Ayer por la tarde, en un descanso de mis caminatas diarias por el paseo de la playa coincidí con tres “personajillos” que me hicieron retroceder a tiempos muy lejanos. El buen tiempo ha sacado del ostracismo hogareño a los más pequeños y los acerca al sol y al mar. Tres de ellos hablaban no muy lejos de mí, que sentada en un banco del paseo les escuchaba casi sin querer. No tendrían más allá de ocho o nueve años y se mostraban preocupados por que a uno de ellos lo cambiaban de “cole” y a lo mejor el curso próximo no se veían tanto. Pero de todas formas, al cabo de un momento volaban al viento una cometa totalmente ajenos a todo lo que no fuera su mundo.
Eso, despertó mis recuerdos.
Una tarde de finales de primavera, siendo niña, jugaba en un desván abarrotado de sueños, juguetes y cachivaches, en compañía de los dos primeros amigos escogidos por mí. En un momento dado alguno dijo que no quería crecer más. A lo que los otros dos nos apuntamos de inmediato. Quizás fue la primera vez que me sentí dueña de mis actos. Que mis palabras eran sólo el reflejo de mi voluntad. Interrumpimos nuestros juegos para hablar de ello, ninguno de los tres, entendía que gracia podía tener estar todo el día trabajando o sentado hablando y haciendo cosas de mayores. Además, tal como apuntó uno de ellos, no se les veía especialmente felices.
Teníamos clarísimo que ser mayor era aburridísimo y prometimos mediante nuestro juramento pirata especial, que por más que creciésemos íbamos a seguir jugando a todo, como si tal cosa. E hicimos un repaso largo y exhaustivo de a lo que no pensábamos renunciar de ningún modo. Aunque no lo recuerdo con la exactitud que me gustaría, si puedo hacer un extracto de lo más importante.
Por encima de todo íbamos a ser amigos para siempre. Años ha, que no sé nada de ellos, pero los sigo considerando mis amigos y tengo la certeza de que ellos a mí también.
No dejaríamos de creer en la magia ni en las hadas. ¡Of course!
Aparte de otros muchos destinos que sería largo y prolijo mencionar, los tres coincidíamos en que deberíamos viajar sin falta a Nunca Jamás. De hecho, alguno de nosotros vive ahí… (ver perfil)
Todos los días tendríamos un momento especial para seguir jugando a Piratas y Princesas… Y aunque lo de la aristocracia nos cae lejano, piratas, los hay por todas partes ¿verdad?
Seguir chapoteando en los charcos los días de lluvia, a pesar de las broncas que nos llevábamos al llegar a casa. Algo que he seguido haciendo con mis hijos siempre que he podido.
Podríamos dormir con nuestras mascotas y veríamos absolutamente todas las películas de dos rombos…
Y cada uno de nosotros expresó un deseo.
Uno de ellos quería tener un hermano para no estar solo en casa. Lo tuvo
El otro quería ser alguien importante cuando fuese mayor y hacer que los niños aprendiesen jugando. Lo es, y juro que lo dijo.
Y yo escogí vivir cerca del mar. Así es.
También intercambiamos tesoros en señal de amistad. Cada uno de nosotros debía poner a disposición de los otros dos algo que le gustase de verdad. Uno, se llevo algunas de mis canicas más preciadas y el otro un ejemplar firmado por una servidora de “El Corsario Negro” de Salgari y que en ese momento me dolió como si me arrancasen una muela a lo vivo. Yo me hice con una vieja caja de música, de las de cuerda, que aún conservo aunque no funciona y con una cometa, que alguno de mis hijos encontró hace años por un cajón y de la que nunca más se supo...
Los tres presagiábamos la separación. De hecho uno de nosotros, varón, fue el último año en que se le permitió “socialmente” jugar con niñas… y la otra, de mi mismo sexo, se trasladó de ciudad. Fue como una invocación al destino desde las postrimerías de una infancia, que aunque mágica, por diversos motivos fue más bien solitaria para los tres. Presentíamos que una época que ya controlábamos a la perfección y donde habíamos encontrado nuestro sitio, iba tocando a su fin y eso siempre crea cierta zozobra. Cuando un tiempo se acaba, muchas veces nos aferramos sin sentido a comportamientos, objetos o personas, que en el fondo sabemos que ya pertenecen a nuestro pasado. En un intento vano de permanecer en él.
Supongo que nos daba miedo perder nuestros sueños aún intactos, en el mundo que se nos avecinaba. Y es que crecer, en el sentido vital del término es algo como mínimo inquietante. Los cambios de ciclo dan muchas veces una sensación de pérdida de la seguridad de lo conocido. Algo que cuesta aceptar sin lucha interna. A nadie le gusta perder. Pero la vida nunca deja de ser una aventura de ese niño que todos llevamos dentro, un ir hacia lo desconocido a ciegas, avanzando como podemos detrás de nuestros sueños perdidos.
