Imagen hallada en Internet de origen incierto
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"Que el camino salga a tu encuentro. Que el viento siempre esté detrás de ti
y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar, que dios te sostenga suavemente
en la palma de su mano." (Bendición Celta)
Si el tiempo o la autoridad competente no lo impiden, falta poco más de un mes, para que la que suscribe, inicie una pequeña (o gran… según como se mire…)
aventura, que consistirá en recorrer en
solitario una parte del camino francés, de lo que se conoce popularmente como “Camino
de Santiago o Camino de las Estrellas”. La intención es caminar por mi tierra,
es decir, partiendo desde el Cebreiro, donde cuenta una vieja leyenda que se guarda
el auténtico Grial. Lo que está por ver,
es si mi meca será la cristianizada tumba del apóstol o continuaré hasta
Fisterra, final de un camino mucho más antiguo y esotérico, conocido por el
nombre de ”Camino de las Ocas”. El Camino de Santiago, es en realidad una ‘reconversión’
interesada de este. Pero esa decisión dependerá, además del talante con el que
llegue… de mi estado de cansancio e integridad física. O de esa poderosa y extraña
fuerza, que dicen provee esa ruta.
Por sencillas razones de lógica práctica, como son domar el
calzado, acostumbrarse al peso de la mochila o tener hábito de pisar todo tipo
de terreno, llevo preparándome al efecto, desde finales de 2012. Estos preparativos, ya son todo un inicio en si mismos,
e incluyen además, como es natural, documentarme. Algo, que me está resultando
especialmente grato.
Siempre se ha hablado del carácter iniciático y esotérico del
Camino, y la verdad es, que cualquier investigación por somera que sea, desvela
datos al respecto, como mínimo sorprendentes. Es tal, la avalancha de información
sobre el mismo y de sus conexiones mágicas, que resultaría, además de inabarcable,
absurdo, intentar en estas pocas líneas dar cuenta de todas esas referencias
que a lo largo de los siglos lo han revestido de esa particular idiosincrasia. Pero
sí que dejaré, para quien esté interesado en seguir investigando, unos breves
apuntes. Quizás las averiguaciones le resulten tan placenteras como a esta
enamorada de la simbología y geometría sagradas.
Se cree que ese antiguo camino que finaliza en tierras del Cabo
de Touriñán, (donde hay un faro que debe verse con el mar embravecido, al menos
una vez en la vida) es frecuentado por nuestra especie desde antes del Neolítico.
Por lo visto, desde muy antiguo, existe como una ‘tirada telúrica' para caminar,
por y hacia, esas tierras del Oeste del
continente. Una especie de fuerza geo-biológica, de la que constructores y
canteros medievales tomaron buena nota, al construir sus templos y catedrales
en esos mismos ancestrales lugares, que otras culturas mucho más antiguas, ya
habían señalado y escogido anteriormente
como centros de poder. Por no hablar de la fortísima simbología, totalmente
heterodoxa, que se muestra en paredes e imágenes de esas bellas construcciones.
Todo un lenguaje mágico y revelador para quien sabe descifrarlo o para el peregrino
atento.
En todos esos templos y caminos, la señal más común y
significativa, es siempre una pata de oca*, que se asemeja de forma considerable
al tridente de Poseidón de todas las culturas atlantes. De hecho, antes de la
existencia de mapas y sendas señaladas… dicen que los caminantes durante el día
seguían la ruta de vuelo de las ocas y de noche a las estrellas. Algunos historiadores relacionan ese signo
también, con la cruz templaria, y hacen notar que la misma, está compuesta por
dos patas de oca invertidas y cruzadas. Asimismo, esta misma orden se implicó durante
largo tiempo, de lo que hay pruebas palpables a lo largo de todo ese recorrido,
en la custodia y promoción de esa ruta sagrada. A ellos, entre -muchos- otros
orígenes, se atribuye la creación… o quizás debería decir popularización y
conservación… como una especie de alegoría, de ese camino para iniciados, del
aparentemente inocente Juego de la Oca. Sobre el que a poco que investiguéis, podréis
comprobar la gran relación que guarda con el Camino. Os aseguro, que esa
enigmática y supuestamente anodina espiral de 63 casillas, 64 si contamos la de
llegada… más que un juego… es toda una parábola en la que se puede identificar
desde el camino o las estrellas, a la propia vida… pasando por una numerología
simbólica y cosmológica más que sorprendente, por su exactitud.
En fin! quizás otro día, o a mi regreso, me vea con ánimos
de daros de nuevo la lata con este tema que me apasiona. Mientras tanto, os
dejo un vídeo que os recomiendo vivamente que visionéis. Además, explica mil
veces mejor que yo, lo que intento transmitiros.
*La oca, es en muchas culturas antiguas, como la celta, la
egipcia, la griega o la védica, un animal sagrado. Una especie de hierofante que
nos muestra el camino a la divinidad.