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Dedicado a dos pequeñas almas desconocidas.
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Recién iniciada la marcha, el sonido del convoy en el túnel la mece dulcemente. Mientras se ajusta los auriculares que acaba de proporcionarle la azafata y busca el canal de clásico, su mirada se extravía en los grafittis que invaden los solitarios y desmantelados tinglados de renfe, que muestran el aspecto lúgubre y un tanto siniestro que acostumbran a tener los lugares abandonados hace mucho.
Sin importar si van o vienen, en una especie de recogimiento religioso, da la impresión de que el silencio y una cierta sensación de desamparo invade a la mayoría de viajeros de una forma casi palpable al pasar por ahí. Sobrecoge el ánimo sin un motivo concreto... Al tiempo que se sienten a salvo en el confort de su butaca, en el ambiente vuela un “estamos dentro, eso no nos atañe”. También los sabe imbuidos de ese arañazo que da la soledad en el alma. Como una antigua sensación de desolación del sentimiento ya olvidada... y que no apetece recordar...
La cadencia del soniquete del trasporte cambia su ritmo, amortiguándose al abandonar el túnel y salir al exterior. La ciudad sigue sombría, sumergida en una niebla húmeda y viscosa que mitiga esas primeras luces que se ven en los edificios de los aledaños urbanos que se suceden cada vez más deprisa. Todo está en gris, no hay ni un alma en ese amanecer. Sólo un hombre acompañado de dos niños, revuelve en un montón de chatarra sin prestar atención al tren.
Ellos miran el paso del convoy, quizás esperando escapar en él... y por unos breves instantes, su mirada queda atrapada en la desesperanza de esos ojos infantiles que le estremecen de nuevo el ánimo. Piensa que no quiere olvidarlos, pero sabe que lo hará.
En el único consuelo de los arpegios de un Bel di Vedremo en la voz de María Callas, la serpiente de hierro llega a campo abierto… el sol despunta a lo lejos...
A punto de dormirse, piensa que nunca le ha gustado viajar en tren.
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Jamás he viajado en tres; y verdaderamente quiero. Pero no, no en esas condiciones...
ResponderEliminarUn fortísimo beso y abrazo, vale?
P.D. Me tienes abandonada en el mail, cacho capulla.
Que distinto de ve el viaje en tren o cualquier tranporte desde adentro o desde los ojos de cualquier persona que al azar lo contempla...
ResponderEliminar"Piensa que no quiere olvidarlos pero sabe que lo hará"... Me ha impacto la crudeza realista de esta frase. Y su sinceridad. Cuántas veces, cuantos momentos que nos impactan y que pensamos que no debemos olvidar pero que, al pasar el tiempo, somos incapaces de recordar. El ser humano tiene una capacidad brutal para no recordar o para no ver lo que no quiere recordar o ver. Quizás es instinto de supervivencia, no sé.
ResponderEliminarMe encantó el texto.
Querida Cristailla del País de Nuncajamás, te agradezco muchísimo el comentario que me dejaste, tu comprensión y tu dulzura. Me encantaría que nos viéramos. Busquemos fecha...
Un abrazo inmenso.
Bien distintas son las despedidas en un aeropuerto, el adiós se mastica más entre vagones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me pongo en el lugar de esa viajera; miro con desánimo todo lo feo que escapa en sentido contrario con una tristeza difusa post estrés estaciónico (no, no lo busque que no existe; es que las tensiones de un viaje se reducen a los prolegómenos de la salida y la llegada, y en medio, la nada acogedora de los veloces campos).
ResponderEliminarTambién me angustiaría; pero por el futuro de esos niños, porque su presente, aunque ruin, se pasa con ese salvoconducto maravilloso de la infancia, en que una lagartija, o una consola descartada, pueden ser el inicio de un viaje maravilloso de cazadores, astronautas y sabios tocados del ala.