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Algunos, con la distancia, acabamos idealizando el mundo de la infancia. Incluso la identificamos con el “paraíso perdido”. Mis recuerdo son diferentes a los tuyos, Cristal. Yo envidiaba a los mayores porque los suponía con más privilegios y derechos. Por eso deseaba crecer deprisa. Entonces no captaba la responsabilidad que conlleva la edad y todo eso. Luego, el tiempo coloca las cosas en su sitio. Y cuando verificas que lo que imaginabas de los mayores no es real, es cuando retornas un tanto nostálgico a la infancia, a la que acabas mitificando como un día lo hicieras con la madurez...Es el cuento de nunca acabar...
ResponderEliminarUn abrazo
Me has traído recuerdos de la infancia, tan distante y a la vez tan palpable...yo tampoco entendía porqué los mayores nunca jugaban. Claro que a mí me sigue gustando jugar a cualquier cosa con tal de ganar jajajajaj
ResponderEliminarCristal, un abrazo, escribes de miedo ¿eso no lo pediste como deseo o ya venía de fábrica?
Por cierto amiga, estoy participando en un concurso de estos blogeros de relatos, ¿porque no te animas y participas? Seguro que algunos de tus relatos tendría podio al menos
ResponderEliminarEN mi página verás un link a la derecha, míralo y si necesitas información pregunta!
Un abrazo
Yo nunca quise crecer. Por eso tengo esa dinámica tan vital en todas mis oraciones. Aquellos años casi llegando a la adolescencia...
ResponderEliminarBesos con azúcar glasé
Bonita historia...Como de niños nunca será tan bonito nada, la inocencia, la despreocupación y la rapidez con la que olvidas y sigues como si nada. Se puede pedir?
ResponderEliminarUn abrazo queridísima
Muy bueno, y muy cierto, dónde quedan muchas de esas ilusiones, dónde Peter_Pan, termina por desaparecer....En fin, yo era más seguidor de Tom Sawyer, y bueno lo de la balsa del Mississippi, se quedó en una vieja puerta de algúna casa en ruinas, y el rio, no era más que una charca, que algún especulador la vació para hacer unos edificios de muchas plantas, jaja, se vengó madre natura, y casi todos los sotanos están un año sí y otro también inundados, para que el recuerdo de éste que te escribe, siempre sepa, que allí dónde unos viven, otros fuimos niños félices, sucios, y con cardenales en las rodillas, pero sí, félices.....
ResponderEliminarAbrazos.....
Hola, Cristal, amiga.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este escrito tuyo, de verdad. Yo soy de los que piensan que ese niño que fuimos sigue vivo en nuestro interior, y aún más, que ese niño es en realidad nuestro verdadero ser.
Lo otro, lo que hemos aprendido con la experiencia, lo que nos da un saber y una apariencia de adultos, es sólo espuma, simples birutas que un fresco soplo de aire puede deshacer en cualquier momento.
Lo que fuimos de niños es lo que en verdad somos. Lo difícil es verlo así, sentirlo así.
¿Sueños perdidos? No, la conciencia que se equivoca, que se ensucia con pretensiones y con falsas "realidades".
Basta un minuto en silencio delante del espejo, para darnos cuenta de que el niño sigue ahí.
Cristal, ¿te parece si jugamos a piratas y princesas?
Un gran abrazo, princesa Cristal.
(yo me pido el pirata, claro)
Por cierto, princesa:
ResponderEliminarAl final no pusiste mi "premio"...
¿Es que no te gustaba? Si quieres te lo pinto de otro color; todavía conservo mi caja de acuarelas.
Un beso.
Me encantó tu entrada, me hizo volver hacia atrás a los tiempos de niñez, cuando jugar al escondite era lo más importante que me ocupaba y ¡qué importante era jugar!.
ResponderEliminarSupongo que tienes razón, nos cuesta deshacernos de las personas y de los ciclos con que estamos familiarizados, pero hay que adentrarse en esta aventura para vivir y sacarle brillo. Y si no, ¿qué gracia tiene el pasar los días insulsos, esperando que pase algo, sin que pase más que el tiempo?
Me gusta esto que dices: "Cuando un tiempo se acaba, muchas veces nos aferramos sin sentido, a comportamientos, objetos o personas que, en el fondo, sabemos que ya pertenecen a nuestro pasado. En un intento vano de permanecer en él."
Puede que un día te cite en mi blog por estas palabras, valen su peso en canicas ;D
Un beso y buen finde.
