viernes, 29 de enero de 2010

Independence day


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Para ti, niña querida.
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Solicitas panacea y sabiduría. Sólo los pasos que he dado, algunas canas, el sabor de tu misma derrota y algún sueño escondido en un rincón. Como tú. Como él… Como todos.

No hay maldad, es sólo el adiós que viene en su tiempo, envuelto en inicios y oculto en esa voluta de humo que ahora mismo invade tu alma y borra tus ganas de nada. No te puedo engañar niña querida, déjale que te arrase y cuanto antes acabe contigo… antes se irá…

Amor perro. ¡Maldito! Toca ausencia.

Duele en lo extraordinario y atormenta en lo cotidiano. Sé. Tragar sapos por traumas ¿qué más da? si también quedará atrás y hasta te extrañará. Viento que golpea ahí en mitad del pecho. Fuerza que aniquila que aplasta que extermina. Duele, porque anida y hasta abriga.

Existe mientras lastima. Esa es la putada.

Y en ese silencio helado de enrarecida atmósfera, consumes el aire mientras te devasta el sentimiento con nocturnidad y alevosía. De nuevo sé. Entiendo. Yo también. Y él… ¿Y quién no?

Pero… ¿Has visto la Luna? Es azul y hoy, también salió…

Pobre. Oscuro. Inexistente consuelo.

Tú también matarás. Como él. Como yo. Como todos.

¿Y sabes? en el fondo, es el día de la Independencia.

lunes, 25 de enero de 2010

En dubitativo reflexivo... Y si...


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Que la vida es un acto de elección permanente día a día, casi momento a momento, parece evidente. Dentro de ese período que el azar universal nos ha adjudicado a cada uno, estamos decidiendo continuamente que hacer con ese tiempo, con nuestros pensamientos y con los diferentes estímulos que se nos van presentando a lo largo de ella. Hay cosas inaplazables, diría incluso inabordables y fuera de nuestro alcance, como nacer, el trance de parir, incluso morir… aunque en ese cierre de telón se pueda llegar a interactuar. O las catástrofes naturales imprevisibles e inesperadas, que no nos dan la opción de elegir… si no que nos obligan a ello…

Hace unos días, en una comida improvisada de amigos, después de hablar de las tonterías y novedades pertinentes, se terminó por tocar este tema y casi todos intentamos traducir ese jeroglífico que significa tomar una decisión… Hubo opiniones encontradas y para todos los gustos pero de lo que coincidimos y aunamos opiniones, intentaré hacer un breve* resumen. A ver que os parece...

El hecho de escoger, acostumbra a implicar un abanico de opciones y es también una renuncia en si mismo. Sin importar el asunto a dirimir, a menudo representa un dilema difícil, porque a nadie le gusta abandonar alternativas así como así. Por eso somos muchos los que, y perdonarme la ordinariez, “nos la cogemos con papel de fumar” antes no decidimos si saltamos con red o sin red o simplemente si saltamos o no...

Hay temas que no presentan una dificultad especial, independientemente de la idiosincrasia de cada uno y también de la situación vital en la que nos encontremos en ese momento. Por ejemplo, en principio, es relativamente sencillo elegir en una carta de restaurante, donde vamos a pasar unos días de asueto, o si nos vamos de copas el viernes, el sábado… o lo dos días… jeje! Otras veces esas disyuntivas se convierten en un acto inconsciente, como cuando optamos por cambiar inopinadamente un itinerario habitual, o en un insólito arrebato, telefonear a ese amigo del que hace años no tenemos noticias y que de forma súbita, casi inexplicable nos ha venido a la mente. También cuando decidimos hablar con ese desconocid@ que encontramos casualmente ¿o causalmente? en nuestro recorrido vital.

Y aunque todo ello acostumbre a no desembocar en nada significativo en primera instancia, no deja de ser importante. Sobre todo, por lo que puede influir en nuestra trayectoria de vida el “azar” de determinar una u otra cosa. Pero a pesar del asombro que suelen despertarnos las, a veces, consecuencias de esos albures, son planteamientos que habitualmente nos hacemos a “toro pasado".

Hay también temas que no nos comprometen en absoluto, incluso nos permiten quedarnos con todo el conjunto de posibilidades. Un ejemplo muy claro sería la música, el deleite que nos proporciona la contemplación del arte o el disfrute de la naturaleza, aparentemente decisiones sin tensión y en las que el único requisito a tener en cuenta sería el estado de ánimo de ese momento y el fugaz tiempo. Pero aún así, son oportunidades no demasiado abundantes.

Luego están esas otras decisiones, que ya de entrada nos cuestan, que nos ponen los pelos de punta… o nos dan urticaria directamente… son preguntas, que escribiré en condicional dubitativo-reflexivo, y que abarcan todo tipo de cuestiones, profesionales y personales del tipo:

- ¿Y si se lo digo…?
- ¿Y si me voy?
- ¿Y si me quedo?
- ¿Y si abandono?
- ¿Y si presento batalla?
- ¿Y si sigo como si nada?
- ¿ Y si no fuese “esto” lo mejor?
- ¿Y si no es verdad?
- ¿Y si dejo pasar la oportunidad?
Y mil “y síes…” más, que se os acaban de pasar a todos por el cabezo.

Ay! los “ y si…” que dependiendo de la imaginación de cada uno… nos pueden volver completamente tarumbas...

Todos y cada uno de esos “Y si…” sin importar el carácter, las circunstancias o la cultura en que nos movamos, nos pueden retener “ad eternum” a la espera de tomar la decisión más sabia. Y frecuentemente, esperando algún cambalache afortunado, que en la mayoría de ocasiones, a pesar de nuestros fervientes deseos, no acaba de producirse por si mismo. Y es que los Santos Advenimientos, milagritos varios aparte, no nos engañemos, o los provocamos nosotros mismos o no se producirán nunca…
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*eeeh… breve… ¿comparándolo con qué?

sábado, 16 de enero de 2010

Momentos...






































