jueves, 27 de septiembre de 2012

De lo vano...

                                                              Imagen de La mirada de cristal
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“La probabilidad mide un estado subjetivo de conocimiento insuficiente”
                                                        Karl Popper.
                                               
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Apagar la tv. Salir de las redes sociales, olvidar la prensa que parece imprescindible estos días…  las bitácoras políticas, que  arden de santa indignación, sin importar el sentido o el matiz que las distinga.  Hoy, ahora, aquí… suena el Beethoven  más dulce, pero aunque lo intento, no consigo concentrarme como debiera en la lectura del Post Scriptum de Popper.  Sólo una frase de ese tomo, la que encabeza este escrito, baila en mi mente. Pero aún desconozco porqué. Tampoco lo consigo en los blogs afines… ni en nada...

Esta tarde he abierto un mail, en el que un amable seguidor al que apenas conozco, entre otros asuntos,  me inquiere por mi tardanza en renovar mis entradas del blog en estos últimos tiempos… Y he pensado que quizás esta noche, encontraría el momento de hacerlo. Pero es otro de esos días, en que ante la pantalla en blanco, me planteo el sentido de mantener un espacio como este, concebido sólo como entertaiment o para solaz propio.

Me pregunto sinceramente ¿a quién va interesarle como llueve en mi jardín, mis cambios de humor…  o la discutible descripción de una profana, sobre la última partícula descubierta? por mejor intención que lleve.  Cuando tengo no sólo la sensación, sino la certeza, de que el mundo que conozco y por el que tanto hemos luchado, se está cayendo a pedazos delante de nuestras narices. Siento que lo social, ha  comenzado a primar sobre lo privado. Y pesa mucho más. Como si de alguna forma, en este momento, lo que yo pueda escribir, tuviese aún mucho menos interés del que ya tiene de per se.  Cualquier tema que aborde, me resulta frívolo, banal… sin valor. Es todo tan convulso, tan extraño… ¿no os pasa alguna vez que os sentís ajenos a todo lo que hacéis? Y aunque mis vísceras, puedan hacerme  participar en debates “sociales” en algún espacio afín o escribir puntualmente sobre ello, para nada es mi deseo que esos temas formen parte habitual de esta bitácora. Ergo, está jodido lo de renovar.

Un blog, puede ser muchas cosas… desde una necesidad perentoria de escribir o una muestra de manifestación artística a una búsqueda  de salirnos de nuestras rutinas cotidianas… hasta una descarga emocional inconsciente… Incluso todo eso a la vez. Pero en la razón última de todos ellos, está la intención de expresarse, de llegar al “otro”. Y cuando por el motivo que sea, falla ese ánimo o se cree que ese postrer fin, es inalcanzable…  las publicaciones se espacian sine die.

Estoy segura de que, muchos, me estáis entendiendo. Y espero que a mi amable lector, estas líneas, le valgan como sencilla explicación del porqué esas ausencias algo más prolongadas.

Un abrazo a todos.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Un tiempo extraño...

                                         
                                                       Imagen de La mirada de cristal
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Todo siempre es igual.
Cuando otra vez como ahora llamamos en el lejano muro..
Todo siempre es igual.
Aquí están tus dominios, pálido adolescente:
la húmeda llanura para tus pies furtivos,
la aspereza del cardo, la recordada escarcha del amanecer,
las antiguas leyendas,
la tierra en que nacimos con idéntica niebla sobre el llanto.

Olga Orozco.

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30 de Agosto. Cielo en plata y lluvia mansa desde primera hora. La temperatura ha bajado a cotas soportables. Una brisa agradecida rumorea entre las hojas del frondoso tilo y hace aún más patente el silencio que se respira en este rincón. Por una vez, parece como si la meteorología  quisiese dar un respiro a este Mediterráneo de aguacero, tempestad y tentetieso a los que nos tiene acostumbrados en los finales de estío de estas latitudes.  Abro la puerta que da al jardín para escuchar a placer el murmullo que borda el agua en esa naturaleza próxima y domestica. Alivia. Las hiedras y el magnolio, brillan cercanos e impertérritos bajo esa inesperada llovizna y junto al verde profundo del seto, las primeras hojas de la umbrosa morera, caen sobre el césped como aldabonazos de otoño...

Los gatos entran a refugio. Huele a tierra mojada y en el ánimo se filtra esa sensación indefinida del desenlace…  también de escape, de liberación. Respiro hondo, mientras pienso que cada cosa tiene su momento y que un final es a la vez un inicio. Si algo no perdona, lo enfoques por donde lo enfoques, es el tiempo. A pesar de nuestros pautados y falsos calendarios vitales o temporales, hasta en su sentido atmosférico, él, siempre está ahí para de alguna forma recordarnos, que la vida y todo… sigue pasando al albur de los días y los hechos. Irrefutable. Sumando años, sucesos y tormentas varias, en el más amplio sentido del término.

Amores, gentes, proyectos, deseos… quimeras que van y vienen en nuestro tiempo concedido, dejando  su impronta imborrable, pero que terminan por desaparecer en estaciones y etapas que nos devoran y viceversa. Disolviéndonos en recuerdo. En pasado.

Cuestan los cambios, aún los esperados. No importa si por sabidos o buscados, el caso es que  nos provocan ese sentimiento de inquietud, que suelen dejar el abandono o la renuncia, la pérdida... o hasta una racha de mala suerte que luego resulta no ser tal. Un tiempo extraño pero necesario, que nos incita a seguir sin volver la vista atrás. Asimilando el final de sueños que se desvanecen en la estela de otros nuevos.

Sabor de vida en estado puro.
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