domingo, 21 de diciembre de 2008
Caminando sobre la infancia
__________________________________________________
- Para "Soportándome", que preguntó -
__________________________________________________
"La infancia, no se recupera. Se conserva". (Ana María Matute) 16/10/2012
__________________________________________________
Erase una vez, una niña de aspecto frágil y mirada escrutadora, que indagaba en el entorno de su realidad con curiosidad insaciable. Tiempos azarosos la habían relegado a vivir en el oscuro internado de una pequeña capital de provincias. Todos los inviernos enfermaba debido a la fría humedad que reinaba en aquel vetusto y antigüo edificio, en el que las monjas se negaban a encender la calefacción por algún motivo que siempre se le escapó. Lo que añadido a una naturaleza delicada, provocaba que lo que en otro niño cualquiera eran unas sencillas anginas, se transformase en ella en una bronquitis complicada.
Era entonces, cuando el médico del colegio determinaba a menudo, la conveniencia de que la pequeña se trasladase a un ambiente más seco y soleado. Adoraba ese instante, que acostumbraba a esperar con los dedos cruzados. Ese diagnóstico, representaba abandonar su estado de prisionera y viajar con su tía-abuela a la que idolatraba, hacia la libertad y la magia. Una corriente mutua, que provocaba que ambas esperasen con impaciencia el momento de reunirse. La anciana, muy respetada por los lugareños, era una genuina Druida a la antigüa usanza, sabia en conjuros y remedios de hierbas. Ampliamente solicitada para curaciones, pero también para lecturas de runas y cartas, en las que era una auténtica experta Un contacto que resultaba benéfico para ambas, a la pequeña le daba seguridad y la anciana aliviaba su soledad.
Así que, en una bella y remota aldea de un valle perdido entre montañas, atravesado por un gran río en el que desembocaban infinidad de riachuelos de las diferentes parroquias que lo conformaban, ambas se acompañaban en un grato y deseado equilibrio. Al dúo, había que añadir a dos mastines y un perrillo bastardo, que ella había rescatado de las aguas de un arroyo cercano donde le habían abandonado con la intención de que se ahogase. Y que respondía, como no, al nombre de Moisés. Habitaban la vieja casa familiar, un recio caserón de granito dorado, un tanto destartalado casi a punto de entrar en ruinas, pero en el que nunca faltaba un buen fuego donde calentarse.
Vivir allí en época escolar implicaba una cierta soledad. Los pocos niños que había de forma permanente en la aldea, acudían a la escuela de una localidad cercana y no regresaban hasta bien entrada la tarde, evitándose así el doble viaje por los intransitables caminos de invierno. Pero eso nunca le importó a una solitaria de vocación, más bien al contrario, le permitía sumergirse durante horas en la lectura, en una pequeña pero jugosa y variopinta biblioteca que había en la casa. Un lugar encantado donde el sol entraba a raudales desde el alba hasta el anochecer y que su tía cuidadosa y sabedora de sus gustos, caldeaba con un buen fuego de chimenea.
Esa soledad y la crudeza del invierno norteño, la convirtieron para siempre en un ratón de biblioteca, pero hizo ahí grandes amigos, Perrault, Andersen, Steveson, Twain, H.G.Wells, Dickens, Dumas, Verne o Salgari, fueron compañeros inseparables en esos días que se sucedían sumergidos en aventuras sin fin. Una buena base para pasar poco a poco, sin dificultad alguna a lecturas de más enjundia. Moisés, sus sueños y ese séquito de literarios amigos la acompañaban la mayor parte de las veces, en sus largos paseos entre robles y castaños por los tupidos y hechiceros bosques cercanos, en donde cualquier cosa era posible.
Acostumbraba a despertarse con el tañido de las espadañas de alguna de las ermitas cercanas. Su primera sensación era olfatear el aroma de la pinaza y las vides quemando en el hogar, mientras su tía preparaba el desayuno. Aún a día de hoy, ese aroma familiar de la leña ardiendo, la devuelve siempre inevitablemente, a ese entrañable momento.
