sábado, 20 de marzo de 2010

Mágicas miradas...













Retrato de Alice Vanderbilt (John Singer Sargent)
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"Compañera, usted sabe que puede contar conmigo,
no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo..."

M. Benedetti
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Que la mirada es importante en este espacio es obvio, sólo hay que ver como escogí titularlo. Siempre me ha llamado la atención de forma especial, la manera de mirar y la intención que se adivina en los ojos de no importa el ser. Humano o no...

Hace unas cuantas noches llegó hasta mí, diremos que de forma casual, la imagen que ilustra esta entrada. La expresión de esa joven del cuadro, me retrotrajo a una maravillosa parte de mi infancia en cuanto la vi. Me hizo pensar de inmediato, en el semblante soñador de alguien muy cercano y querido para mí. Una de esas presencias benéficas, con las que todos, o la mayoría... hemos tenido o deberíamos tener la suerte de tener contacto y de hallar amparo en algún momento de nuestras vidas. Fue y es aún, la propietaria de una brújula dorada y sin límites, siempre a punto tanto en los momentos ciertos como inciertos, sin importar las tormentas ni la dirección de los vientos.

Si pienso en ese lejano momento de mi niñez en que me interesé por la lectura, el cine o en esa tendencia clara y definida hacia la meteorología y el paisaje, incluso en mi afición a la Física... no andaba lejos esa mirada, en la que reconozco a mi mejor compañera de sueños y juegos ¡sin lugar a dudas!

Pero esto, no deja de ser una breve reflexión posterior a mi tropiezo con esa pintura. Y aunque sé que será pobre e injustamente limitado, el intento de reflejar en unas pocas líneas, tantas vivencias y sentimientos en común, desde que la mirada de ese cuadro me habita, no puedo dejar de pensar en algo que nos une de una forma muy particular.

Hubo un tiempo en nuestra infancia, a veces tan extraña y complicada como libre y solitaria, en que esa situación y esa unión indestructible casi a partes iguales, nos transportaba a mundos inalcanzables en nuestra cotidianidad. Eran días, en donde la soledad y la ausencia de adultos de un viejo y soleado caserón, eran sólo el marco de otra realidad mágica, por donde navegábamos en universos de ensueño que a muy pocos y en contadísimas ocasiones, permitimos compartir...

¿Recuerdas ese ruego imperioso "esta vez me toca a mí" de alguno de nuestros amigos de esa época? No hace tanto que uno de ellos confesaba, que ser el seleccionado les hacía sentirse como tocados por "la varita del hada" y añadía que todos sin excepción, conservaban aún en su memoria esa grata sensación.

Y mientras tu y yo, oficiábamos de anfitrionas y codirectoras de sueños y ensueños varios, sin importar mucho el porqué de esos encierros y retiros ocasionales que terminaron por ser casi un secreto privilegio... de los vetustos armarios, herrumbrosos baúles, arcaicas y apolilladas cómodas, polvorientos y velados desvanes, de aquella un tanto destartalada casona, surgían vaporosos tules, rutilantes lamés, esplendorosas y plumíferas boas, elegantes y extraños sombreros o deslumbrantes y olvidados trajes de fiesta, que utilizábamos como catalizadores de esos itinerarios fantásticos, que podían convertir una sencilla manta... en suntuosa jaima del desierto o en mágica alfombra voladora, que nos conducía a un colorido y abigarrado mercado persa del lejano Oriente, en donde luchábamos encarnizadamente contra un malvado Visir que nos cercaba con sus huestes.

Todo! absolutamente, estaba a nuestro alcance en esas horas de encierro involuntario, que nuestra imaginación sabía como convertir en horas de preciada libertad sin vigilancia. La sola presencia de una dorada y trasnochada cornucopia o un pesado y descolorido cortinaje de terciopelo, podían convertir en Palacio Versallesco ese antiguo y gran salón, que minutos más tarde una atrevida boa de plumas o unos sutiles botines de cordones, transformaban en divertido y bullicioso Saloon del Far West. Tampoco faltaba nunca, la carroza que se dirigía a todo galope hacia un duelo imposible de superar... despeñándose irremediablemente con la princesa en el abismo... pero a la que en el último y más comprometido instante, el capitán de un bajel pirata amigo, del que yo debía ser siempre e inexcusablemente, bajo tu tolerante aquiescencia, la capitana... salvaba de una muerte irremediable para terminar huyendo en un plis, izando la mayor a toda vela, gracias a un viento afortunado y salvador, con toda la tripulación...

Nada escapaba a la fantasía desbordante de dos recalcitrantes y empedernidas lectoras de toda clase de literatura fantástica, heroica y de aventuras. Espectadoras singulares, además, de un sorprendente e inaudito "cinema paradiso" de ese rincón perdido. Aunque en el fondo, en ese maravilloso valle del Arco Iris, en donde hadas, trasgos y duendes fueron compañeros inseparables de una insólita infancia, todos nosotros estuviésemos mucho más cerca de la desamparada y tierna Dorothy del Mago de Oz... y como a ella, ningún fantástico o hechicero mundo nos fue ajeno o lejano.

Mágicos, intensos e inolvidables días los que esa pintura ha traído a mi imaginación.
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lunes, 8 de marzo de 2010

En femenino plural...


