Los dragones de Cristalia vuelan de nuevo

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Esta, es una entrada, en su sentido de acceso. Un boleto de primera fila con palomitas incluidas, para mi buen amigo Antonio, singular y notable persona donde las haya. Es además, autor y fac-totum del Cuaderno Nocturno, en mis enlaces,  que desde aquí os recomiendo encarecidamente. También para todos los que hasta aquí venís habitualmente.  Especialmente a aquellos que nos habeis obsequiado a ambos, con vuestro interés y comentarios en esta ya... casi saga, que nos llevamos mi virtual amigo y una servidora. Y aunque quizás por fin, en clave de epílogo, espero que os merezca algún interés.

No me queda más que advertir de nuevo, al que llegue por vez primera, o no haya seguido “la conversación” que nada más lejos de un enfrentamiento que este grato y placentero coloquio. Y que ante la imposibilidad circunstancial de mantenerlo en Salamanca (yo también me la pido, mira éste!) delante de un café cortado y una Coke… pues buen lugar es este Mar de Dédalo que une Cristalia con el amable y siempre sugestivo Cuaderno Nocturno.

Así que sin más preámbulo ni dilación, que asaz me extenderé, entraremos en materia:

En primer lugar dejar claro que al igual que tú, no creo que nuestras posiciones anden tan alejadas, pero como en todo, siempre hay matices que se escapan al primer vistazo. Creo que convendrás conmigo en que coincidimos plena y absolutamente en una cosa principal: en la Búsqueda, así con mayúsculas. Sea de -y- a través, del “tirano interior” en tu caso o de un lugar dentro mí, en el mío. Pero eso, no es óbice para que abundando en lo de que “la singularidad es una quimera” y ya que no te gusta el símil de las hormigas de diferentes hormigueros… intente otra semejanza con la que probablemente se me comprenda algo mejor.

Nunca dije que fuéramos iguales, si no que los seres humanos nos parecemos de forma extraordinaria. Te diría que somos árboles de distintos huertos, con diferentes frutos, bayas o hojas, pero árboles al fin. Dependiendo de si estamos en la solana o en la umbría, nos harán bien unos u otros cuidados.

Por ejemplo, que la geografía es definitiva y marca lo suyo es cosa sabida. Quiero decir, que a veces, nacer unos Kilómetros más arriba o más abajo, marcan nuestra vida de forma irrevocable… y si no que se lo pregunten a las féminas de Afganistán… no obstante, también ellas sienten y padecen, dentro de lo que a mí me parece su terrible cultura, por las mismas cosas que yo, aunque sea de diferente manera o por distintos motivos. No me refiero sólo a las necesidades biológicas obvias, que también. Si no, a que al igual que yo y que TODOS, sienten amor por sus hijos, miedo a la muerte, odio cerval o temor al enemigo que las maltrata y felicidad cuando creen enamorarse.  Asimismo, aunque no sean conscientes de ello, ni lo nombren como existencialismo o nihilismo, son capaces de experimentar exactamente el mismo vacío, el mismo absurdo, la misma náusea o las mismas tendencias suicidas, que cualquiera de los lectores de Sartre, Heidegger o Schopenhauer etc… A estas alturas está todo inventado o por esos campos akásicos de información, amigo mío. No se me pasa por alto, que quizás no se enamoran de la misma forma, ni valoran la libertad de escoger que yo pueda tener en la misma medida, pero eso entra ya dentro del factor cultural  de los valores, siempre tan aleatorio. Son árboles de otro huerto. La fallecida Benazzir Bhutto, dijo una vez que lo que más le sorprendió de Inglaterra cuando llegó por primera vez para iniciar sus estudios en la Universidad, es que el país tuviese leyes que protegiesen a los ciudadanos…

En mi opinión, TODOS, es decir, toda la gente que saliste a observar por tu ventana, incluyendo a tu barrendero, somos capaces de experimentar la misma pureza de sentimientos que cualquiera de los personajes de Goethe, Dostoyevski o Rilke... incluso aquellos que nunca han oído hablar de esos autores. O de sentir el mismo arrebato escuchando “su música” que el que yo pueda sentir escuchando a Mozart. En una cosa te doy la razón, somos de mundos diferentes… pero no somos tan distintos… Sigo creyendo que nos parecemos mucho y que seguimos partiendo del mismo sitio para, no importa el camino, llegar a los mismos lugares. Porque en última instancia, desaparecer en un hoyo o en cenizas... es "desaparecer" en ambos casos.

Espero que después de la explicación, quede algo más claro, también, el porqué de mi escepticismo con referencia a élites o héroes… todos y ninguno, en mayor o menor medida lo somos y no lo somos. Un héroe o una élite, siempre lo son con referencia a un grupo o a un modelo. Ahí están Ghandi o Chávez para ejemplificar lo que intento decirte. Si preguntásemos a los seguidores de ambos, muchos, se expresarían casi en los mismos términos sobre ellos. Y en mi opinión (subjetiva como la de todo el mundo) ¡va a ser que no es lo mismo!

Dices también en tu respuesta, que una de las cosas que nos iguala es la muerte, algo que yo también suscribo. Sólo añadiría, que menos mal, porque si no sólo se morirían los pobres… a veces, mi vena irónica se me escapa hacia el sarcasmo. Discúlpame, pero realmente lo pienso así.