Cristal, me ha encantado tu entrada. Yo no hice un juramento similar en mi infancia pero podría suscribir hoy mismo todos esos deseos: no dejar de ser niña, no dejar de chapotear, de soñar, de creer en la magia.
ResponderEliminar***
Anthony de Mello, en su libro "¿Quién puede hacer que amanezca?", contaba que un día, estaba el maestro en el monasterio y le vino a visitar un amigo de la infancia. El maestro se sorprendió cuando le vio y le dijo que lo encontraba muy cambiado. El amigo respondió: "Uno no puede evitar hacerse mayor, ¿no crees? Y el maestro, a su vez, contestó: "No, pero puede evitar envejecer".
***
Y yo creo que eso sólo se logra manteniendo vivos los sueños y la ilusión de los niños que nos habitan...
Un beso enorme
Y si jugáramos a recuperar los sueños perdidos? Dale, te invito!
ResponderEliminarHermoso, Cristal, estoy emocionada...
Mil besos!
Silvia(en este lado)
Rayuela(en Nunca Jamás)
buen texto, y acertada foto..
ResponderEliminarYo, de hecho, no crecí, jajajaja
ResponderEliminarMira Cristal la de cosas hermosas que has traído a nuestra memoria, la de cosas hermosas que muchos tuvimos en común cuando éramos niños.
Creo que éste es uno de mis posts favoritos en la mirada de Cristal.
apapachos
Lo de 'ostracismo hogareño' me parece un exceso para definir esa salida del hogar de los niños, vamos, que me rechiña, pero sólo es una sensación de lector. Se puede 'hundir' demasiado un texto con una expresión inapropiada.
ResponderEliminarPero, aparte de ese 'ostracismo' del que no creo que los niños de hoy día sufran, me interesa tu visión de la infancia. Cuando un tiempo se ha acabado, ¡claro que nos aferramos a él! Pero por una sensación de placidez que nos provoca el tiempo perdido/añorado y más si estamos inmersos en una vida indeseada. La infancia siempre seremos nosotros.
Besos.
Me he visto reflejado en muchos detalles de esta tierna historia llena de recuerdos de la infancia. A mí me pasó igual, mis verdaderos amigos están en la infancia, y por diversos motivos el destino nos fue separando. Aún pienso que ellos me recuerdan como yo los recuerdo, porque esos amigos, esas charlas, esas conversaciones descubriendo todo -incluso hablando del más allá que tanto nos sorprendía en tiempos de Expediente X-. Me ha traído muchos recuerdos, me dieron ganas de ir a mi habitación y quitar el polvo de los juguetes que aún conservo en un cajón de plástico azul olvidado en una de las esquinas.
ResponderEliminarBesos.
Yo también me recuerdo de peque soñando con Nunca Jamás, y con no crecer nunca... Me recuerdo y me creo entonces más sabia que ahora, porque todo lo que soñaba se convirtió en el esfuerzo de ayer, y los resultados de hoy (y muchos que aún están por venir). Porque sigo visitando Nunca Jamás cada vez que garabateo mis letras (más bien montañitas difícilmente diferenciables) sobre el papel, o me siento frente al piano, o rozo las cuerdas de mi guitarra... Me siento como cuando era niña y soñaba con hacer todo lo que hago hoy, y con poder soñar con lo que estoy soñando para mañana! Y así sigue, a pesar de las cosas malas que me hacen sentir, por épocas, más vieja y como si hubiera perdido esa parte de mí que considero la más pura, la más importante, en definitiva, el por qué de cómo soy, de lo que me gusta, de los sitios y personas que hecho de menos, de los olores que me recuerdan a X cosas y demás recuerdos relacionados con el tacto, el sabor... Creo que el ser niño, el volver a nosotros mismos, consiste precisamente en el aprecio hacia esas pequeñas cosas de la vida, que la hacen tan grande.
ResponderEliminarSeguramente vaya a poder ir a Barcelona... Gané el primer premio en un concurso de literatura! Y pienso gastar el dinero en algún instrumento y un viaje... París y volver a Barcelona están los primeros en la lista. Los exámenes ya dejaron de estresarme... ahora me estresa la selectividad! xD Aún así estoy animada y esperanzada, me siento como si hubieran abierto un gran balcón y pudiera respirar de nuevo, y cuando respiro, me vienen las sensaciones que te he nombrado antes... Sólo tengo ganas de seguir jugando.
Vaya,interesante blog.
ResponderEliminarLo siento, pero tenia que comentar. Buscando sabiduría por estos mundos ciberneticos te encontré a ti ^^. Sin duda algunas, esos viajes, esas tardes,esos sueños...son magníficos. Ojalá y algún dia se hagan realidad. En fin, perdona las molestias y, sobre todo; que ese viaje al pais de nunca jamás se te haga realidad (:
Por supuesto, amiga cristalina:
ResponderEliminar¡Nunca hay que renunciar a nuestros sueños!