PD: Con pinchar con el ratón y arrastrar a su escritorio, puede hacerse con una luna falsa (es el sol editado); ahora, si la quiere tamaño king size, me pondré en contacto con una stupid woman (versión 11) que conozco y... "voilá"
El tren, ese intermedio entre el coche y el avión, menos personal que el primero y más que el segundo, porque todo los transportes terrestres son personales porque nos conducen por la tierra, que aunque desconocida conocemos, a pesar de que ignoremos o no queramos ver esos rincones turbios de la sociedad que sabemos ahí.
ResponderEliminarY tambíen es el tren el que sale en los sueños para anunciarnos los viajes de nuestra mente o personalidad, o por lo menos, no suele significar lo mismo que el avión, el barco o el coche.
A mi me siguen gustando los antiguos, con esos compartimentos cerrados donde la gente se llevaba su comida y se hacía amistad.
Un abrazo, escritora
Los tinglados abandonados del ferrocarril son de una gran tristeza, es verdad que arañan el ánimo cuando pasas por ahi.
ResponderEliminar¡Que bien has captado ese momento!
Muy bueno Cristal!
Espantosos finales de vía en estaciones término.
ResponderEliminarPintadas, basura, pobreza.
El viajero no acostumbrado a decrépitas intemperies, se ve obligado a contemplarlos gracias esa cercanía urgente del ferrocarril.
El tren es un medio muy especial para ese extraño enlace de miradas. Cruce de miradas provisionales que se hacen trascendentes por su manifiesta caducidad en el triste marco que las contiene.
Excelente relato, donde el lector puede sumergirse en esa atmósfera que creas y que no es sino reflejo fiel de una realidad que muchas veces nos negamos a ver, que olvidamos, como tú dices. Un texto que crea conciencia. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
La serpiente de hierro es un imán que atrae miradas y miserias. Sobrecoge a los blindados pasajeros, y al amanecer todo se olvida con la prisa del destino.
ResponderEliminarMe ha parecido genial la descripción que haces de ese momento en el tren. Yo he viajado mucho en ese medio lo que cuentas es como si lo hubiese vivido!!!
ResponderEliminarA mi sí me gusta mucho viajar en tren, no sé, el ritmo, el olor de las estaciones, los rostros de las genten, los paisajes cambiante, ese tiempo para ti........sí, me gusta.
Un besote.
Pasar, pasar...
ResponderEliminarsiempre de paso... los paisajes, las estaciones, los días, los encuentros...
como ir en tren hacia lo que será el pasado..
besos
excelente relato!
ResponderEliminarlos que aquí viajamos a diario en tren,vemos miles de estas almas...
mil besos*
El sórdido entorno del tren queda atemperado por la tierna mirada de los niños. El contraste remueve las entrañas. Se podrán olvidar esos ojos, pero la conmoción, no.
ResponderEliminarCierto que ese es el sentimiento cuando pasas por esos lugares abandonados, especialmente en el tren es como más triste.
ResponderEliminarMe gusta tu dedicatoria es un intento válido de no olvidarte de esas dos miradas y de alguna forma sigues demostrando como de mágica es tu mirada.
Un abrazo Cristal.
Creo que es lo que dice Gabiprog, y lo que en el texto susurras entre líneas. En el tren, el tiempo tiene otras pautas, ves la vida pasar delante de tí, y eso invita al recogimiento, al sopesar, al clavar la mirada en otras miradas...Duele...Y a veces te hace sonreír: ¿Nunca has dicho adiós desde las ventanas de un tren a niñ@s desconocid@s?
ResponderEliminarTu relato, Tocaya, respira melancolía y pesadumbre por todos sus poros. Has sabido transmitir, a través de las imágenes que describes, esa mezcla de hastío y desesperanza que sólo dulcifica la mirada de esos niños que rompen la monotonía del paisaje.
