Después de casi 80 entradas y cerca de las 10.000 visitas, el 28 de este mes, este blog en compañía de su dueña, está a punto de cumplir un año. Cuando lo abrí, nunca imaginé que escribiría en él con la regularidad con que lo he hecho y mucho menos que tocaría temas tan diversos y personales. En este tiempo he descubierto un mundo que nunca antes supuse que existiera. Tampoco sospeché cuando me inicié en él, que fuera a influir en mi vida en la forma en que lo ha hecho. Comencé en esto como un “divertimento” que en un principio, me resultaba hasta extraño, y sin demasiada intención de ir más allá de unos meses, en una especie de reto conmigo misma contra las tecnologías informáticas y la madre que las parió. Y sigo en ello, aunque la puñetera informática me siga ganando por goleada…
No me planteé ni por un momento, los meses de intensos y magnos descubrimientos que me esperaban. Muchos de los cuales me han pillado totalmente desprevenida. Entre otras muchas cosas, me llamó la atención, el hecho que desde el primer post, hubiese personas interesadas y capaces de leer hasta el final un texto escrito por mí, algo que me creó auténtica fascinación por este medio. ¡De verdad!. O la cantidad de comentaristas muy jóvenes, que se sienten atraídos por los temas que aborda alguien que ya comienza a ir de vuelta. Este asunto me satisface de una forma especial, porque quiere decir que aún sigo en el mundo y no me he perdido en desvaríos paranoicos. O darme cuenta como percibo que tengo varios “alter ego” por aquí perdidos, a los que no nombraré por miedo a olvidar de forma ominosa a alguno de ellos. Y a los que nunca hubiera descubierto sin la ayuda de este mundo virtual.
Tampoco planeaba por ese entonces mostrarme en la forma que lo he hecho, ni muchísimo menos. La verdad es que, desde aquel meme que me propuso mi buen amigo Luis Antonio, donde me pedía que me definiese en tan solo seis palabras y que resumí alegremente con “una pesimista refugiada en la ironía” hasta la catarsis de las entradas de Cristalia, provocadas por un comentario dejado en el Cuaderno Nocturno de mi también buen amigo Antonio Castellón, y algunas otras, hay un trecho importante. Pero todos, del primero al último de los que aquí entrasteis en este año habéis influido en mí y en mi vida de una u otra forma. Incluso los que estáis lejos de mi sensibilidad y con los que no ha habido un buen feeling, o aquellos otros, por suerte los menos, con los que se han producido malos entendidos. Aunque debo reconocer que algún@s han tirado de mí de una forma especial y sorprendente de la que estoy encantada.
Y a fecha de hoy, todos vosotros, sobre todo los habituales, sois importantes en este espacio y también en mi vida, porque en él se desarrolla una parte ya importante de ella. Virtual para vosotros, y completamente real para mí. Como igual de real es para vosotros, que estáis leyendo este comentario y yo lo estoy escribiendo. E igual de virtual resulta para mí cuando os leo. Pero ya realidad y virtualismo se confunden en mi alma y mi cerebro. Sólo conozco personalmente a uno de mis lectores, a Doña Gárgola, un lujo de persona y un auténtico regalo que me ha proporcionado la vida y este mundo virtual. Porque ella así lo escogió y yo así lo quise. Estoy segura de que ella me pone cara y me imagina escribiendo esto. Pero todos los demás, de alguna manera, también os hacéis vuestra concreta composición de lugar. Al igual que yo.
Me gusta del virtualismo, este partir de cero. Ni altos ni bajos ni rubios ni morenos, ni nada de nada. Lo primero que de nosotros vemos en la red, es esa parte de nuestra alma que se insinúa y se adivina en nuestras letras. Una parte de nuestro yo más profundo late siempre en ellas y a partir de ahí estiramos del hilo. Escogemos a los amigos y vamos a su casa cuando queremos y porque queremos. Dejamos huella o no… sin presiones, incluso cuando algo no nos gusta o nos desagrada. Renovamos cuando nos viene bien y nos vamos cuando nos cansamos. Sin obligación, sin compromiso y sin imposiciones, ni cumplimientos de ningún tipo. Justo a la inversa que en el mundo real, en donde acostumbramos a clasificarnos, en primera instancia, por cánones o preceptos mucho más rígidos y superficiales, como la apariencia física, la edad, las clases sociales, o el maldito y abominable “que dirán” lo que nos hace perder en muchas, ¡demasiadas! ocasiones a gente muy válida y realmente interesante, que aquí en Virtualia, circula con la total libertad que da el anonimato y la falta de prejuicios. Algo que nos destapa a todos de una forma tangible y patente pero impensable en el mundo real. Sé también que no faltan los inconvenientes en este mundo, y que no son pocos, pero hoy “no tocan”. Y en este aniversario inminente, quería compartir con todos vosotros el placer de haberos descubierto y viceversa.
Así pues, ya veis que este blog por el momento, está muy vivo y con ganas de seguir dando guerra hasta quien sabe cuando! Que sepáis que, salvo que queráis, no os libraréis de mí fácilmente…Un beso para todos y gracias por estar ahí.