Aunque sea irremediable crecer y madurar, "sentar cabeza" y cobrar juicio.
Es difícil, pero no imposible. Y ya se vé que tú encontraste la fórmula perfecta para retenerlos en tu vida.
¡Te felicito!
Te seguiré visitando en este territorio del Nunca Jamás...
Besos
Qué hermoso y sentido texto, Tocaya. Pienso como Luís Antonio que, con el tiempo terminamos por idealizar aquel periodo de nuestra vida en que no teníamos responsabilidad, ni teníamos que tomar grandes decisiones. Yo no tuve una infancia feliz, de modo que no la tengo como el paraíso perdido. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarMe has hecho reflexionar y comprobar asustadísima que... ¡no recuerdo casi nada de mi infancia! Ay, madre, ¿será grave?
ResponderEliminarMenos mal que he podido disfrutar de un trocito importante de la tuya!
Un beso!!
Estoy con el Sr. Castellón; sólo cambian las tareas y los escenarios, pero si somos lo suficientemente afortunados, continuaremos siendo niños felices a solas, o con otros infantes decrépitos de nuestra panda eterna.
ResponderEliminarTuve muchos amigos cuando niño, pero sobre todo uno con el que jugaba cada día; io.
Muchos de aquellos tuvieron la desgracia de crecer y ser infelices, yo también lo fui en ocasiones, pero no crecí, para que las desventuras, pudieran olvidarse ante el primer entusiasmo, o el prosimo juego.
Me ha gustado mucho leerte Cristal porque has hecho una descripción perfecta de los que sentimos al iniciar la aventura de crecer y tener que abandonar nuestro perfecto mundo de juegos e imaginación. El aferrarse a él para no llegar a la adultez, temida y deseada también, abrir los ojos al nuevo mundo con incredulidad, descubrir nuevos sentimientos con sorpresa. Lo veo en mi hijo de 10 años, quiere y no quiere crecer, necesita seguir jugando como un niño pequeño pero lo oculta para que no se rían de él, tan tierno, tan espontáneo, no quiero que crezca, en fin, es inevitable pero duele. Un beso enorme.
ResponderEliminar¿Qué parte de los niños que fuimos sigue viva en nosotros? ¿La de los sueños? Echo de menos esa capacidad para olvidar problemas de mayores. Y la facilidad para llorar por la canción de cumpleaños, con los problemas pequeños. No echo de menos los amigos impuestos ni el auténtico ostracismo (resulta que te acostumbras a lo que te enseñan) de vivir en la ciudad, de salir del barrio para ir al centro, para encerrarme en casa con mis coches, con mis hermanas, con mis sueños del hiper espacio sideral, con los libros de hadas, de cuentos y de otras materias que no eran apropiadas a mi edad y otros sucesos poco adecuados a mi cuerpo. Vaya si existe el ostracismo infantil. Y se graba a fuego en tu piel, tan delicada y tierna que hoy te falta el aire cuando oyes palabras como viajar o salir, fiesta o reunión, nuevo o cambio. Merde, ya "mese" fue la cabeza.
ResponderEliminarSigo columpiándome en uno igual que ese, en las sobremesas de los domingos de invierno, a solas con mi YO, me reequilibro.
ResponderEliminarCristal, vuelvo...porque primero vi la foto del columpio y comenté. Ahora después de haber leído el texto creo que no hará falta que te cuente que creo en la hadas, que me encanta escribir sobre y para niñ@s, que vivo cerca del mar y vuelo cometas con mis sobrin@s, que invento tesoros escondidos entre rocas y que un hada en posición de yoga y meditando se encuentra en la pared de mi dormitorio...
ResponderEliminarBello post!
Como siempre me mueves la fibra sensible que tengo... la infancia... los amigos... tantos recuerdos, leer tu relato me ha transportado a la mía. Ese momento en que una casi intuye que tendrá que crecer e intenta aferrarse con fuerzas a la niñez, que dulce relato, yo tambien creo que tus amigos a pesar de no verte te siguen considerando amiga suya como vos con ellos.
ResponderEliminar(suspiro) gracias, he tenido un fantástico viaje a través de mis recuerdos.
Cristal00k, los recuerdos bien podrían ser nuestras raíces que nos alimentan y sostienen que, hasta se renovan si se da un mal paso. Desde las ramas asomados vemos melancólicos nuestros recuerdos y, al paso del tiempo normalizamos las tormentas y sus altibajos.
ResponderEliminarBesos.
Me gusta pensar que la fotografía la tomaste tú y que de verdad valoras ahora el mar, como lo valorabas de niña...tanto como para pedir ese deseo. Es una suerte que se cumplan los sueños que tuvimos de pequeños, nos hacen creer que hay espacio para las ilusiones...