ResponderEliminarA mí, sin embargo, sí me gusta viajar en tren. Me parece un medio de aproximación a los lugares lejanos, menos brusca que el avión. Permite desentenderse de la responsabilidad que trae consigo el coche y se presta a la ensoñación y la contemplación, algunas de mis actividades preferidas cuando viajo.
Un abrazo fuerte, Tocaya.
Hola Cristal:
ResponderEliminarDe repente, me ha dado un vuelco el corazón porque esa escena, casi en detalle, la he vivido yo música clásica incluida, aunque con otra aria.
Mi experiencia con los trenes es parecida al Guadiana. A veces muchos y casi siempre pocos o ninguno. En ese que describes, la luz del amanecer se adivinaba pero es completamente distinto a la inversa, cuando cae la noche y los paisajes son todos iguales y sólo esperas llegar a destino.
Con todo, cerca de las estaciones grandes siempre aparecen los mismos descampados, los mismos coches abandonados, los mismos buscavidas, los mismos viejos y los mismos niños. Igual que si se tratara de un diorama que se repite una y mil veces y digo yo, ¿no será que eso es un remake del día de la marmota?
Un beso, bueno dos.
¿Sabes? A pesar de la eliminación de la "tercera", a pesar de los lujos aparentes del AVE, sigue habiendo muchas cosas así... Y no sólo fuera, sino también dentro, incluso entre las tapicerías de cuero de la clase "club".
ResponderEliminarPero consuélate: si no ves horrores semejantes desde un avión es porque... estás demasiado lejos.
Me gusta viajar en tren...pero aún me gusta más tu relato! Precisamente ayer viví sensaciones muy parecidas durante un viaje de hora y media...y ese día tan gris fuera...
ResponderEliminarUn beso con traqueteo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDonde hay graffiti, no hay alegría. El ferrocarril ha dejado de ser el medio romántico que una vez fuera.
ResponderEliminarTu historia me he regresado a mi infancia de hijo de ferroviario, donde las días me encontraban viajando en cada uno de los pasajeros de cada tren que miraba pasar, y eran mis sueños del viaje eterno. Quizás muchos me vieron a través de las ventanillas, saludando al aire, esos eternos desconocidos de siempre.
ResponderEliminarHe tenido la suerte (digo suerte porque en mi país apenas quedaron unos trenes)de viajar miles de kilómetros y es verdad, desde adentro de un vagón se siente una especie de superioridad o indiferencia hacia la vida que queda detrás del paso de un tren.
Me ha encantado esa entrada mi estimada Cristal, ya sabes me alimento de la nostalgia.
Un gran abrazo para vos.
Alguién me aconsejó hace años, durante un viaje por Sudamerica: "No mires a los ojos de los niños que piden,te quedarás enganchada y te costará disfrutar de tu viaje" por supuesto no la escuché...y viví mi propio infierno.
ResponderEliminarBesito volado.
Cristal00k, me he decidido a escribirte por fin, aunque hace mucho tiempo que te leo. No consideraba necesario dejar ningún comentario, pues estás siempre muy bien acompañada, y pensaba que poco tenía que añadir. Pero hoy, impresionada por tu asombroso despliegue en el tema del Dr. Krapp sobre el tema de la violencia de género, he querido dejar constancia de que personas con tu sinceridad son muy necesarias incluso en un medio como éste, tan disperso, pero al mismo tiempo tan sorprendente.
ResponderEliminarNunca podemos saber con certeza a quien interesa nuestro mensaje. Tal vez, porque estamos saturados de ellos, y nuestra vista ya está viciada y como si estuviéramos rasgueando las cuerdas de una guitarra de forma indolente, también así pasamos las líneas en la pantalla. Pero de repente, la contundencia hace su aparición y la vista se detiene y enfoca correctamente línea a línea. Y el mensaje penetra con toda su intensidad en el asombrado receptor. Es así de extraño. Esa es la magia de este medio.