Convirtió en todo un ritual matutino, abrir la ventana de su habitación para otear el magnífico paisaje que acariciaba su retina y su cerebro desde esa atalaya privilegiada. Un auténtico placer, observar como el sol tímido de esas latitudes del Oeste, diluía lentamente las neblinas de primera hora, descubriendo poco a poco los vastos viñedos, lustrados por un baño de orvallo reciente que se extendían más allá del río, hasta el ferrocarril que discurría por el otro lado del valle. Justo en el medio, bordeando la poderosa corriente de agua, se mecían los altísimos chopos, que parecían esforzarse para alcanzar a las lejanas y viajeras nubes, trayendo rumores de agua cristalina y presurosa. Le daba seguridad, aún sin prestarle atención, percibir el murmullo cercano de la conversación de su tía con alguno de los escasos vecinos. Y a lo lejos, rodeando aquella clarísima olla volcaníca, el sky-line de montañas azules que aún hoy podría dibujar con los ojos cerrados.
Eran esos los momentos que se le hacían más presentes cuando pensaba en algo cercano a la felicidad. Sólo allí era capaz de abandonarse por completo y sin temor alguno... en una especie de arrobo casi místico, donde se daba una comunión perfecta con el medio que hacía desaparecer todo lo demás... Sólo ella y la naturaleza. Hubo veces en que llamarla por su nombre no era suficiente para devolverla al presente y la Druida debía tocarla en el hombro dulcemente para hacerla regresar de sus sueños. En ocasiones, se acomodaba con ella en el alféizar y durante unos minutos ambas se abstraían en completo silencio en la contemplación de aquel prodigioso entorno.
Nunca como allí, se sintió mas en casa. Incluso ahora tantos años después, sentía que pertenecía a ese lugar y a ese tiempo... en cuerpo y alma. Como si fuese un roble o un peñasco más de esa Geografía amada y grabada en sus pupilas para siempre.
_________________________________________
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es adorable haber tenido alguien durante la infancia por quien sentir y que le haya dado tanto amor a esa pequeña.
ResponderEliminarUna historia maravillosa.
Besos preciosa
Qué bella historia, Cristal. Los niños abandonados, sin familia, o se hacen delincuentes o aprecian la vida, los paisajes, los lugares ,los sentimientos y el amor más que ningún otro.
ResponderEliminarHay lugares mágicos que marcan nuestras vidas. Sabina dice en una canión que al lugar en que has sido feliz no has de volver (supongo porque puede decepcionarte) ¿Cómo vería la niña ese mágico lugar de mayor?
Me has recordado a una novela de Rosa Regàs en la que la protagonisa hereda la casa de su abuela, una casa mágica en un lugar mágico, pero que le hace descubrir que no pertenecía a aquel lugar tanto como ella creía.
Un beso, guapa
Existen lugares que son alma.
ResponderEliminarQue bueno, haciendo amigos como esos, naturaleza de ese índole y con un Moises de guia entre ella...
ResponderEliminarQuién no disfruta de la infancia....
Yo tuve a los mismos que tu, variaron poco, pero también me sentí Tom Sawyer jugando en algún estanque de esos que se utilizan como abrevadero.....
También tenía una vistas maravillosas desde la azotea de la abuela, Sierra de Cazorla incluida, y me subia a caballito a la especie de pasamanos hecho de ladrillos....
Y sí, cada vez que voy, se que pertenezco a ese lugar, a esos olivos, al manantiál, que como no los árabes que erán tan listos, establecieron allí los cimientos de lo que hoy es un bonito pueblo, con historias de niños, que ya no somos tan niños.......
Un beso.......gracias por dejarnos leer eso.....y por hacernos recordarnos que nosotros también fuimos niños......
Me ha encantado el texto. Muchas gracias por dedicarme la entrada. Aunque no recuerdo bien qué te pregunté.
ResponderEliminarLa niña de hoy parece que tenía un poco de frío en el alma que los "remedios.calor" de la tía la curaban.
Es realmente bionito. Un beso!
Cuando la palabra hogar tiene mucho mas que el significado del diccionario!!!
ResponderEliminar:-)
Besitos!!
Y, digo yo, Cristal, ¿como pretendían aquellas monjas que tu abrirías el corazón para que te entrase el espíritu santo, si con el frió que tenias estabas encogida de hombros?. Ahora, en otro internado que estuvo la E. Aguirre, menudas broncas echaba la madre superiora a las monjitas, cuando se retrasaban un minuto en encender la calefacción, por eso en ella el espíritu santo le entro de lleno.
