Imágenes de La Mirada de cristal
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No puedes transitar el camino hasta haberte convertido tú mismo en la senda.
Buda
Siempre he creído, y el tiempo se ha encargado de
demostrármelo en muchas ocasiones, que hay acontecimientos, trances, lugares,
entes, seres… que parece que nos escojan, mucho más que nosotros a ellos.
Quizás por eso, me preguntaba en el vuelo de regreso de mi último viaje, si
además de la vana e imperceptible huella de mi ‘paso’ por esos arcanos y
bellísimos senderos, en que forma, ellos, habrían ‘pasado’ por mí, si es que lo
habían hecho. No es que a estas alturas de itinerario vital, esperase volver
distinta o transformada de ningún modo. Los que me conocéis, sin importar
porque medio, sabéis que esta escéptica, por más que le gusten, cree y confía –poco-
en ficciones o mitologías.
Pero “poco”… no es igual a nada.
Así que mientras me dormía entre nubes de algodón, decidí
que a la espera de alguna más que improbable revelación de ese enigmático
lenguaje, que Jung nombra como ‘sincronicidad’ y que a la mayoría nos sigue
resultando hermético, si no es a posteriori, lo mejor, sería consultar las breves
notas del cuaderno de bitácora de esa expedición, que comencé a preparar con
esmero a finales del pasado año. Y aunque resulte de todo punto imposible resumir en unas pocas líneas, las sensaciones provocadas por las vivencias de
esos días, éste, es el resultado.
Comenzaré por decir, que caminar durante horas bajo la
nieve, la lluvia o el granizo, los más que menos veinte kilómetros en los que
dividí mis etapas, como así ha sucedido, no supera la anécdota. Lo cierto, es
que inclemencias aparte, día tras día a punto de finalizar la caminata de la
jornada, una nostalgia inmediata de ese recorrido me invadía. Luego, en las
conversaciones cercanas de mesón, supe que era una más de los que tenían ese
sentimiento. Y es que, por raro que os pueda parecer a algunos, la meteorología
adversa en según que naturalezas, no hace más que sumar belleza al entorno. Si
a eso le añadimos, que me crié en esa climatología, es probable que el
resultado tenga su lógica.
Lo que está claro, es que en los meses anteriores, mientras
me preparaba en las sierras del lejano Mediterráneo, me ponía metas de tiempo y
dificultad. Pero ahora, más allá de cualquier accidente meteorológico, de algún
momentáneo cansancio u otros inconvenientes, de lo que se trataba, era de
caminar en soledad, sin más objetivo que diluirme en el recreo de esos
bosques mágicos y envolventes… una selva de exuberantes helechos, exquisitos campos floridos o espesos arbustos... custodiada por centenarios árboles, como
gigantes guardianes del Camino. De detenerse sin prisa en la pequeña ermita, a
charlar con el sorprendentemente joven y simpático italiano, hermano
franciscano, que transitando el Camino encontró su destino. O en la aldea perdida, a acariciar al ‘can de palleiro’* que en su atávica sabiduría sabe bien donde escoger ese mimo que no halla en cercanías, y compartir con él, el
almuerzo. Quedarme absorta en lo más profundo del bosque, escuchando el sortilegio de la sigilosa melodía del canto del cu-cu, que no hace sino resaltar el aparente sosiego de una enigmática naturaleza, que en realidad bulle de vida. O holgar en el silencio de una gozosa
soledad escogida, tan difícil de hallar en la rutina cotidiana.
Y lo hice.
Creo que más que andar, he discurrido por bosques y días, un poco fuera del tiempo ordinario. Y sé, que los que los hayáis transitado por esos parajes en más o menos las mismas condiciones, me estáis entendiendo. Es como un tenue fluir, un deslizarse leve... que te impregna del rumor de las mil aguas que los jalonan. Como rozar el alma de un país legendario de misteriosas e inextricables frondas, de suaves y aterciopelados musgos, de gigantescas piedras de 'milladoiro' invadidas por milenarios líquenes que esconden indescifrables mapas del tesoro… donde cuando te detienes a escuchar, se adivina el mágico contubernio de acuáticas ondinas, seráficas hadas, revoltosos trasgos o errantes ánimas de Santa Compaña, que en una extraña y esquiva primavera a punto de finalizar, han tenido a bien lucir y regalar sus mejores galas, que han brillado en un sin par verde-dorado, antiguo e inigualable, que te va ganando y transformando hasta convertirte en un elemento más de esa impenetrable y recóndita cosmogonía, que probablemente solo muestre su auténtico ‘ser’ a algunos escogidos.
