ocurrió un :¡joder que putada! que lo trajo de nuevo a este mundo.
Y dijo más, contó que en una ruptura anterior, en la que fue también el que "se quedó" el recuperarse con una cierta prontitud, lo colocó de la situación de víctima, casi a la de "falso enamorado e hipócrita"... lo que me lleva a preguntarme: ¿sólo somos víctimas creibles, o buenos, en tanto en cuanto, estamos jodidos? Y...¿quién determina el tiempo de duelo conveniente? o ¿quién puede medir el dolor??. En términos mas coloquiales también me pregunto ¿cómo se puede tener tanta cara?. Hace años, una de mis gemelas muy precoz ella, en medio de una sus primeras rupturas, me dijo que el “grado de dolor, no da el grado de la putada”. Y es que hay a quien le crece la auto-estima sabiendo que el otro anda de cráneo por sus huesos, durante tiempo y tiempo. Incluso confiesan que se sienten decepcionados cuando le ven rehacerse. No encuentro el calificativo, pero hay mucho miserable suelto por ahí.
Por último, está esa pequeñísima gota en el Océano, cuando ambos se dan cuenta de que la relación está agotada y están de acuerdo en dejarlo. Pocos y afortunados, pero de haberlos, haylos. Quizás seres más evolucionados que han aprendido que vivir en presente es lo que realmente importa. Y que todo en la vida, incluso la vida misma, está sujeto a los ciclos., tal como “hablábamos” en el post anterior.
De todo eso y mucho más hemos hablado querido Miquel, y este es mi “pequeño resumen” . Me sobran unas líneas para recordarte que tu escogiste la extensión y que el que avisa no es traidor. Me debes una cena, y siento mucho que no guste el shusi….ah! ah! ah! haber escogido muerteeeeeeeeeeeeeeeee!!
A los que hayais llegado hasta aquí, disculpad la extensión del Post, pero una apuesta es una apuesta.