ResponderEliminarCristal, mis buenos deseos de fiestas para ti y los tuyos, igualmente para tus inteligentes comentaristas.
Precioso post, me ha gustado mucho. Me trae recuerdos nostálgicos, pero muy lindos.
ResponderEliminarOyana lo ha dicho todo: "Hay lugares mágicos que marcan nuestras vidas."
Besos mañaneros ;)
Preciosa historia, me ha encantado...tierna, nostálgica, triste y ala vez alegre. Muy bien guapa....
ResponderEliminarUn abrazo grande
Cristal, sólo desearte mucho bienestar para estos días y que 2009 sea un año lleno decosas buenas.
ResponderEliminarUn beso
preciosa historia!!
ResponderEliminarme encanto
creo que sé lo que se siente el hecho de estar en un lugar y sentirse tan parte de él que cuando te alejas es como si el alma no pudiera vivir
precioso
^^
mil besos
Una maravilla de relato.
ResponderEliminarEsto sí que es un cuento de Navidad de los buenos.
La vuelta feliz a los orígenes, a la niñez.Buen regalo de navidad, Felicidades
Hermosa evocación Cristal! Te imagino niña correteando con Moisés, el descubrimiento de los libros, el paisaje, el pequeño pueblo que se tornaba mágico, los aromas, los árboles (que también mantienen una relación estrecha con vos)y el amor, que siempre hace milagros en el alma. Te abrazo.
ResponderEliminarMe ha encantado la evocación de recuerdos y la forma narrativa de expresarlos. Me asalta una duda: ¿la infancia era así o la idealizamos con el tiempo? Y entonces hablamos del paraiso perdido... Otro, en la circunstancia de esta niña, quizás se habría sentido desdichado por la soledad y la falta de comunicación con otros niños. No sé. El tema de la mitificaciòn de la infancia me seduce mucho. No tengo claro que fuese tal y como la evocamos... Un fuerte y cariñoso abrazo, Cristal.
ResponderEliminarA mí me gustan las montañas y las reminiscencias de un bucolismo que nunca viví... Pero esa casa sí que la recuerdo y, aunque estaba en una gran ciudad, tenía un riachuelo en el fondo y al final de la calle empezaba una frondosa y misteriosa jungla.
ResponderEliminarGracias por hacerme evocar los días luminosos y las noches pobladas del murmullo del agua.
Palabras cristalinas para empezar con ternura la semana.
Un beso (Zirconita)
Yo siento que aún soy un poco niña...que se me pone la cara colorada con el frio, y que me gusta corretear por la montaña. Qué hogareños nos vuelven estas fechas!! Es un precioso relato que me ha sobrecogido en una noche solitaria...
ResponderEliminar¡Bravo! por este paseo entre las nubes de la infancia mágica donde se asientan las raíces verdaderas de nuestra vida. Allí donde se vuelve, aunque sea sólo con la imaginación para recomponernos cuando notamos que algo se resquebraja dentro o cuando las fuerzas se debilitan.
ResponderEliminarYo tengo mis lazos especiales en dos sitios diferentes, pero están y son, y allí me curo y se reencuentran la que soy y la que fui cada vez que lo necesito.
Te deseo muchísima felicidad... ahora y siempre.
Besos
Cuando eres adulto y echas la vista atrás, a veces te preguntas si no lo habrás soñado todo... Pero ahí tienes a una vocecita que te dice que...no.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho! (ahora que lo pienso...¿cuándo NO me gusta? Never, darling, never, ja, ja, ja!)
Felices fiestas, de todo corazón. Un beso!
Qué maraviloso tener la seguridad de que perteneces a un lugar al que siempre puedas volver, ese es un privilegio que no tengo y que me gustaría haber tenido. Preciosa historia tocaya.Un beso.
ResponderEliminarEs una historia preciosa, me ha encantado Cristal!!!
ResponderEliminarHola Cristal. De niña a niña, esos recuerdos son tu talimán, tu sello, lo que te diferencia. Si alguna vez los extravías, pide ayuda, yo te recordaré lo especial que eres.
ResponderEliminarPues si Adriana, tener a alguien así, aparte de ser una gran suerte, imprime carácter.
ResponderEliminarBesos.
Oyana, me alegro que te gustase la historia. Hay lugares que marcan tanto o más que las personas, y que forman parte del patrimonio emocional que nos sostiene, en los buenos y en lo malos momentos. Yo conservo mi rincón en ese paisaje, al que viajo a menudo. Y cuantos más años pasan más le pertenezco.