ResponderEliminarbesitos
Me alegra saber que no soy la única madre loca que permite (incluso participa) en eso tan divertido de los "chapotecharquitos"
ResponderEliminarBesitos cristal,
Amparito
Entrañables recuerdos, me han recordado mis juegos con "las cuatreras" en un desván polvoriento pero mágico
Los sueños nos hacen respirar, y lo mejor son los recuerdos que saben dibujar sonrisas. Fascinante entrada.
ResponderEliminarPor cierto, si la primera foto es tuya decirte que me ha gustado mucho, de hecho tengo una muy parecida que igual algún día utilizo1
Besos!
Creo que si no creciésemos seríamos incapaces de apreciar al 100% lo maravilloso de la infancia.
ResponderEliminarTampoco podríamos volver allí, aunque no podamos quedarnos, y experimentar otra vez de vez en cuando la despreocupación total, los sueños porque sí, sin perseguir ni pretender nada...
Qué bonita tu entrada (bueno, me gustan todas siempre, qué narices!!).
Ojalá no terminemos de crecer nunca... (suspiros)
Un besazo!!!
P.D. He tardado en aparecer, lo sé. Es junio y soy estudiante...
Lo siento pero no consigo llegar a la historia que presentas para el ceth, me has dejado esta dirección pero pone que es erronea y he buscado una entrada que se titule así o algo parecido y tampoco la veo.
ResponderEliminarhttp://cristal00k.blogspot.com/2008/12/cuento-de-navidad-un caf-venga.html
Te ruego que me mandes una dirección válida Cristal jejeje. Un beso y perdona por no haber leído esta entrada y sin embargo comentar en ella.
Un beso.
perdeona de nuevo, la encontré jejeje, es que la tenías en diciembre del 2008...muy antigua la historia pero la daremos por buena.
ResponderEliminarUn saludo y bienvenida al concurso.
la niñez es un oasis
ResponderEliminarestraño
alli se mezcla el recuerdo de cosas que nunca recuperemos,como tu dices el creer en las hadas,
el soñar creo que es algo que perdemos al ser mayores,
perdemos
la fantasia,
y nos vamos desmembrando hasta hacernos seres racionales
metidos en le sistema
esa fantasia es parte del oasis infantil que siempre añoro
el jugar y jugar y jugar es otro
jugar de verdad
porque le resto de la vida seguimos jugando sin reconocerlo
un beso cristal por recordarme la fantasia infantil
donde quedo?
Mi sentimiento por esa infancia que tuvimos es similar al que expresas en este relato; puede que sea un sentimiento idealizado en la distancia, pero -contra todo- pueden más aún los buenos recuerdos.
ResponderEliminarMe siento afortunado por haber descubierto este rincón en el que te expresas, y vaya... como te expresas!
Un saludo ;-)
Es bueno ver otros Peters Pans deambulando por aquí.
ResponderEliminarAunque crecer también tiene sus ventajas la magia y los sueños no se deben perder
Besos!
esa nostalgia!...preciosa reflexión. Enhorabuena navegante.
ResponderEliminarLuis Antonio, creo que en alguna otra entrada mía, ya te has manifestado en el mismo sentido de la idealización de la infancia. Y no digo que no tengas razón, pero te aseguro, tal como te respondí en mi comentario anterior, que por motivos que no vienen al caso, no tengo ábsolutamente ningún motivo para idealizar la mía. Sin embargo, como en todo, también hubo cosas buenas en ella, incluso diría que muy buenas. Esos buenos recuerdos, son lo único que quiero conservar de esa época, son para mí auténticos tesoros emocionales, a los que no pienso renunciar de ningún modo. Porque es una etapa de la vida sobre la que caminamos todos recurrentemente. Este "remember" que explico en esta entrada es uno de ellos y quise compartirlo porque estoy segura de que muchos de vosotros tendreis alguno parecido.
ResponderEliminarPero la verdad de fondo, mía, tuya y de muchos, es que yo también deseaba crecer cuanto antes. A veces desesperadamente.
Pero desde la distancia, prefiero acordarme sólo de lo bueno. Seguro que tú también.
Un abrazo sincero.
Yandros, tu infancia está seguro más cercana que la mía... pero, esos, son recuerdos que permanecen para siempre en nuestro cerebro.
A mí tampoco me gusta nada perder! y es que hay que ponerle ilusión a las cosas ¿verdad?
Muchas gracias por tus palabras amigo. Te debo unas gambas...jajaja!
Un abrazo.
Oiga Reina Mora, si es que vd. está en la flor de la vida y con esa cara y ese cuerpazo...XDD!!!