A mí me gusta el tren. He viajado mucho en él. En largo y corto recorrido. Los paisajes solitarios que se ven desde la ventanilla, incluso los feos, resultan hipnóticos. El tren representa una mampara protectora respecto a ellos. En el coche no se siente esa protección. El coche parece siempre más vulnerable. Una cáscara de nuez lanzada en canales de cemento interminables. El tren tiene una entidad, que en el caso de las cabinas particulares con cama, por ejemplo, hasta se siente un cierto aire hogareño. Una especie de hogar con ruedas, que te ofrece una película permanentemente cambiante a través de las ventanas. Eso sí, de acuerdo contigo, que la miseria, la exclusión y la fealdad de la vida, no hay medio de transporte que pueda idealizarlas.
Dedicado a tí misma.
ResponderEliminarNo te tomes las cosas con crispación. No somos tan malos como puede parecer.
Te lo digo aquí porque no se de otro sitio donde dirigirme.
Eres maravillosa
Recuerdo esta prosa, muy parecida a la primera vez que te visite, creo recordar un camino con árboles a ambos lados y, había uno cortado.
ResponderEliminarSaludos Cristal.
A veces pasa como una película. Como se pudiéramos aislarnos de la realidad en un tiempo y lugar indeterminados, pero todo tren llega a su destino y lo olvidado en el trayecto volverá a la memoria a través de otras miradas u otros amaneceres.
ResponderEliminarbesos (cristal líquido)
Pd. El otro día, en una de mis caminatas por el bosque primaveral, no sé porqué me fijé en una piedra. Me acerqué y movida por una extraña curiosidad la giré. Había un mensaje, escrito en un idioma que yo no conocía pero que aún así lo pude entender. Era para ti: 'Dile a Cristal, que no se olvide de mi. Erin’
Hola, grisáceo relato el tuyo, amiga Cristal, pero lleno de sensibilidad, como es tu costumbre. ¡Gracias!
ResponderEliminarEn cuanto a viajar en tren, estoy de acuerdo con tu Tocaya: me gusta el tren, mucho, aunque me gustaba más el tren de antes, con sus compartimentos y su pasillo.
Y otra cosa: me ha ocurrido algo muy similar a lo de la amiga Gárgola. Hace un par de días, al abrir un libro de Ruiz Zafón, las letras se juntaron de una forma extraña y moldearon una especie de mensaje medio borroso (como aquellas letras danzantes del Teatro Mágico del lobo estepario), y conseguí leer lo siguiente:
"Cristal, la historia de Érin debe continuar. Mía es la voz, tuya es la pluma..."
Así que...,amiga, yo que tú me pondría manos a la obra. Ya son dos las señales que lo indican.
Un gran abrazo.
Me ha encantado, es muy visual. Lo del sobrecogimiento religioso te pega mucho.
ResponderEliminarMe alegro de visitar tu blog. Miles de besos.
Mañana viajo en tren, amiga Cristal
ResponderEliminarMe has dado una idea para el viaje; intentaré escribir un relato para enlazar un relato a la vuelta
Un abrazo
Nada me gustaría más Yandros. Espero pues con impaciencia el resultado.
ResponderEliminarUn beso.
Cristal00k, te he enviado un par de correos pero me los devuelve. Mira a ver si le pasa algo a tu correo
ResponderEliminarBesos!
Nada vuelve a ser lo mismo cuando el paisaje no viaja con uno mismo. Ni siquiera una diva puede cambiar eso. Porque somos un todo y es imposible vivir de otra manera. Ni viajar.
ResponderEliminarUn abrazo
Chuff!!
KIMBERLY:
ResponderEliminar¿Nunca has viajado en tren? me parece hasta un caso curioso el tuyo... pero vamos que conociéndote... cualquier cosa es posible jajaja! Viajar en tren es como aislarse de la realidad circundante que se va alejando sin cesar de nosotros.
Gracias por tu beso y por tu abrazo preciosa. Eres lo más!
MUA!