Besos.
Así es Sintagma, hay lugares que son alma pura.
€rik, todos caminamos sobre la infancia. Y los niños de pueblo, todos hemos sido un poco Tom Sawyer y vayamos donde vayamos y hagamos lo que hagamos, ese niño y su lugar sigue viviendo dentro nuestro.
Besos.
Soportándome, pues tu pregunta me desconcertó tanto, que me puse a pensar y esto es lo que salió.
Besos y gracias por preguntar.
Gabi, pues sí, la palabra hogar es mucho más que lo que pone el dccionario.
Besos.
Terry, no sé las monjas de la Aguirre, pero te aseguro que las mías eran pinguinos de corazón helado.
Besos, y felices días también para ti y los tuyos.
Gracias Miss Adore, hay lugares que nos marcan de por vida y para bien.
Besos.
Lola, gracias por las amables palabras que siempre tienes para mi. Besos.
Vanessa, has descrito esa sensación a la perfección.
ResponderEliminarBesos y felices días.
Gracias por tus palabras Vita, tus comentarios, si que son un regalo para mi. Un abrazo y felices días.
ResponderEliminarPues sí Ana, no te imaginas hasta que punto aciertas... y los árboles y yo también nos queremos, cierto!
Besos muy grandes querida, mis mejores deseos para ti y los tuyos.
Luis Antonio, muchísimas gracias por tus palabras. Todos tenemos tendencia a embellecer los redcuerdos. Pero te diré que esa niña sólo ha querido recordar una ínfima parte, en este caso buena, de su infancia, porque alguien aquí en el blog le preguntó, por su auténtica sensación de felicidad. Y la otra parte, no tan buena, de momento se la guarda... que no está el mundo para penas...
En todo caso, te aseguro que tengo muy pocos motivos para mitificarla.
Muchos besos y felices días para ti y todos los tuyos, en Barna y en Teruel.
Qué hermoso relato, es como haber estado allí y disfrutado de esos bellos instantes de la infancia.
ResponderEliminarMuchos besos. Que pases estos días lo mejor posible y que el próximo año sea mejor que éste.
Gárgola querida, que bien si te traje buenos recuerdos. Todos llevamos dentro un paisaje que nos pertenece más que ningún otro, y recordarlo de tanto en tanto, nos ayuda seguir en esta jungla cotidiana que nos ha tocado. Besos y felices días para ti y los tuyos.
ResponderEliminarElisa preciosa, te sientes un poco niña, porque aun lo tienes muy cerquita...jeje. Muchas gracias por tus palabras. Te deseo lo mejor par ti y los tuyos. Un beso muy grande.
Luisa, muchas gracias. Tal como dices esos lugares que forman parte de nuestro patrimonio emocional, nos permiten cargar pilas en momentos difíciles, que nunca faltan... es una suerte excepcional, tener más de uno.
Un beso y mis mejores deseos para ti y los tuyos.
Gracias Mercedes, para bien o para mal, esa vocecita nos mantiene unidos a esos recuerdos de infancia.
Un beso y mis mejores deseos también para ti.
Gracias tocaya, la verdad es que es un privilegio tener un sitio al que volver. Tienes razón. Un beso y felices días.
Gracias Duncan, un beso para ti y otro para su majestad.
Gracias Olvido, te tomo la palabra, y si un día pierdo mis recuerdos tendrás que hacer valer tu pseudónimo para recordármelo.
Gracias niña amiga. Un beso y mis mejores deseos también para ti.
Gracias Caminante, me alegra que disfrutases con el relato.
ResponderEliminarUn beso y mis mejores deseos también pata ti.
Con tu permiso, Cristal, me voy a quedar un rato más mirando los viñedos con su brillo de orvallo, y observando el tranquilo baile de los álamos del río...
ResponderEliminarGracias por abrirnos esta entrañable ventana al mundo de la infancia. No todos hemos tenido la suerte de gozar de cosas así cuando éramos niños, pero inexplicablemente son esas cosas las que siempre buscamos en nuestros viajes.
Bueno, ya me voy. Que si no va a decir la Druida que quién es ese señor de bigote que se ha quedado ahí parado como una estatua...