Querida Lola, los buenos recuerdos de la infancia, pero sólo los buenos, que de todo hay, deben acompañarnos a lo largo de los años. Son como un bálsamo de Fierabrás ¿verdad?
Un beso.
€rik, las infancias en un pueblo pequeño son un lujo que no todo el mundo se ha podido permitir. Sobretodo a la hora de tener libertad para entrar y salir sin demasiados cortapisas. Algo impensable hoy en día... en fin...
en ese sentido, ambos, fuimos afortunados...
Te envio una caricia de mistral.
Antonio, primero, decirte que en cuanto tenga un rato pondré tu premio, pero es que quizás reforme el slide y ya sabes que a mí. este tipo de cambios, no me resultan fáciles. Pero aprecio, en mucho, todos y cada uno de los que me habeis obsequiado.
Por lo demás, ¿qué decir que tu no hayas dicho?
Efectivamente el niño que fuimos sigue vivo dentro de nosotros, a veces, incluso con más fuerza cuantos más años pasan...
Los sueños, son olas que van y vienen. Algunos se cumplen y otros... siguen ahí a la espera de que los alcancemos, en nuevas mareas que nos los acercan otra vez.
Pero siento desilusionarte, yo siempre quería ser el capitán de los piratas. Lo de ser princesa lo encontraba bastante aburrido... jeje! Sorry!
Pitufina, muchas gracias por tus palabras. La verdad es que deberíamos darle más facilidades a los cambios de ciclo, son aire fresco que llega para renovarnos y deberíamos agradecerlo y sobre todo aprovecharlo... los trenes no acostumbran a pasar dos veces por la misma estación...
Saludossss
Elena, de Mello fue... iba a poner un revolucionario, pero en realidad lo que fue es revoltoso. Como casi todos los jesuitas por otra parte...
ResponderEliminarNo conozco ese cuento, pero tenía toda la razón el Maestro.
Y sigue creyendo en la magia, querida, es conditio sine qua non, para que funcione... al menos igual que cuando éramos niños.
Mua.
Querida Silvia-Rayuela, en el fondo esto de los Bloggs, es un poco eso, recuperar la magia y los sueños ¿verdad? Sigamos pues jugando a recuperarlos-
Un gran beso querida.
Jordim, muchas gracias y bienvenido a esta casa.
Nancy, eres un amor. De verdad. Muchas gracias por tus palabras y sigue sin crecer, por lo que más quieras. Nos gustas tal como estás y así nos haces compañía a todos los que tampoco lo hemos hecho. Ya sabes, Dios los cría... y ellos se juntan... jajaja
Apapachos de todo tipo amiga.
Manuel, siento que te rechine, como lector apreciado que eres, mi "ostracismo hogareño". Pero así lo veo yo, al menos por estos lares...
Por lo demás, celebro que coincidas con mi visión de la infancia. Algo por otra parte normal, acostumbra a haber un imaginario común en esta etapa ¿verdad?
Un saludo amigo.
Caronte, seguro que tus amigos también te recuerdan. ¡No lo dudes! y si la vida no os ha separado en demasía emocionalmente, cualquier día podrás comprobarlo.
Si aún guardas tus juguetes es que la magia aún no te ha abandonado y vive en tí todavía.
Me gusta verte por aquí amigo.
Querida Holly, primero, ¡FELICIDADES POR GANAR ESE CONCURSO DE LITERATURA! espero que el premio te alcance para todo, aunque tal y como andan los tiempos... no sé yo...
No sé si ya te habrás examinado de "la sele" pero si no lo has hecho, te deseo muchísima suerte. Seguro que apruebas de nuevo.
En cuanto a la infancia, es una etapa de nuestras vidas, al igual que la dolescencia, que deja una impronta imborrable en todos nosotros.
Somos un poco lo que soñamos ser de niños, un bastante lo que soñamos en la adolescencia y un mucho lo que nos permite soñar la vida de adultos...
Pero para que un sueño se cumpla, primero hay que tenerlo e imaginarlo. Así pues sigue soñando y visitando Nunca Jamás a traves de tus letras y ahí nos seguiremos encontrando.
Eres una promesa esplendorosa niña. No te rindas!
Montones de besos.
Butterflies... bienvenida y muchas gracias por tus palabras. Sigue soñando tu también y ojalá consigas encontrar la sabiduría que buscas.
Un abrazo.
Querida Lirio, se intenta no perder los sueños, a pesar de tantas cosas... pero tienes razón siguen estando ahí. Sobre todo para seguir caminando con fuerza e ilusión... sin perder la magia. Como en tus pinturas.
Un abrazo mágico.