Y lo hice.
Creo que más que andar, he discurrido por bosques y días, un poco fuera del tiempo ordinario. Y sé, que los que los hayáis transitado por esos parajes en más o menos las mismas condiciones, me estáis entendiendo. Es como un tenue fluir, un deslizarse leve... que te impregna del rumor de las mil aguas que los jalonan. Como rozar el alma de un país legendario de misteriosas e inextricables frondas, de suaves y aterciopelados musgos, de gigantescas piedras de 'milladoiro' invadidas por milenarios líquenes que esconden indescifrables mapas del tesoro… donde cuando te detienes a escuchar, se adivina el mágico contubernio de acuáticas ondinas, seráficas hadas, revoltosos trasgos o errantes ánimas de Santa Compaña, que en una extraña y esquiva primavera a punto de finalizar, han tenido a bien lucir y regalar sus mejores galas, que han brillado en un sin par verde-dorado, antiguo e inigualable, que te va ganando y transformando hasta convertirte en un elemento más de esa impenetrable y recóndita cosmogonía, que probablemente solo muestre su auténtico ‘ser’ a algunos escogidos.
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*Can de palleiro: raza de perro autóctona.
Que bien lo has dicho.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pedro. Tú estás en esa categoría que cito, de los que me entienden por haber caminado esas 'tierras'. Aunque lo tuyo, en realidad es una auténtica hazaña... casi 800 Km de un tirón!! es una barbaridad. Cosas de los de Bilbao :) :)
EliminarTe admiro, chaval.
Emocionante, tanto el texto como las fotos, Cristal. Dan ganas de calzarse las botas y echarse al monte, para recorrer esos caminos.
ResponderEliminarPerfecto, como de costumbre.
Gracias, Godot, pues ya sabes, el Camino espera y acoge a todos sin distinciones, así que adelante!
EliminarUn Abrazo.
Si... has oído el susurro de los Gigantes. Lástima no tener más tiempo.
ResponderEliminarAahh, amigo Alfil... tú que te has criado en tierras de Normandía, también estarías feliz por esos caminos. Estoy segura.
EliminarNo solo he escuchado su susurro, a algunos los he abrazado y he conversado con ellos.
En cuanto al tiempo, si realmente quieres hacerlo, al final saldrá a tu encuentro y lo harás :)
mare meva nena, m'has posat els pèls de punta, si no fos perquè em sento incapaç de caminar 10 quilòmetres, et prometo que et acompanyaria allà on el cos i els peus et portin, que meravella, fins hi tot e visualisat el camí
ResponderEliminarRosa, rosae, rosam:
EliminarMoltes gràcies, bonica! i ja saps, no cal fer ni totes les etapes ni el mateixos km de cop. Cadascu, fa el que pot i quan pot.
I descansa, perque a Praga... caminarás lo teu eh? :) :)
Mágico y maravilloso relato de tus andanzas, querida. Me dan ganas de ponerme en camino. Si no fuera porque en breve lo haré hacia otros lugares.... ya te contaré. Un abrazo grande y gracias también a ti por compartir tus sensaciones, pensamientos, emociones. Gracias por hacernos parte de la senda. ;-)
ResponderEliminarMi querida fairy Hellen:
EliminarEs que en esa foto, no faltas ni tú. Te vi ahí detrás de unos árboles... :)
Seguro que esos otros lugares que has escogido, son tan o más mágicos que estos! Que los disfrutes y sí, ya me contarássss!!
Un abrazote y gracias por pasarte.
El camino ya está en ti.
ResponderEliminarYa eres una con el camino. Ya eres el camino.
