domingo, 4 de mayo de 2014

De lo cotidiano


Imagen hallada en Internet de origen incierto
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Para D.K.
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Hay actos, que podríamos definir como de rutina, por la regularidad o la frecuencia con que se producen. Y sin embargo, están lejos de la connotación peyorativa con la  que muchas veces adjetivamos nuestro día a día. Son esa pausa en el camino, que reconvierte ese firme por el que nos deslizamos en algo más liviano, y hacen asimismo, que nuestros itinerarios cotidianos no nos ‘aplasten’ de forma obvia. Creo además, que en según que casos o circunstancias, resultan totalmente necesarios para mantener el equilibrio. Incluso la cordura. Aunque tengo claro, que dicho término, es cada vez de más difícil y ambigua definición. Porque probablemente, en lo que todos estaremos de acuerdo, es en que vivimos en un extraño e incomprensible a todas luces… complejo mundo. A lo que ninguno, somos ajenos.

Hablo de hechos sencillos e imposibles de referir en su totalidad, afortunadamente, por su abundancia. Pero citaré algunos de los más comunes que se me ocurren, como por ejemplo, ese ‘café con o sin periódico’ sin prisas del domingo por la mañana al sol de cualquier terraza o jardín cercano. O en la cama. También, para el que lo tenga, del hábito de un paseo corriente, que nunca resulta el mismo aunque recorramos o nos detengamos prácticamente en los mismos lugares, todas las veces.  O de esa charla cómplice y buscada a menudo… que en la compañía adecuada, que todos sabemos procurarnos, provoca que cualquier tema abordado adquiera o pierda presión a voluntad y necesidad de los contertulios. Y que una vez finalizada, sin importar como o donde te halles, hace que te sientas renovad@ y llen@ de energía. Para muchos, entre los que me cuento, algo tan sencillo como la meteorología, al alcance de absolutamente todo quisque… resulta fuente de belleza y relajación, aún la más inclemente. Toda una maravilla, ver anochecer, amanecer, llover… tormentas y demás fenómenos que todos hemos disfrutado alguna vez.

Por no hablar, de esos tiempos de soledad tan necesarios, aún para aquellos que no son conscientes del relajo que representa la acción de estar y existir solo para nosotros mismos,  ‘dejando de ser’ para el mundo y sus convenciones. Por ejemplo y por citar de nuevo, algunos de las más sencillos, esa ducha de agua caliente o fresquita, a gusto del consumidor, después de un esfuerzo físico. O la natural introspección que se produce tras la lectura de un texto que nos ‘toca’ o ese mágico momento previo al sueño, del que difícilmente guardamos memoria… en donde nuestro yo se fuga a dimensiones desconocidas o al menos no recordadas claramente en nuestra materialidad, permitiéndonos un vuelo imposible en nuestro presente ‘real’. Otro de esos términos, ambiguo donde los haya...

En todo caso y para finalizar lo que largo está,  os deseo, felices y frecuentes vuelos.
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Texto, basado en las vivencias de dos amigas, en una soleada mañana de sábado.

25 comentarios:

  1. Preciosa escritura, intimista, animosa, en la que se deslizan y quedan anotados esos brillos que compensan la casi siempre contínua oscuridad del mundo (a mí me gusta llamarlos "duendes"). Y que nos habla gozosamente de una mirada atenta y descubridora.

    Y la música... como un suave rayo de luna en una noche plena de resonancias, de esos que son como emotivas y cercanas caricias, y llevan en su interior el sabor y el aliento de los buenos sueños.

    Mágica lectura, amiga Crystal. ¡Gracias!


    Antoine de Lakeness
    (bretón, britano y vibrón —que no bribón.)

    :)

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    1. Antonio:

      Pues gracias! por tu siempre generosidad para con mis letras. Y me alegra que te gustasen.

      En cuanto a la música, es una curiosa y preciosa versión de un Madrigal del veneciano C. Monteverdi, que me cautivó en su día.

      Un abrazo.

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    2. ¿Un Madrigal de Monteverdi? Pues ahora mismo me pongo a buscarlo. Gracias de nuevo, Crystal.