Un saludo luarqués.
qué relato más bonito.! Me recuerda mi infancia, siempre con catarro y anginas y frío.
ResponderEliminarMuy felices fiestas de mi parte y de todos los durasianos.
Un abrazo.
Porque eres un revulsivo para las conciencias y la observadora más observadora de todas las observadoras...
ResponderEliminarcuando tengas un ratito, te pasas por mi blog a recoger un premio.
No te lo pierdas pues es la única edición de entrega de premios que voy a realizar jejeje
Besos
Perdona por la indiscreción pero ¿está basado en una historia real? Bonita en todo caso...
ResponderEliminarMil besos.
He visitado contigo los mismos lugares y paisajes...
ResponderEliminarMuy buena descripción y muy bello relato.
Gracias Antonio, puedes quedarte tanto como quieras y estaré encantada. Aunque en Luarca hay lugares tan, o más, idílicos. No anda tan lejos ese valle de ahí, sólo un poco más al Oeste. Y desgraciadamente, mi Druida, años ha, que abandonó esta dimensión. Aunque la sigo sintiendo muy cercana.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias Elisa, me alegro de resultarte tan cercana. Felices días también para ti. Un beso.
Luisa, muchísimas gracias por tus palabras, por tu premio, por ser como eres, por venir siempre hasta aquí...`por todo! voy pallá!!!
Un beso muuuuuuuuuuuuy grande.
Candi, en todo lo que escribimos hay algo auto biográfico, lo demás son tristes o alegres mentiras...
Sí, esta basado en mi niñez. Mi tía-abuela, era la Druida de esa aldea, y la casa, restaurada, aun existe. Incluso la foto es auténtica. Un beso.
Brujita, que bien te sentirías tú en ese lugar tan mágico. Estoy segura. Gracias por tus palabras.
Un beso.
Amo los libros, desde que mi hermano mayor aprendió a leer y yo, con él, pegada a la mesa del comedor cuando le repasaban la "m" con la "a". Las monjitas me mandaron a piano mientras mis compañeras aprendían a leer en el cole, para que no me aburriera y la primera vez que acaricié el marfil de las teclas fue con mi abuela (hay una historia muy bonita que algún día contaré). Sentir con las abuelas es un completo lujo.
ResponderEliminarUn besazo, cristal y Feliz Navidad!!
Felices fiestas para ti también, por fin me paso por estos lares xD Espero que te vaya todo fenomenal en este 2009, al menos para mí va a ser importante, se avecinarán nuevos cambios (asomaré la nariz, espero, por ese lugar inóspito llamado universidad xDD eso si los simpáticos correctores de sele lo ven oportuno xDD) todos los que preveo para bien... Espero que a ti te ocurra algo parecido, y sobretodo, que lo pases en salud con toda tu familia y tus mejores amigos! Un besazo!
ResponderEliminarPD: El texto me ha encantado,son todo sensaciones y sentimientos rescatados de la memoria de nuestra infancia, creo que eso para cada uno significa al final nuestro Yo más puro, la base de lo que somos y de lo que seremos. Nunca podemos perder a la niña que llevamos dentro, no?
-si llego a saber que esto trae tanto lío- lo mismo lo haría de nuevo! Besos navideños!
ResponderEliminarMe has trasladado un poco de felicidad, tus palabras rezuman nostlagía y mucha alegría...
ResponderEliminarque placer leerte!
Feliz NAvidad y muchas gracias por leerme, no me cansaré de repetirtelo!
un beso
No te voy a decir nada que no te hayas dicho, pero tengo que hacerlo. Tengo que comentarte, porque tu texto me ha cautivado. He visto el paisaje como si estuviera al lado de esa niña, como si yo misma fuera un chopo, o agua de ese río, o un libro de tantos, o incluso el aroma del desayuno.
ResponderEliminarSencillamente genial Cristal, de verdad.
(aprovecho para desearte Felices Fiestas, aunque la Nochebuena y la Navidad ya hayan pasado)
Un abrazo enorme.
He vuelto a releer la entrada. La antigua. Mi comentario.... Ahora entiendo todo mucho mejor. "Felices" días.
ResponderEliminar¡La foto me encanta! Me recuerda al valle donde se encuentra mi aldea. Feliz Navidad y que los Reyes se porten bien contigo XD
ResponderEliminarCristal, una historia hermosa!