BEATS:
Así es amigo. Las miradas siempre son distintas, aunque la realidad sea la misma... verdad?
Gracias por acercarte y por la tuya amigo.
Un beso Jordi.
ELENITA:
El motivo de la dedicatoria de mi post, es no olvidarlos. Hay miradas que te traspasan... esa fue una de ellas. Era como si me estuviesen diciendo: no nos dejes aquí, llévanos contigo adonde sea... Pero bueno, que tú sabes de esas miradas también, ¡seguro!
Te envío un mail después y quedamos... ok?
Un besazo!
GABI:
ResponderEliminarTotalmente cierto eso que dices, nada hay más triste que una despedida en la estación.
Da realmente sensación de adiós.
Besos.
RODRIGO:
"La nada acogedora de los veloces campos..." preciosa y exacta expresión de como se deja atrás al presente amigo. Un viaje es siempre un inicio y un final al mismo tiempo ¿verdad?.
Y el azar nos trae a veces miradas que nos sobrecogen, como las de eso pequeños en la madrugada de un suburbio infame.
Como le digo a otro de los comentaristas, este post, es un intento seguramente vano, de no olvidarlos...
Un abrazo Rodrigo y gracias de nuevo por esa maravillosa luna.
MATILDE:
Cuando era niña y viajaba en aquellos trenes de vapor y carbonilla a mí también me gustaba el tren,(sí, soy casi dinosáurica jeje) pero es que entonces todo tenía otras connotaciones... no sé... todo era una aventura y los campos y bosques que se sucedían en la ventanilla a la que te podías asomar, no como ahora... el escenario de mis sueños infantiles.
Cuesta tomar tierra amiga ¿verdad?
Enfin... Besos, muuchos besos!!
FELIPE:
ResponderEliminarEsos tinglados son de una gran tristeza y se nota claramente que afecta a los viajeros de cualquier tren el pasar por ahí. Me alegra haber acertado tambíen con tu sentimiento.
Gracias de nuevo por acercarte amigo.
Un abrazo.
KRAPP:
Sí, el ferrocarril hace mucho ya, que se ha convertido en un marco triste y nostálgico para casi todo... Y los nacidos en ese rincon del Oeste y que no vivimos ahí de forma permanente, podemos dar fe de ello de manera más sórdida aún, que desde el tren que me transportaba a mí en esta entrada.
Aunque ahí siempre termine por "salvarnos" el paisaje y de alguna forma la meteorología... (ya, ya sé que estarás hasta las narices de lluvia... pero yo no...jeje)Es lo que tiene alternar el Atlántico con el Mare Nostrum... ah! se siente!
Abrazos sinceros Doctor.
ANTONIO (del Camino):
No había una intención de crear conciencia en mis letras pero gracias por opinar así de ellas.
Pero es verdad que hay momentos que sin saber muy bien porqué... te tocan más ¿verdad? este es uno de esos.
De alguna forma no quiero que se me olvide y por eso lo escribo
Muchas gracias por acercarte de nuevo y dejar huella de tu paso amigo.
Abrazos.
VITA:
ResponderEliminarAy! querido Doctor... pues sí, todo se olvida con la prisa del destino... ¡cuanta razón en esas palabras amigo!
Estas letras son solo un tímido intento de que esas miradas permanezcan en mi memoria un poquito más.
Gracias por acercarte Vita.
Un abrazo grande.
ROSA:
A mí me pasa con el tren, como a tí con los gatos... es como un trauma infantil e inexplicable.
Pero la verdad es que dependiendo de los lugares que atraviese, puedo también disfrutar de ese medio de transporte y es cierto que me gusta observar a la peña desde la perspectiva de una solitaria de vocación. Soy un pelín rarita niña... ¡ya ves!
Besos, besos, besos!!
ISIS:
Eso, y nunca saber muy bien si lo que dejas atrás es el el presente o el futuro recordado... ¿verdad? parece raro... pero sé que tú, me estás entendiendo.