      Antuán de Lakeness
      (monteverdiano de pro)

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  2. Tendría mil cosas que decir sobre este tema, pero la peculiaridad de esta tarde me hace ser espontanea. Esas rutinas saludables son ejemplos de la felicidad que cada un@ puede generarse en el día a día, pero podrían ser también la vara con la que se mide nuestra salud mental. Cuando no podemos esperar por esa pausa anhelada es que algo no esta yendo del todo bien. ¿Cuántas personas que conozco viven solo por el mínimo descanso que pueden prodigarse a si mismos entre horas de trabajo? Más de las que me gustaría admitir...

    ¡Yo también te deseo vuelos felices y frecuentes! Y que cuando no puedas esperar por un break saludable, sea por algo que te apasione :)

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    1. Aquamarine:

      Así es, nada mejor que la espontaneidad, para casi cualquier tema ;)). Y sí, hay rutinas que nos hacen la vida más liviana y me parece bueno ser consciente de ello. Has captado perfectamente lo que intentaba transmitir.

      Muchas gracias! por tu atinado comentario.

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  3. Lo curioso del caso es que esos son los únicos momentos que tenemos, sin tanto abalorio, ni tanto envoltorio de vacía trascendencia. Yo que me siento muy proustiano y he sido un antiguo noctámbulo militante. me quedo hoy en día con una mañana soleada de sábado en el mismo instante en que una rosquilla moja la taza de café y se deshace luego en mi boca.
    Bicos

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    1. Max:

      Totalmente de acuerdo contigo. Yo también soy de las que creo que la sencillez está mucho más cerca de lo que entendemos algunos por felicidad, que de la transcendencia, que acostumbra a pesar lo suyo. Tanto, que a veces, puede llegar a aplastar.

      Pero como dicía a miña nai, non hai mal que cen anos dure... nin corpo que o resista...

      Pois eso! e un bico!!!

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  4. Todos esos momentos que citas, y algunos que has obviado, son los auténticos ingredientes de eso que viene a llamarse FELICIDAD. Los que no saben degustarlos tienen motivos sobrados para preocuparse. Todavía están a tiempo... Tu bello texto contribuirá a sensibilizarlos con estas pequeñas/grandes cosas que la vida nos ofrece.

    Un abrazo, Crisal

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    1. Luis Antonio:

      Como le digo al amigo Krapp, también a mí me lo parece. Y aunque haya momentos en el camino en que puntualmente, nos cueste un poco más disfrutar de ellos, creo que más o menos todos, somos capaces de disfrutar de esas 'pequeñas grandes cosas' que citas en tu amable comentario.

      Muchas gracias! por decir que mi texto es bello ;) Y un abrazo.

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  5. El café es alemán o mexicano, según se mire... o ninguno de los dos.
    "A veces un cigarro significa tan sólo un cigarro" (Freud). No le/lo entiendo.

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    1. Bixen:

      Pues yo estaba convencida de que el origen del café, estaba en Arabia y/o 'alrededores' pero tampoco me atrevería a asegurarlo, a pesar de haber sido una gran consumidora del mismo. En cuanto a esa frase de Freud, el que un cigarro sea -a veces- solo un cigarro, me parece todo un alivio. Como quedarse ensimismado en las 'musarañas' propias. Pero cada uno...

      Buena y original aportación, como es tu costumbre ;)

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  6. Tienes mucha razón. En ocasiones uno encuentra tanta satisfacción en la charla de la cola del pan como en una exploración a un pais desconocido. Desde luego lo primero suena a rutinario y está poco valorado, mientras lo segundo parece albergar el placer de la aventura....pero al final, esas charlas con el vecino pasarán a la pequeña o gran historia sentimental de cada uno con igual fuerza que lo otro. Lo triste es que de eso nuncva guardamos fotos...muy buien texto...un abrazo

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    1. Víctor:

      Así es, hay mucho más relajo en ocasiones en la charla intrascendente, que las cargadas de opinión, por más cierta o válida que sea. Y son, en mi opinión, totalmente necesarias para nuestra salud mental. También tú, has captado muy bien el sentido de mi texto.