En este extraño mundo en el que habitamos hay veces, como diría mi buen amigo Antonio Martín, que sin saber porqué, una “extraña claridad” nos invade y caemos en la cuenta de algo que nos había pasado desapercibido. Y sea lo que sea se nos hace presente.

A mí, hace días que me sucede tal cosa. Echo en falta a un buen amigo, de los mejores que tengo sin duda alguna, en este mundo virtual. Alguien realmente especial, capaz de rozarme el alma o hacerme sonreír sinceramente, en todos y cada uno de sus comentarios. Dado que es alguien reservado hasta el límite de lo selectivo, en mi dedicatoria sólo constan sus iniciales y no muchas explicaciones.

Pero él sabe... Hoy va por ti C.W.



Cuarto solo
Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esa ausencia que te bebe.
Más allá del olvido
alguna vez de un costado de la luna
verás caer los besos que brillan en nosotros
y las sombras sonreirán altivas
luciendo el secreto que gime vagando
vendrán las hojas impávidas que
algún día fueron lo que nuestros ojos
vendrán las mustias fragancias que
innatas descendieron del alado son
vendrán las rojas alegrías que burbujean intensas en el sol que
redondea las armonías equidistantes en
el humo danzante de la pipa de nuestro amor.
Alejandra Pizarnik.
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lunes, 4 de enero de 2010

Viajando en Nunca Jamás...


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Supongo que haberme tropezado inopinadamente al doblar una esquina, con el Cartero Real del Rey Melchor y una bulliciosa cola de enanos de naricillas coloradas esperando para entregar sus peticiones, con la ilusión de la fantasía pintada en su mirada, habrá influido lo suyo en lo que he escrito en esta primera entrada del 2010. Y es que a falta de nada mejor que hacer, mientras conducía de regreso de un breve viaje mi mente se ha perdido en sus acostumbrados sueños, elucubraciones y musarañas varias… algo que en mí se produce casi por defecto… Y aunque al final mis pensamientos no hayan viajado exactamente en dirección Melchoriana, si que me han dado el pistoletazo de salida para mis reflexiones.

Hay algunos momentos de nuestro recorrido vital que impregnan nuestra memoria de una forma especial y particular. Me refiero a esas primeras impresiones que determinan el sentimiento o la actitud que vamos a tener hacia algo o alguien determinado. Independientemente del rumbo favorable, o no, que le demos a esos impactos emocionales. Quizás la época más destacada en este sentido sea la infancia y también la adolescencia, más que nada, porque es en esas etapas cuando se producen más descubrimientos iniciáticos. Y cualquier experiencia lleva la impronta de lo primigenio. Y nos marca.

Por ejemplo, ¿quién no recuerda con pelos y señales… su primera sospecha sobre los Magos de Oriente?
Pero también, ¿quién no recuerda la primera vez que fue consciente de la inmensidad y belleza del mar?
O de una estrella fugaz…
De ese sentimiento, mezcla de amparo y placer de oír la lluvia repiqueteando en el tejado mientras la ves caer al amor del hogar, tras un cristal semi empañado.
O el íntimo solaz de pasear sobre un lecho de hojas secas en medio de la niebla de un bosque solitario y silencioso.
Y qué decir del gozo amable y el deleite de una música que nos llega…
¿También cómo olvidarse de un rechazo injusto e inexplicable…?
O del arrebato de sumergirse en las aventuras de una buena lectura que nos absorbe hasta aislarnos del resto del mundo y nos convierte en otr@...
Por no hablar del descubrimiento de la amistad por vez primera, ese querer estar con esa persona determinada y no con otra cualquiera.
El éxtasis de un primer beso…
O el dolor inexplicable e inesperado de una primera decepción amorosa...
Inolvidable… ¿verdad?
Entre muchos otros, incontables… son sentimientos, que dejan una huella imperecedera en nuestro ánimo y van a regir de patrón en el imaginario de nuestra sensibilidad y nuestras reacciones ante lo que la vida nos vaya deparando.
Pero para mí, en una muy humana y pura contradicción de mi descreído y cacareado cartesianismo, de todas estas sensaciones, la más significativa y a la que considero especialmente el descubrimiento más fundamental de mi infancia y uno de los de mi vida es:
La Fantasía…
Ese poderoso rapto, amable o no, del pensamiento que es capaz de transportarnos a cualquier mundo posible, más allá de los confines de lo real, con solo imaginarlo. E independientemente de los motivos de esa evasión de lo material, creo que todos los niños sienten esa necesidad del ensueño. Y algunos adultos entre los que es mi deseo contarme también… Estimo que más allá del anhelo que pueda haber de suprimir los límites de la realidad que nos cierne o de embellecerla… hay sobre todo un empeño del ánimo en seguir manteniendo la mirada ilusionada del niñ@ que fuimos y que pervive en nuestro interior.
Cuando todo era aún posible…
De hecho, creo que para muchos de nosotros sigue siendo nuestro “yo” más auténtico. Y a menudo, no en vano vivo en Nunca Jamás, en algunas noches mágicas, con cualquier nimia excusa como la de hoy… mi Peter Pan particular viene a buscarme para llevarme en un hechicero y prestidigitador vuelo más allá de esas fronteras de lo objetivo, de lo tangible… que nos somete y nos aprisiona…

Hoy, mi amigo me ha llevado hacia un bello recuerdo del pasado, de esos que todos poseemos, y que tal vez, cualquier día recree en una entrada… y me ha permitido abrir las alas para emprender un fantástico viaje.
Deberíais probar…
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