ResponderEliminarLos mejores deseos en estas fiestas, que el año próximo este lleno de bendiciones del niño Dios, espero que podamos seguir compartiendo espacios y sentimientos durante mucho tiempo mas. Un beso
relato belo y melancólico para unos días melancólicos y fríos navideños. ¡Muy feliz Nochevieja y feliz 2009 de parte de todos los durasianos!
ResponderEliminarun cordial abrazo
Un texto encantador, Cristal.
ResponderEliminarLos ojos son ventanas para el olvido y para el encuentro. La mirada de una niña la nostalgia más atroz.
Todos pertenecemos a algún lugar en cuerpo y alma... sólo que, a veces, cuesta encontrarlo.
Muchos besos y un abrazo.
Y leerte es volver a algún sitio de donde nunca quisiste marchar.
ResponderEliminarNo sabes lo bien que me haces sentir. Adoro tu espontaneidad y tus abrazos sinceros.
Gracias. Un beso.
Chuff!!
Espe, te entiendo bien. Mi desespero era grande, cuando mi hermana que me lleva tres años, aprendió a leer y yo no sabía todavía. Cogía un cuento, y cuando ella pasaba la página yo también... esperaba pacientemente a que terminase y me lo explicase todo de cabo a rabo.
ResponderEliminarMe sentí una triunfadora, el día que lei mi primer cuento yo sola.
Besos.
Carmen, todo saldrá bien, ya lo verás. Y nunca pierdas a tu niña interna. Ni te imaginas lo que ayuda a situarse en el mundo, no olvidar quienes somos y de donde venimos. Un besazo y felices días preciosa.
Soportándome, me alegro de que por fin lo entiendas todo...que afortunado jejeje. Tú preguntaste!
Que bien si te gustó Roberto. No pienso perderme ni una de tus entradas. Un beso y felices días.
Gracias Gloria, muchísimas gracias. No sabes lo que me animan tus palabras. Siempre dudo un montón antes de colgar los textos. Nunca me acaban de gustar del todo.
Sobretodo éste...
Un besazo.
Kefalay, ¡ya ves! que cerquita... y es que por ahí el paisaje es tremendo! Un beso y felices días también para tí.
Lluysseandllus, los recuerdos de infancia siempre son un poco nostálgicos ¿verdad?. Feliz año también para ti y todos los durasianos.
Pues sí, y gracias, Sirena, todos pertenecemos a algún sitio en cuerpo y alma y conviene no olvidarlo. Aunque el recordarlo nos ponga nostálgicos.
Un beso y de nuevo felices días.
Queridísimo Zen, créeme si te digo que estoy tan contenta de verte por aquí, que casi no sé que decirte. Sin palabras me tienes.
ResponderEliminarY no sabes, ni te imaginas! como aciertas en el primer párrafo de tu comentario. Valió la pena colgarlo si te hizo disfrutar.
Te envío toda mi energía positiva y montones de besos.
((este Zen... ¿te puedes creer que tengo un nundo que... que... ? te va a pasar lo mismo, lo sé))
ResponderEliminarCristal!!!!estoy mimosa!!!!jajjajaja!!! te extraño...o te echo de menos como dicen ustedes.
ResponderEliminarbesitos.
Gloritxu, este Zen, es de lo bueno, bueno, rebueno, que nos ha traído este mundo virtual. Sin dudarlo! A ver si se nos anima y lo recuperamos.
ResponderEliminarUn beso de Cristalxu.
Ana vida, ahora mismo publico algo aunque sea repetido. Te lo prometo.
ResponderEliminarBesos mil querida.
Muy bueno.
ResponderEliminar..."la infancia es la patria del hombre"...:¿Lo dijo?:¿?
Jarillo, si no es la patria se le acerca mucho ¿verdad?
ResponderEliminarBienvenido y gracias por acercarte.
Un beso.
Hermosa y nostálgica historia Cristal; sobre todo si uno vive en una ciudad ruidosa e impaciente, y al abrir la ventana, se da de bruces con un edificio feo con garaje (siempre obstruído por un repartidor o el cómodo de turno); los bocinazos, las imprecaciones y justificaciones desafiantes, son sus pajarillos y su rumor de aguas. Schopenhauer decía que el ruido, es inversamente proporcional a la inteligencia, y hay mucho voluntarista intentando darle la razón.