Tocayita, te digo lo mismo que le he dicho a Luis A. mi infancia tampoco fue un dechado de perfecciones ni un camino de rosas precisamente. Pero defiendo mis buenos recuerdos, que tampoco son tantos, con uñas y dientes. El descubrimiento de la amistad fue uno de mis bálsamos de Fierabrás, en esa época.
Si quieres, busca dentro de tí, alguno encontrarás. Pero ¡ojito con las catarsis! que a veces, sin quererlo, uno, sale trasquilado. No sé si me explico...
Un beso muy muy grande
Merceditas, ¿grave? yo creo que será culpa del señor ese alemán... ¿cómo se llama? Ah sí, Alzheimer no? jajaja ¿cómo no vas a tener recuerdos de infancia?
ResponderEliminarQuedas castigo-premiada a hacer una entrada con uno de tus recuerdos infantiles ¡YA!
Esteee ¿a que nunca te habían "castigo-premiado"?
Siejjjjqueeeee Rqtmuasssssssssss
Alphonse, bienvenido. El Sr. Castellón es que sabe mucho ¿verdad?
Me alegra y me consuela ver que somos muchos los que conservamos nuestra magia infantil a flor de piel. Dispuesta a salir con la menor disculpa, para librarnos de ostracismos varios ¿verdad?
Saludos amigo y bienvenido de nuevo.
Andrea, gracias por tus palabras. Tu hombrecito, está a punto de dar un salto vital difícil e importante. La adolescencia, es una etapa tanto o más complicada, con todos esos cambios hormonales y tal... pero tiene suerte de tenerte ahí, atenta y comprensiva con lo inevitable...
Disfruta de sus últimos tiempos de niñez. ¡Que rápido pasa todo!
Un besazo guapísima.
Carlos, pues sí, sí que existe el ostracismo que explicas. No sé donde creciste, pero los niños urbanitas lo tienen bastante más difícil en ese sentido, es complicado vagar sin vigilancia por una ciudad siendo pequeño.
Yo, cuando no estaba en el internado, o enferma... me perdía en mil correrías por una aldehuela de un valle del norte del país que no pasaba (ni pasa) de los 100 habitantes... un mundo mágico hoy impensable. Con mi hermana, alguna vez comentamos que nosotras hemos pasado de la Edad media al siglo XXI, en un tiempo record!
De todas formas, los buenos recuerdos, existen en todas las infancias, urbanitas o rurales.
Me gusta verte por aquí amigo. Gracias por acercarte.
Brujita, pues disfruta con ellos(tus sobrinos) cuanto puedas por que es una época que pasa lo siguiente de deprisa.
El mar sigue siendo un gran referente para muchos de los que hemos escogido vivir cerca de él.
A veces, cuando estoy de viaje en algún sitio de tierra adentro echo en falta hasta el olor... seguro que a tí también te pasa.
Un besazo guapísima.
P.D. Ah! y que sepas que las hojas secas de otoño no hacen cric cric, sino crachsss crachsss (con y sin rama debajo)... jajaja!
Lilyth, es que la infancia nos pone a todos sensibles. Hay que defender los buenos recuerdos y compartirlos. Si nte hizo pasar un buen rato y te trajo buenos recuerdos valió la pena el post.
Un beso.
Terry, así es, los recuerdos,los buenos, nos alimentan y nos sostienen en épocas duras. Debemos conservarlos a toda costa.
Un abrazo compañero.
Elisa, sigo valorando el mar igual o casi más que antes. Ahora, mientras escribo, sólo tengo que levantar la vista para ver como riela la luna en él. Y cada mañana cuando me levanto es lo primero que hago, ir a verlo. Explicaba a alguien en un comentario anterior, que, a veces, cuando´ya llevo unos días de viaje en algún lugar de tierra adentro, echo en falta hasta la olor.
Un beso guapa.
Amparito, así que las cuatreras eh? vaya ficha debías ser tú de peque... yo era más de piratas... pero era un bicho ¡quepaqué!
En cuanto a chapoteos, mientras mis hijos fueron pequeños tenía la coartada perfecta. Ahora alguna vez alguien me mira como si hubiera perdido el juicio pero me da lo misming! sigue siendo un placer... y si tienen una pequeña capa de escarcha en la superficie...aaaaah es lo más de lo másssssss ¿a que si?
Besos todos los posibles niña.
Gabi, si te gustó el post valió la pena publicarlo.
En cuanto a la foto (supongo que te refieres a la primera) siento desilusionarte pero no es mía. Todas las que publico son de Flickr. A mi también me gustó mucho.
Un abrazo amigo.
Irene,primero, muchas gracias por venir hasta aquí en medio de los exámenes. Es todo un honor que quiero apreciar en lo que vale. Yo tengo, tres, por aqui que van de puto culo...(con perdón)
ResponderEliminarY no temas, nunca se acaba de crecer del todo. Esa magia siempre vivirá dentro de tí, ¡ya lo verás!