Y ya dentro de mi crónica ironía te diría, que… si por ventura, me tropiezo con Goethe o con Mozart por esos Universos perdidos cuando abandone éste, y me inquiriesen sobre si tengo un Fausto o una obra musical de envergadura, debería responderles que no, pero podría también decirles que fui Mariana para algún Wilhelm y que viví en primera persona, lo que ellos en muchas ocasiones, sólo hicieron a través de sus personajes. Y que también fui capaz de desaparecer en mi Teatro Mágico al igual que Haller. En el caso de los músicos, debo decirte que corresponden a esas excepciones de las que hablo. Pero aún así, mi obra cumbre como mujer que soy, mis tres hijos, no hay músico ni artista que lo supere… o sí… a riesgo de parecerte recalcitrante, te diré, que cualquier afganesa que haya criado a los suyos con el mismo amor pensaría lo mismo… porque como diría una de mis gemelas, nos parecemos “mazo”. Y todos podemos alcanzar el nirvana de lo sublime o la bajada a los infiernos, aunque sea por diferentes vías. Pero al cabo, vamos al mismo sitio.

Asimismo, en tu segunda entrada escribes: “según respire mire y me mueva, así filosofaré” pues justo eso quería decir con mi “¿se puede hacer otra cosa?” a eso, que siempre hace cierto el viejo adagio de que “cada uno habla según como le ha ido en la feria”. Cuando hablo de soluciones adelantadas “a” ese caminar por el filo, me refería a la solución final que muchos nihilistas-existencialistas optan en el libre uso de su albedrío, ahí están el amigo Friederich, incluso tu tío Hermann para ilustrar lo que digo, y sobre los que siempre planeó ese fantasma. Aunque si quieres que te diga la verdad, y siguiendo en mi línea escéptico-irónica, creo que todos, en algún momento, somos un poco “suicidas de café” ¿verdad?

En cuanto a si vivimos el presente, después de mis clases de Física, debería preguntarme si existe tal cosa. Anteayer leía a mi amigo Yandros, al que debo incluir sin falta en mis enlaces ¡ya mismo!. Pues en una de sus entradas, en un ejercicio de síntesis y claridad totalmente envidiables desde mi punto de vista, dice:

“¿Realmente, cuanto dura el presente?
Podríamos decir que es infinito, porque nunca empieza ni acaba. Pero también lo sería el futuro, porque tampoco acaba y siempre empieza (en el presente) o el pasado que nunca empieza y siempre acaba (en el presente). Podríamos decir que el presente dura siempre y que el pasado o el futuro, no es sino una entelequia de nuestro cerebro para intentar darle un sentido a nuestro espacio-tiempo, para ordenarlo, para intentar comprenderlo.
O podríamos decir que no existe. Que el pasado y el futuro se unen en un infinitesimal momento. Es pasado hace cinco minutos, hace cinco segundos, hace cinco milisegundos… y es futuro dentro de esos cinco milisegundos” No se puede decir más en menos ¿verdad? Y es algo que me parece muy en la línea de tus dudas, en cuanto a si hemos, o no, venido…

Dicho esto, creo que tienes toda la razón cuando dices que el presente se nos escapa de las manos, como el agua de entre los dedos… sólo matizaría que lo único seguro PARA TODOS, es que nos mojamos… aunque nos la cojamos con papel de fumar… como Fromm, en su tener o ser y perdón por la ordinariez…

Tengamos lo que tengamos, absolutamente todos, desde que ponemos los pies en este mundo “somos” enfermos terminales, lo único que nos diferencia a la mayoría de unos pocos, es que esos, llevan la fecha de caducidad más o menos impresa por diferentes motivos ahí en mitad de la frente, como los yogures… y a eso es también a lo que me refiero cuando digo que todos somos falibles y finitos, porque a todos sin excepción y muy a pesar nuestro, nos puede en algún momento la maldad. Sobre el concepto de Dios y adláteres, ya me he manifestado con suficiente claridad en otras ocasiones, así que  no creo necesario reiterarme de nuevo en él. Aunque por otra parte, no dejo de observar que tú no te has definido claramente en ningún momento sobre el mismo, por lo que te supondré dentro de un agnosticismo laico y espiritual, salvo, que me saques del posible error.

En cuanto a mantos o velos, acerca de ironías y esperanzas, aciertas de pleno en tu interpretación. Me gusta mucho más “abrigarme” en el velo ligero y fino de la ironía que bajo el pesado manto de la espera… que siempre desespera… y tal como dices también, si hay magia en el aire que nos envuelve, lo que sea llegará… y siempre será más llevadera la adversidad o la frustración a través de la ironía que de la esperanza decepcionada…

Por último, y también dentro de mi vena irónica, sólo me queda por presentarte a mi buen amigo Abraracurcix, al que crees no conocer, aunque si te digo que es jefe y gran amigo de Asterix y Obelix , de los que soy una ferviente seguidora desde niña, sabrás a quien me estoy refiriendo sin duda alguna. Al valiente, aunque algo supersticioso jefe galo sólo le da miedo que el cielo se nos desplome encima de nuestras cabezas… y ya ves, que según los cosmólogos, no andaba muy errado….

Seguro que aún quedan cosas en el tintero, pero ¿qué más puedo decirte? Quizás que en tu caso y en el mío, más que árboles de diferentes huertos, somos ramas de un mismo manzano. Las tuyas al sol resplandeciente, las mías no tanto…

Aquí, en Cristalia, creo que llueve más a menudo que en tu maravilloso y mágico Cuaderno y los dragones acostumbran a volar al abrigo de las sombras nocturnas… por eso quizás me pasan desapercibidos, pero prometo estar atenta por si…

Un abrazo y mi admiración sincera, por vuestra paciencia, a todos los que hasta aquí hayais llegado, y uno muy, muy especial para mi amigo el Druida del Cuaderno Nocturno.