ResponderEliminarSe nota que esa niña leyó, y que aprovechó lo leído, para repartirlo generosamente. Estar acompañado en un sitio así por una druida y el mismísimo Moisés, debe ser una experiencia para no olvidar.
Así es Antón, la infancia acostumbra a ser inolvidable. Como apunta el amigo Jarillo, aunque no recuerde quien lo decía (creo que era Rilke) es la patria del hombre.
ResponderEliminarEn cuanto al padre de todos los optimistas bien informados Schopenhauer, estaba claro que había de gustarle a un anacoreta de elección. A mi también por cierto.
Un abrazo.
Que hermoso relato. Me hizo viajar a mi propia infancia y recordar los momentos de intensa y auténtica felicidad.
ResponderEliminarMe alegro que te hiciese disfrutar Nancy.
ResponderEliminarEste texto y el último que has publicado son claros hermanos. Durante un momento supuse con el más reciente, que te inventabas un pequeño relato y, de un momento a otro, aparecería un hada de campo o duende de orejillas puntiagudas. Cómo de fuerte se grabó todo aquello en tu corazón. Curiosamente, estoy leyendo -recomendado por mi esposa- "Jane Eyre", y por momentos, mientras trataba de encuadrar y enmarcar este relato (cosa imposible) recordé el triste pasado de esa Jane Eyre, personaje increíble, inteligente, de aire resoluto desde la más temprana edad. Y lamentablemente te comparé con esa niña de ojos vivos, inspirando con fuerza las bellas imágenes y libros ante su vista, viva y anhelante por aprender. No saqué conclusión alguna, porque al seguir leyendo, comprobé más paralelismos con la Jane adulta a pesar de ser tú una niña y se me pasaron las ganas de comparar.
ResponderEliminarEres una persona muy especial. Quizá todos seamos diferentes, pero hay determinados espíritus, llámalo mejor mentes, que me agrada haber conocido, aún a través de estos medios.
Carlos, yo también tengo costumbre de comentar entradas antiguas de mis amigos virtuales, algo que por otra parte ya debes saber, alguna vez nos hemos encontrado por ahi de casualidad, como en el blog de Antonio.
ResponderEliminar¿Sabes? yo tengo una hermana unos 4años mayor que yo, que también vivía en ese internado, pero que gozaba de mucha mejor salud que yo por ese entonces, y a la que se le rompía el corazón cada vez que me veía partir. Realmente yo, era fortunada, te lo aseguro...
No es la primera vez que alguien ha establecido ese mismo paralelismo que has hecho tú. No diré que es curioso o extraño amigo, la verdad es que los lugares comunes, tanto geográficos como anímicos son evidentes... y me permito decir esto, en la confianza que me da el saber que ya nadie pasea por esta entrada. Y también porque sé que le darás el sentido y proporción que realmente tiene lo que digo.
Y supongo que la soledad y las dificultades, amén de un temperamento no excesivamente sociable que me adjudico la naturaleza de serie... conforman el carácter, de una forma especial ¿verdad?.
No sé porque intuyo, si llegas a leer esto, que me estás entendiendo a la perfección.
Por lo demás, el pasado es el pasado. Ayer mismo, o hace una hora, ya lo es...
Y al igual que tantos, he aprendido ¡que remedio!, o la vida me ha enseñado, dilo como quieras, a enterrar lo que no me deja avanzar, lo que me duele... O eso quiero creer... ¡quien sabe!
Me ha emocionado, no sabes como, leer tu comentario. Hoy precisamente, ando en horas bajas...y un poco de empatía siempre es un regalo. Gracias. Pero me ha alegrado leer en tu blog que estás bien "reparado" ¡de verdad!, yo también aprecio en lo que vale haberme "tropezado" contigo ¡ya lo creo! Hay a quien leo entre líneas, pero en tu caso diría que es, un... "está en el aire"...
Disfruta de los tuyos, a los que también adivino muy cercanos y déjame que te de un beso así de GRANDE, por ser como eres. A tí, también hay que darte de comer aparte... jejeje
uno de mis libros preferidos tambien es el principito, un libro tan sencillo y maravilloso, lleno de los mas hermosos tesoros..
ResponderEliminar"lo que lo hace hermoso es algo invisible...los ojos no siempre ven.Hay que buscar con el corazón.