Y no hay otra forma de caminar**
besos, hermosa Crystal :)
Isis:
EliminarAhora me doy cuenta, que la que charlaba con 'fairy Hellen, eras túuuu!!!
Y sí, poco o mucho, de alguna forma, el camino ya está en mí... y cada día que pasa soy más consciente de ello.
Besos, diosa!
Ufffffff! He tenido la buena idea de clikar encima de las fotos, son deslumbrantes, como del Señor de los Anillos :) No me extraña nada, que lugares así te hayan inspirado este hermoso texto.
ResponderEliminarPero me alegro de que hayas vuelto.
Sarita:
EliminarLas fotos no son mérito mío, sino del 'modelo'. La verdad es que la naturaleza parecía estar y quererse mostrar especialmente bella al paso de los peregrinos.
Es curioso que nombres a Tolkien, a ese bosque de la última foto, mucha gente le llama Fangorn... así que ya veo que de alguna forma, te has sumergido en el viaje.
Un beso y gracias! por decir que es hermoso mi texto.
Hola Amiga Cristal:
ResponderEliminarTodas las Cosas nos eligen, lugares, momentos, seres, vivencias...todo.
No es que "ese Enigmatico Lenguaje"siga resultandonos Hermetico sino que nosotros estamos hermeticos a ese Enigmatico Lenguaje...
Con solo ver esas Maravillosas fotografias senti lo que vos describis magnificamente y acertadamente con Palabras Magicas ...
Gracias!
Atentamente
Mauro
Mi querido Mauro:
ResponderEliminarSi... yo también lo creo. Y a veces, ese hecho, se hace más que evidente.
Probablemente, nuestra poca y defectuosa capacidad de percepción, añadido a este empirismo rabioso y desordenado en el que estamos inmersos (sobre todo en occidente)desde hace siglos... nos haya 'atrofiado'lo nuestro, la intuición. En fin! habrá que seguir intentándolo, abriendo y recordando nuevas u otras vías de conocimiento ya olvidadas por haberlas descartado inexplicablemente.
Muchas gracias, por decir que mis palabras son mágicas y por dejar huella de tu paso, amigo.
Un abrazo.
Encantadas y encantadoras palabras e imágenes de un camino que sin duda ha sido mágico, amiga Crystal. Me alegro por ello. Gracias por describirlo tan madura y bellamente, haciéndonos partícipes del mismo.
ResponderEliminarUn abrazo, hada peregrina.
Antonio.
EliminarLa verdad es que la magia del Camino, no está en en mis letras, sino aquí dentro... Y eso es -casi- imposible de transmitir. Creo, y ya lo digo en la entrada, que es probable que sólo los que hayan pasado por esos senderos en más o menos las mismas condiciones, me entenderán. Y cuantos más días pasan, más lo creo :)
Añadiré además, que al igual que multitud de peregrinos más, volveré a caminar por ellos, seguro!
Pero muchas gracias, por acercarte y por tu amabilidad inmerecida para con mis letras.
¿Qué tiene la naturaleza en soledad, que te "renueva" desde lo más profundo de tu ser?
ResponderEliminarTe he leído... y te he releído.
Un beso.
Mercedes:
EliminarPues no sabría decirte... pero lo que es seguro es tu afirmación, es como una limpieza de ánimo que llega sentirse incluso físicamente de forma muy palpable.
Muchas gracias por leerme, releerme y dejar huella de tu paso, querida. Un abrazo!
Es muy bello lo que escribes, como son bellas también esas fotos con los que la acompañas. Descubrirse a uno mismo a través del paisaje que cuando lo sientes tuyo acaba por manifestar tus propias emociones y sentimientos. En esa participación armónica entre la persona y su entorno están las claves para una vida más auténtica.
ResponderEliminarAbrazos
Krapp:
ResponderEliminarMuchas gracias, doctor. Las fotos más que merito mío, son del inmejorable 'modelo' que resulta ser nuestro terruño. Aún las de una profana como servidora y con un i-phone... se ven bellas, y hay que ser muuuy guap@, para que eso suceda jeje.