Un gran abrazo Diosa.
Mi RAYU:
ResponderEliminar¿Viajas en tren todos los días? ¿Ahí conociste a tu Lila? ¿o sólo la entreviste?
Almas que tocan las de los trenes. El tren un transporte de solitarios, mucho más que cualquier otro ¿verdad?. Y es que en ningún sitio se hace más patente la soledad que un lugar donde la cercanía física (sólo física) de otras almas es tan patente.
Un beso chica sabia.
LUIS ANTONIO:
Estas letras son ese intento de que no se pierda la conmoción que provocaron esas miradas, pero no se yo... los human@s (jeje) tendemos a olvidar lo que nos acongoja... supongo que por instinto ¡quien sabe!
Un abrazo amigo.
P.D.: La man@ negra no se rinde!!! jajaja!
ANÓNIMO:
Pues no sé si mágica, pero hay veces y hay miradas que mueven montañas,como la de esos dos almas abandonadas en una triste madrugada amig@.
Gracias por acercarte y por tus palabras
MALVADA:
ResponderEliminarSí, Gabi, siempre tan acertado ¿verdad? Y claro que he dicho adiós desde el tren ¿y quien no? pero esta vez hubiese querido que fuese posible decir ¡hola! y hasta venid conmigo!! enfin... desvaríos de viajeros al amanecer amiga Bruja.
Besos querida y gracias por acercarte.
TOCAYITA:
Ensoñar durante los viajes en tren es una de mis actividades preferidas, otra ya no diré "curiosa" coincidencia...
Pero esos aledaños industriales y olvidados de las grandes urbes son especialmente tristes y se prestan a la nostalgia... y si en ellos aparecen niños "afectados" la tristeza invade el ambiente de forma palpable ¿verdad?
En fin... gracias por tus palabras querida y un beso.
JOSEP:
Si el viaje que mencionas es hacia donde imagino... mucho peor todavía... más largo y en transportes casi sórdidos... lo he sufrido en mis carnes a menudo y es verdad que el anochecer y las noches en uno de esos trenes casi tercermundistas, son de una soledad casi abrumadora, apabullante...
Eso no hay aria ni diva que lo pueda entibiar, tienes razón.
En fin... ya no me sorprende tu forma de verlo. Cosas de las sensibilidades cercanas, supongo!
Un beso.
JOSÉMOYA:
ResponderEliminarSí, supongo que tienes razón y desde el avión, la distancia nos evita esas visiones sórdidas del tren pero no sé si eso me consuela gran cosa amigo...
Es verdad, da igual el transporte utilizado, por más lujos que parezca que tiene, hay una realidad tozuda y permanente que nos ata.
Un abrazo José.
MERCEDITAS:
pues en principio, tu viaje en tren no tendría por que ser conflictivo en el mismo sentido que el mío... Vall.. no es lo mismo... ni siquiera B-oc... ¿dónde andas? ¡perdía! que eres una perdía!!!
Sieejjjqueeeee
Besossssss preciosa!!!
*ENTANGLED*:
"Donde hay graffiti, no hay alegría. El ferrocarril ha dejado de ser el medio romántico que una vez fuera..."
eeeh ¿se puede saber qué le pasa Sr. Físico de letras?
Ya sé que no, pero preguntar es gratis...
Un abrazo fuerte.
DANIEL:
ResponderEliminarestaba claro que tu sensibilidad percibiría esa soledad y esa superioridad que da saberse a salvo de la miseria de esos suburbios industriales y semi abandonados. Máxime cuando debes de haberlo vivido de cerca, supongo que habrás viajado mucho en tren por razones obvias.
Gracias por tus palabras y me alegra coincidir contigo en ese sentimiento amigo.
Un abrazo.
