sábado, 19 de mayo de 2012

Navegamos...

                                                             Imagen de  La mirada de cristal
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Lento, como el tiempo en el espejo, palidece el sol en la ventana.Todo se borra tras los párpados...

Abandonado a una luna temprana y complaciente, resplandece el mar... navega/mos hacia la larga oscuridad. Silencioso periplo a destino, en la misma extraña soledad  de la llegada.

Igual o heterogéneo, menudea el camino. Hoy dispar, quien sabe porqué… 


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sábado, 12 de mayo de 2012

Invictus...

                                              Imagen hallada en Internet de origen incierto
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                                            Con cariño, para un amigo muy querido
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En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias, no he gemido ni llorado,
ante las puñaladas del azar.
Si bien he sangrado, jamás me he postrado,
más allá de este lugar de ira y llantos
donde acecha la oscuridad con su horror.
No obstante, la amenaza de los años,
 me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda...
Soy el amo de mi destino
Soy el capitán de mi alma

William Ernest Henley 
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domingo, 6 de mayo de 2012

Escogiendo...

Imagen de La mirada de cristal
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“No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible…
(Píndaro) En el Mito de Sísifo .
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No hace mucho, conversaba con una amiga sobre un tercero, del que ambas tenemos fundadas sospechas de que quizás tenga intención de “desaparecer” de una forma definitiva a no tardar. Pues bien,  finalizada la charla, el tema de la misma me dejó pensando largo rato. Porque con mayor o menor intensidad, incluso con determinada frecuencia… es algo que alguna vez, todos, nos hemos planteado, aunque sólo haya sido como  auto-especulación  emocional en soledad o  en una sencilla pero “a profundis” conversación de café con alguien de confianza. Añadiré también, que al igual que ese tercer amigo, ambas creemos  firmemente en la legitimidad absoluta de tan denostado recurso. Denostado, socialmente hablando, claro.

Y más allá de motivos o porqués de cómo se llega a esa  disposición del ánimo… que me abstendré  de calificar de forma alguna, ya que el adjetivo que lo haría, variará en un amplio arco, desde la tristeza a la liberación según el momento existencial en que nos hallemos y sobretodo de  las creencias  y valores de cada uno...

Lo primero que me he preguntado es:

 ¿Dónde está la diferencia entre intención y determinación? Quizás en algún punto de la frágil línea existente entre el  pensamiento del presente y lo que más tarde, en esta entelequia de tiempo que nos posee o nos ¿aprisiona?… será el hecho pasado. Pero eso será  así,  sólo si el “acto” sucede… si en verdad esa intención última de nuestro pensamiento primigenio, pasa de la determinación a la ejecución activa. Porque incluso escogiéndolo, la logística de abandonar esta dimensión de manera intencionada no parece especialmente fácil, por muchas y diversas causas.

Si la sociedad como tal, no hubiese creado  mecanismos de control y desprestigio contra esta práctica,  que no es tan antinatural como intentan hacernos creer, probablemente la muerte,  que es tan sólo el colofón de la vida como la “percibimos”...  sería un  tránsito importante sin duda, pero mucho más despojado de tabúes y temores de lo que es, que  viviríamos con mucha más paz y naturalidad. Sobre todo, sin ese pánico cerval, sin  esa rabia gratuita e improductiva, que tantas veces se detecta en los que se van…  Como muestra de todo lo contrario, no hay más que observar la serenidad y dignidad con que  se enfrentan a tal trance otras especies, mal consideradas inferiores. E ilustraré lo que digo con una anécdota personal.  Hace un tiempo, uno de mis animales domésticos, de avanzada edad, sencillamente dejó de alimentarse. Y a pesar de mi  en principio insistencia… para que lo hiciese, os juro que hubo un momento en el que de alguna forma, supo como hacerme  saber su intención y su deseo de marcharse… y aunque pesarosa por lo que sabía se avecinaba…  cesé en mi “encarnizamiento alimenticio”… lo que provocó que dejase de huirme en cuanto me veía y nos permitió a ambas (era una gata) acompañarnos tranquilamente, hasta que llegó su momento.