"me pregunto si las extrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya.
un amigo común se pregunta ,para que existe?
quizas exista para que sea esa estrella que todos encontraremos algún día, quizas exista para que tambien te haya podido encontrar a ti... a otros....
con vuestros escritos sois estrellas que iluminais..
dices que estas en horas bajas, pero como mi amigo , eres creadora .... vuelve a brillar.
Hasivi, no pensé que nadie fuera a viajar hasta aquí con la referencia del blog de Carlos. Hoy en día solo interesa lo último y lo inmediato.
ResponderEliminarEste, es un lugar común donde Carlos y muchos otros, nos preguntamos cosas parecidas.
En lo que estoy de acuerdo es que, él, brilla como una estrella en medio de tanta vulgaridad. Cierto.
Bienvenido y gracias por los ánimos.
Gracias por molestarte en responder. Escribir un comentario es una tarea que se puede hacer de muchas maneras. Uno puede ser simple, escueto y en ocasiones superficial. También puede mostrarse implicado, receptivo y emotivo, risueño y con una sonrisa franca, si da lugar a ello o triste, o callado y en silencio, porque a veces una mirada y un abrazo acompañan mejor que las palabras.
ResponderEliminarYo no quiero tener muchos amigos. Prefiero tener un par de ellos. Mejor dicho, no sé tener muchos amigos. Ni siquiera sé tener amigos, pero ya no me preocupa tanto como hace muchos años, porque perdí el significado y porque siempre he preferido mi sombra por compañía, que de ella me puedo fiar (excepto cuando desaparece al irme a dormir, que la dejo en libertad).
Resulta que tengo amistades virtuales. Con esta hada madrina, Hasivi y con mi querida amiga Katty, de "Lo que pasa por esta cabeza" en http://www.escribotonterias.blogspot.com/ Ellas son mis amigas virtuales a las que quiero de manera muy especial.
Y luego están personas como Rosa y su cerebro que pasea sin casco óseo, como la linda Ana (falta fatal), Eva de http://siguiendolasbaldosasamarillas.blogspot.com/, persona que encontré buscando imágenes y que me ahora me alegra porque sucedió que al final del arco iris Dorothy pudo encontrar un príncipe, y hasta una poetisa como Luisa Arellano (http://elblusdelasencinas.blogspot.com/), para cuyos poemas no tengo capacidad suficiente de comentario inteligente, o una artista como Irene (http://decolorines.blogspot.com/) tan colorida, juvenil y llena de vida, cuando pasan por ese blog mío, me hacien sentir agradecido. y tú, Cristal00k, de quien no quiero decir nada más.
Ahora corto y cambio ¡Que nos traen un canapé que compramos el lunes! (Aigg, que manera tan fea de terminar)
crital y carlos, de lo maravillosos que tienen las nuevas tecnologias y la virtualidad de las amistades creadas en ellas, esta el conocer trozos de vidas y de sentimientos qu8e no tienen porque tener orden ni sentido pero que te llegan muy dentro.
ResponderEliminarno vivo pensando solo en lo ultimo y en lo inmediato, vivo sin prisas pero sin pausas y sobre todo sé lo que me gusta y me hace sentir.
pero tampoco soy un hada madrina, solo soy...
me `podría implicar mas en todo y me gustaría poner mil comentarios en sitios que merecen la pena y que sigo con asiduidad, pero...
en todo caso espero que estes mejor, que las horas bajas esten subiendo como la marea que viene y va, y que de todas las estrellas que voy leyendo y dejan algo de su polvo magico en mi vida , puedas seguir superviviendo y haciendo mas facil la vida de muchos.
Gracias Hasivi, por tu empatía y por acercarte hasta esta orilla.
ResponderEliminarAndo un poco en la montaña rusa, unos días arriba y otros... un poco más abajo, pero en mi, acostumbra a ser casi siempre pasajero. Tal como le digo a Carlos, he aprendido a avanzar en la dificultad, y si he podido con mi pasado, voy a poder con "casi" todo...
O de nuevo, eso quiero creer...
Por otra parte si Carlos dice que eres una hada madrina, es que lo eres y no cabe la menor discusión. Y si observas mi perfil, verás que has venido al sitio adecuado. Te invito a perpetuidad. Lástima que no se te pueda seguir más de cerca, madrina.
Un beso sincero.