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Nunca me he contado entre los amantes de conmemoraciones especiales y días de... por lo que conlleva de institucionalización de la desventaja, de la diferencia, se refiera esta a lo que se refiera. Todos y cada uno de los días deberían estar dedicados a salvar no importa el hándicap. Pero nunca dejaría pasar esta fecha del 08 de Marzo declarada, en principio, a favor de aproximadamente un poco más de la mitad de la humanidad. No es este un colectivo cualquiera. Es "el colectivo".
Sí, a pesar de los millones de infanticidios selectivos de niñas, femenicidios globales, (neologismo que, el lenguaje siempre tan machista, ni siquiera recoge en el diccionario de la RAE), sin importar la cultura en la que nos movamos y las innumerables dificultades que el género sigue aportando, seguimos siendo más... pese a quien pese. Y aunque eso no sea óbice para que la estulticia, la pobreza y la miseria lleven en muchas más ocasiones un nombre femenino, no deja de ser un "aviso a los navegantes" de la resistencia desarrollada a lo largo de generaciones. Esto no hay quien lo pare... no tiene marcha atrás. Se nos podrá retrasar pero no parar. Ya no.
Aún así, sin importar nacionalidades, razas o edades, el género continúa marcando de forma negativa y peyorativa la vida de miles de millones de seres, de los cuales no son pocos los que viven en régimen de esclavitud o de semi-esclavitud por el hecho de ser mujeres. La Geografía y la estadística son reveladoras en este sentido. Sería largo y prolijo ¡inacabable! citar aquí todas las infamias y felonías cometidas en el mundo contra el género femenino en el presente y a lo largo de la Historia en nombre de religiones y pseudo culturas, curiosamente todas dirigidas por hombres, que amparándose en tradiciones trasnochadas, obsoletas y fuera del sentido común más elemental siguen esclavizándonos.
Sé que las desigualdades y las injusticias tienen diferentes niveles, dependiendo del lugar geográfico y sobre todo de la cultura en la que se desarrollen, pero eso no disculpa ni una sola de las iniquidades cometidas por leves que parezcan en comparación "con"...
No es lo mismo estar sometida a una doble jornada laboral debido a unos roles de género ya trasnochados y obsoletos, que qué te entierren viva y te lapiden por hacer uso de tu libertad sexual. Aunque aquí también se nos censure en ese sentido. El varón sigue siendo considerado un triunfador en cuanto a su promiscuidad, mientras que la mujer es fuertemente censurada en ese mismo asunto. Y sigue sucediendo en las nuevas generaciones. Tampoco es lo mismo, aunque no tenga disculpa alguna, la injusticia de una desigualdad retributiva ante exactamente el mismo desempeño de funciones laborales, o que te releguen sin reconocimiento alguno, por la gran colaboración social que representa la cada vez más "extraña" maternidad, que qué te nieguen el acceso a la educación, a la libre circulación, incluso a la libertad de presentación ante el mundo.
La burka, el chador y todo tipo de velos y distintivos (incluyendo los occidentales de monjas y demás...) me parecen inadmisibles, por más políticamente incorrecta que les pueda parecer a algunos esta opinión. Y me lo parece, por que en última instancia, son una muestra de sometimiento al varón. Y si no, de qué en Irán y en cualquier sociedad islámica regida por la Sharia necesitarían de una policía política que actua en ese sentido contra las mujeres en una intromisión intolerable. Y no seguiré relacionando obviedades que todo el mundo conoce. Como esas sentencias de violación en las que se culpabiliza a la víctima por hacer uso de una indumentaria determinada. Increíble pero sigue sucediendo.
Y en estos tiempos involucionistas y de una relatividad cultural que intenta justificar lo injustificable de algunas, para mí, mal llamadas culturas, quiero referirme a un fenómeno que atañe a occidente de una forma especial y que me parece especialmente pérfido por lo que conlleva de pérdida de referente para otras culturas menos avanzadas en este sentido.
Sin entrar en disquisiciones de quién lo impulsa y porqué, aunque por otra parte resulte obvio... Muy brevemente, diré, que existe desde hace unos años una tendencia de pensamiento que intenta desprestigiar al único movimiento que siempre e incansablemente ha trabajado a nuestro favor, en un intento de incluirlo en un radicalismo que siempre le ha sido ajeno. Y es que las que seguimos muriendo a manos de otros o continuamos condenadas al ostracismo más vil y cruel, seguimos siendo nosotras, por si alguien se le olvida. Asimismo, desde esos mismos sumideros parte la misma y recurrente vieja idea de ¡como no! culpabilizar a las mujeres de la condición en que se encuentran. La culpa recae ahora mismo en la educación materna, sin nombrar a la paterna... que se supone la ¿logica? Sin tener en cuenta el lavado de cerebro secular al que hemos sido y somos sometidas, casi, desde que el mundo es mundo. Y a fe! que a la vista de como se expresan algunas... lo consiguen.
Y por una vez, desde esta pequeña y modesta tribuna, quiero romper una lanza a favor de esas valientes que siguen trabajando a pesar de ser criticadas y vilipendiadas desde diferentes ámbitos y a cambio de "nada". También dejar constancia de mi apoyo incondicional a todos/as aquellos que contribuyen de alguna forma con su actitud y opiniones a que esa desigualdad disminuya por poco que sea, y os invito a hacer lo mismo. Un abrazo a todos.
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