Y es que vivir “a toda costa” a pesar de lo que sea… haciendo valer  algo tan incierto como la “esperanza”, como único asidero o leit motiv, no me parece lo más acertado. Pero cada uno… tiene  afortunadamente la facultad de escoger lo que desea. Y diferencio aquí entre lo que se “desea” y lo que se “puede”… ya que no siempre es posible llevar a cabo ese deseo, sea  por imposibilidad física, como en el famoso caso Sampedro,  o emocional… causar dolor a otros,  puede ser también un elemento paralizador,  para llevar a cabo ese acto que muchos consideran “liberador”.  Aunque pienso que en este último supuesto es tan sólo una detención temporal… porque creo que hay impulsos humanos, como el de nacer o morir que nos resultan incontrolables. Son ellos los que nos dominan y no al revés.  No quiero obviar la cuestión de la valentía, objeto de tantas suspicacias en este caso, sobre la que diré, que tan bizarro me parece el que decide enfrentar “lo que sea” en esta dimensión, como el que determina el momento para mirar a la muerte cara a cara y no esperar pacientemente a que la parca se pase a “recogerlo”.  Eso sí, morir día a día o saltar sin red…  ambas cosas conducen al mismo lugar...

Está asimismo la cuestión del que en el último instante no se ve capaz de afrontar ese cáliz… porque ir hacia lo desconocido de forma “definitiva”, puede ser para algunos, inspirador de gran temor  y de “virgencita que me quede como estoy…” aunque sea en estado de piltrafa… Excluyo  de todos los supuestos… a los “boquillas”, que ya llevan lo suyo de  per se. Nada hay más ridículo que un suicida ficticio, que no frustrado…  Pero ojo! Porque según las estadísticas, más del 90% de los suicidas efectivos,  lo han anunciado en uno u otro momento. Es decir, no todos los que manifiestan que lo harán lo llevan a cabo pero sí, que ese abrumador  90% de los que lo hacen… lo han advertido en alguna ocasión.
  
Son muchos más, incontables…  los sesgos a tener en cuenta en tal situación, pero no se trata aquí de hacer un análisis vano y presuntuoso por mi parte de lo que Camús, Wilde o Dostoievski, nada menos…  o el paradigmático y admirablemente consecuente  en este asunto,  porque predicó con el ejemplo… Jean Paul Sartre, consideraban el único asunto realmente importante de la Filosofía.  Esto quiere ser, sin más, una sencilla reflexión de asimilación.

Hay además algunos matices de esta cuestión  que me llaman la atención de forma mucho más poderosa que otros. Puede que el principal sean los motivos...  Porque  no es lo mismo decidir esa partida,  para huir de una cierta desesperación transcendental, sin importar aquí el análisis de cómo las circunstancias de ese “absurdo existencial” del que tanto habla la Filosofía desde todos los ámbitos, nos hayan podido abocar a esa situación, que marchar por falta de dignidad o por rescate del dolor de una enfermedad terminal…  sea esta física o emocional…  Claro, que  todos esos motivos,  acostumbran a ser la pescadilla que se muerde la cola. Pero juntos o por separado, en  todos los  casos citados, la “liberación” como contrapunto al  fracaso  vital, sería  el factor determinante de esa decisión.
  
Y  ya para terminar, diré, que tampoco me parece baladí aquí, la cuestión de algo tan aleatorio como lo  que  consideramos “suerte”. Entendiendo por ello el factor de  lo que pudo haber sido y no fue…  por esos “azares causales” o sincrónicos, que todos tenemos o “padecemos”…  en nuestras trayectorias vitales. Eso que muchos nombran como “destino”…  Sobre eso, me remito al texto de T.S. Eliot, que no hace tanto incluía en mi sidebar, porque me parece de lo más apropiado al respecto y que utilizaré para cerrar lo que largo está y sólo ha querido ser una humilde e insignificante disquisición de una profana, que pide perdón por el atrevimiento y la densidad del texto, sobre uno de los puntos más conflictivos de la vida. La muerte escogida.



Tiempo presente y tiempo pasado
se hallan quizás presentes en el tiempo futuro
y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado.
Si todo el tiempo es eternamente presente
todo tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es mera abstracción
quedando como eterna posibilidad
solamente en el mundo de la especulación.
Lo que pudo haber sido y lo que fue
apuntan a un solo fin,
que está siempre presente.

T.S. Eliot.
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