      Abrazo también para ti, y gracias, por decir que es bueno.

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  7. Tus reflexiones, me hacen consciente muchas veces de lo afortunado o no, que puede ser en ocasiones mi entorno. Hay que prestar atención a lo que vivimos para sacarlo de esa rutina que lo difumina todo. Es probable que la próxima vez que vea llover, sea capaz de disfrutarlo en vez de quejarme. Gracias por estar atenta, Cristal.
    Un regalo, tu entrada.

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    1. Jordi:

      No creas, a veces, en esa dispersión del entorno... reside el alivio que se experimenta. Pero entiendo que te estás refiriendo, a que hay que prestar mucha más atención a las rutinas que nos agradan que a las que nos machacan...

      No es lo mismo coger el metro en hora punta, que ver llover tras el cristal de un lugar que nos resulta agradable ;)

      Un abrazo y muchas gracias por decir que mi entrada es un regalo.

      ah! y feliz próximo 'chaparrón'!!

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  8. Dice, amiga Cristalina, que la felicidad no existe salvo en el día a día, y en las cosas sencillas, sin grandes aspavientos...

    Me lo contó un viejo amigo... Un gato viejo y sabio, que cuando me ve nervioso sabe como animarte... Me dice, simplemente, "anda, dejate de coñas y vamos a dar un paseo..." Y los males se calman...

    Ojala sepamos tener siempre los ojos abiertos a las cosas sencillas propensas a dar felicidad...

    Ojala, amiga

    Un abrazote

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  9. Por cierto, te dejo un par de besos, y otros dos para esa tal D.K....

    Un lujo que la puedas tener cerca...

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    1. Antiqva:

      Pues sí, eso dicen... y estoy de acuerdo en ello. Y mucho más, si lo dicen seres de una sabiduría vital tan intensa, como la de los gatos... (vivo con tres que me lo demuestran todos los días...)

      Y también estoy de acuerdo, en la suerte que tengo en formar parte del entorno, de nuestra común amiga DK.

      Otro abrazote para ti

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  10. El olor a pan recien hecho,la lectura de una carta de un ser querido ver florecer los árboles en primavera o los colores de otoño,la suavidad de la piel y el olor de los bebés,un beso mojado y como a medida que vamos sumando años esos detalles que con la juventud pasaban desapercibidos ahora cobran una especial importancia.
    El café con periódico o ...viendo pasear a la gente tras un cristal en un día lluvioso.
    Un saludo.

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    1. Yuri:

      Todos esos y muchos más... que seguro olvidamos ambos citar... aunque creo que la clave está en actitud con que se vive ¿verdad?. Y está claro que no es lo mismo la vida de unos u otros... Pero me refiero, a que a veces, parece como si el sol solo saliese para algunos... para aquellos que quieren realmente verlo. Sin duda, me estás entendiendo ;)

      Ese, del café con periódico etc... me parece especialmente relajante.

      Muchas gracias, por tu sabia aportación

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  11. Minúsculos soplos vitales que hacen de esto algo un poco más llevadero. También podríamos incluir ese extraño cosquilleo en el estómago...
    Cosas tan dispares y sin embargo tan comunes entre sí.
    Esa mirada, Madame...

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    1. Alfil

      Así es, momentos dispares pero con ese 'algo' en común, sea un cosquilleo en el estómago o esa sonrisa que se nos 'pinta' a veces sin que nos demos cuenta. Me viene a la memoria en este instante, (no sé porqué) un amigo que nombra esos soplos vitales, como momentos 'kitkat'.

      Y sí, cuestión de miradas, Monsieur. Supongo...

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  12. ¿No dicen que son esos momentos los de la verdadera felicidad? Unos minutos fulgurantes pero serenos, instantes donde la grieta de la luz se engrandece y podemos sentirnos bien con nosotros mismos.
    Un besote, querida Cristal

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    1. Querida Virgi:

      Sin duda, algo así. Fulgurantes por lo breves que nos resultan y sobre todo serenos, no podría estar más de acuerdo. La luz que nos alumbra, casi siempre acostumbra a estar en lo sencillo.

      Besotes enormes, también para ti, crack!

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