En lo demás, totalmente de acuerdo. Has captado de forma especial y muy exacta lo que intentaba transmitir esta enamorada del paisaje y de esa participación armónica que citas. Ha sido todo un respiro! que pienso repetir o continuar a no tardar. Para entonces, prometo avisar con tiempo :).
Moitos bicos!
No es fácil decir algo que, sin ser un tópico, sea una felicitación y un canto de bienvenida.
ResponderEliminarOne day, one night, one moment,
with a dream to believe in.
One step, one fall, one falter,
find a new earth across a wide ocean.
This way became my journey,
this day ends together, Far and Away.
This day ends together, Far and Away.
Far and Away.
Muchas gracias, por ese canto de bienvenida, amigo *entangled*. La letra de esa canción de Enya se ajusta perfectamente a ese itinerario recorrido, al que pienso a regresar a no tardar
Eliminar:))
Y te deseo lo mejor para el tuyo.
Que cosas tan bellas...
ResponderEliminarY me refiero a lo que has hecho, a lo que has fotografiado y a lo que has escrito...
Guauuuuuuuu
Un gran abrazo, amiga
Antiqva:
EliminarQue las fotos sean bellas, era fácil... porque el modelo es insuperable :)
Pero muchas gracias por venir y por decirlo e incluir en ello mi pequeña aportación.
Un abrazo!
Una gozada chupar de esa serenidad que desprendes.
ResponderEliminarMás puntos para impulsarme, más.
Querida Cristal, el paisaje es nuestro espejo y el Camino debe ser el mejor de ambos.
Un fuerte abrazo, me ha llegado mucho tu entrada, que lo sepas, se te lee con una gran sabiduría.
Virgi:
EliminarQuizás lo más evidente que proporciona ese itinerario, es esa serenidad que mencionas. Alguien mencionó que la naturaleza es un espejo en el que nos miramos, y probablemente sea eso lo que se refleja en mi texto.
Gracias por venir y no dejes de hacerlo. Estoy segura de que te va a gustar.
Besos!
No sé qué decir que no haya dicho ya el resto de la gente. Tanto la fotografía como el texto transmiten la magia del Camino. Algún día debería tratar de hacerlo, aunque primero tendría que prepararme...
ResponderEliminarRecuerdos.
José:
ResponderEliminarPues si mi opinión sirve de algo, lo aconsejo encarecidamente, a todo aquel que le 'llame' esa ruta.
Gracias por venir y dejar huella, amigo.
Cristal:
ResponderEliminarsin tiempo para leerte ahora, vengo a agradecerte mucho tu coemntario en casa y a darte la bienvenida siempre que lo desees.
Un saludo y hasta pronto
Muchas gracias por pasar, Myriam
Eliminardiscurrir por bosques y días, qué maravilla!
ResponderEliminarabrazos*
Pues sí, Silvia, en cierto modo lo ha sido. Tanto, como para repetir a no tardar. :)
EliminarAbrazos**
Todos nos merecemos nuestros cinco minutos de momento zen al día. Los ácaros de mi colchón también.
ResponderEliminarPues claro que sí, Coquito, que hace tanto que compartís descanso, que ya deben de saber de memoria hasta 'la vida secreta de la planta de tus pies'
Eliminar:):)
Eu teño un can de palleiro
ResponderEliminarque de noite anda ceibado.
¡Ten cuidado, Maruxiña,
Maruxiña, ten cuidado!
Así decía la vieja canción, una de las que más le gustaba cantar a mi padre y que ahora, al hilo de tu texto y de tu nota (donde ese autóctono supongo que se refiere a Galicia), se me ha venido a los labios.
Estupendas tus notas de camiñante; y en especial esos matices de sentimientos y sensaciones (o viceversa) tan bien diseccionados. Confío en que haya más. Bicos.
Alfredo:
ResponderEliminarTen coidado Maruxiña
que te traba de calado
A miña avoa, tamen cantaba iso :)
E imposible,transmitir todas las sensaciones que me ha generado sumergirme en nuestro país, sin más objetivo que disfrutar ese maravilloso entorno y el momento. Pero supongo y espero, que poco a poco iré asimilando y podré contar más, y con más tino. :)
Mentres tanto, moitos bicos e graciñas por vir.