Mucha, mucha, mucha, mucha, mucha, suerte! con lo que se avecina...
Antonio Z., pues si la encontraste, todo resuelto. Espero a Sara, pero de momento, si ha pasado lo ha hecho en silencio. Supongo, que aquí o en la entrada del CETH, me direis algo del tema ortográfico. Quedo a la espera.
Ah! y gracias por tus palabras en la entrada que concursa.
Un abrazo.
Princesa, me quedo con que "la niñez es un oasis" y la magia no la perderemos mientras sigamos creyendo en ella. No dejes de hacerlo niña Cristina.
Un beso enoooooorme.
Kioskero del antifaz, me encanta tu nombre. Para mi también es un premio encontrar bloggs cercanos en sensibilidad. Ayer pasé un buen rato, y un rato bueno leyéndote.
No será la última vez. Muchas gracias por tus palabras en la entrada del concurso.
Un abrazo y hasta siempre.
Kiko, que bien verte por aquí! y bueno... por lo que veo..."abarrotá está la plaza de Peter Panes" jeje
Y es que cuesta resignarse a perder la magia sin mas... ¿verdad?
Un beso mágico amigo.
Violeta, bienvenida y gracias por tus palabras.
¡qué bonito...parece que todos los niños hicimos las mismas promesas!
ResponderEliminarAquí hay muchos días de charcos de escacha y hielo.
ResponderEliminarEs muy bonito ver las burbujas de aire que se han quedado atrapadas en ellos...
Mis hijas no cejan hasta liberarlas de su carcel de hielo
Bsos,
Amparito
Ay, los juegos con niñas, qué revelaciones... Ay, las películas con dos rombos, qué temblor... (¿o era al revés?). En fin, Cristal, que a estas alturas algo empieza a estar claro: somos leyenda.
ResponderEliminarChusdB, la verdad es que los seres humanos, nos parecemos mucho...
ResponderEliminarGracias por acercarte a este espacio y bienvenida!
Amparito, siempre siento un poco de envidia, cuando veo esas fotos del bosque tan cercano a tu casa.
¡Que suerte tener la escarcha asegurada en los charcos!
Un beso escarchado.
Alfredo, leyenda , o no, hasta aquí hemos llegado... y seguimos jugando...
Un beso compañero!
Hola Cristal, qué bonito que compartas estos recuerdos. A mí la infancia, aquellos años, me forjaron como soy. Sin más. Tarde tiempo en comprenderlo pero la realidad es que mi rumbo, mi mirada, se definieron ahí. Y soy de las que sigue convencida de que la vida es, sobre todas las cosas, una aventura. Besos.
ResponderEliminar"Yo no sé de la infancia
ResponderEliminarmás que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.
Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado"... para mi amiga-niña Cristalit@ de nuestra amiga Alejandra.
TE QUIERO HASTA EL CIELO
mi querida cristal gracias por tus palabras y tu compañía. Te conocí en La Princesa Inca y desde entonces te leo pero sin comentarios, ahora teacompañaré dejandote un saludo y algun comentario. Un beso enorme navegante.
ResponderEliminarLos recuerdos de infancia, nos sotienen si son buenos como este que explicas, pero si son malos, nos hunden en la miseria.
ResponderEliminarTienes suerte.
Olvido, así es la infancia vivida de una forma u otra nos conforma a todos. Siempre se camina sobre ella. Y sí, la vida es una aventura, a veces, incluso a pesar nuestro...
ResponderEliminarUn beso.
Anita, hay un verso de Alejandra para casi todo ¿verdad? Te echaba de menos preciosa. La infancia para bien y para mal es inolvidable. Hay que reafirmar lo bueno vivido en ella y pasar de puntillas por todo lo demás...
Montones de besos.
Violeta, esta es tu casa, para cuando gustes venir.
Un abrazo valiente!
Anónimo, no sé si eres un paso casualmente o el que acostumbra a entrar últimamente, en todo caso, te remito al comentario de mi adorada Anita. Y la suerte, como tantas otras cosas es una actitud amig@. Un saludo
He encontrado este poema y me vino a la memoria una mirada de cristal. Es de Teresa Domingo Catalá, una mujer tan amble como directa. Pido permiso y ahí te va:
ResponderEliminarLOS OJOS
"Tus ojos son un arco de matices,
afluentes de los míos, tus miradas.
¿Son mis ojos afluentes de los tuyos?
Tus ojos son espejos sin cristales,
ricos en hondura, sensitivos,
ríos colmados de agua y grito.
¿Serán mis ojos afluentes de tus ríos?
Teresa Domingo Calatá
Si alguien quiere saber más:
http://www.teresadomingocatala.eu/