BRUJITA:
Entiendo bien lo que dices... mirar a los ojos de los niños poco favorecidos por la fortuna de este mundo... es un auténtico infierno para cualquier alma mínimamente sensible a la desgracia ajena.
La empatía puede ser a veces una maldición también. ¿Pero como librarse de una forma de ser, verdad? Imposible!
En fin... gracias por acercarte y dejar tu huella.
Abrazos.
ATALAYA:
Primero que nada bienvenida a mi espacio y gracias por dejar huella de tu paso. Aquí nunca va a sobrar nadie que diga las cosas desde el respeto aunque su opinión sea totalmente contraria a la mía. Además tal como le digo a Krapp en uno de mis comentarios, es algo que me ocurre con una cierta frecuencia. Es lo que tiene no ser para nada politicamente correcta si miras mi entrada En femenino plural... dedicada al día de la mujer,(aún te saldrá en la misma página que la actual de mi blog) verás de nuevo una buena muestra de ello... aunque ahí con quien cruce el acero sea más con Luis A. y algún otro... pero ya a Krapp le digo, aunque no de forma tan obvia como en su entrada, que no estoy de acuerdo con su visión del tema del "feminismo o del machismo". Me extiendo aquí al contestarte porque he visto que en tu blog los comentarios no están abiertos y no he sabido encontrar el mail en tu perfil...
Gracias por tu apoyo y por tener la valentía de decir lo que piensas prescindiendo de los adjetivos y comentarios que ello pueda conllevar... que parece que últimamente haya como un temor reverencial a expresarse claramente en favor del feminismo... Ese, es otro triunfo y vano intento del machismo de parar lo imparable... desprestigiar, negar y calumniar ha sido siempre sistemático en esta cuestión.No es nada nuevo. Pero la realidad es la que es, le pese a quien le pese...
En cuanto a tu comentario sobre el SAP (síndrome de alienación parental) te dejo un enlace que me me gustaría que consultases, al igual que has hecho con los que están a favor del mismo... es la opinión de la otra parte afectada.
http://heterodoxia.wordpress.com/2010/04/19/%C2%BFse-puede-hacer-un-congreso-en-una-universidad-sobre-un-constructo-ideologico-no-validado-cientificamente-pues-la-universidad-de-alcala-de-henares-lo-va-a-albergar/
No niego que se puedan producir abusos en la aplicación de cualquier ley, en esta también, y conozco algún caso flagrante de ello y bien que me pesa, porque flaco favor le están haciendo a la causa... eas actuaciones desesperadas... pero errores y abusos siempre se van a producir... y el tema del feminismo es el mejor ejemplo y el más abundante en ese sentido. No hay más que ver cualquier estadística para corroborarlo.
En fin Atalaya, bienvenida de nuevo y aunque el enlace sea largo, te ruego que hagas un cortar pegar y accedas a él por favor. Siempre hay que ver y escuchar a las dos partes.
Un abrazo cordial.
VITA:
ResponderEliminarGracias de nuevo por ese apoyo que sé cierto. De las controversias acostumbran a salir claridades, aunque por el camino dejemos algunas plumas. Es lo que tiene ser guerrera...
Un abrazo de nuevo Doctor.
TERRY:
Pues no recuerdo esa entrada amigo, pero me halaga que tú si lo hagas. Gracias! hay lugares y momentos como los de ese amanecer que nos tocan de forma especial.
Un beso Terry!
Mi muy querida GÁRGOLA:
Los amaneceres, a los buhos como yo, le resultan siempre un tanto agridulces... y en medio de esos andurriales de renfe más aún...
En cuanto a Érin, te diré que es algo tímida, pero cualquier día vuelve a visitarnos y nos explica algún otro retazo de su complicada existencia. Mientras tanto recibe un fuerte abrazo.
DON ANTONIO:
ResponderEliminarTodo lo que tiene que ver con el tren, es casi siempre gris amigo... a pesar de AVES etc... Eso sí, hay cosas como un destino agradable, una música excepcional o una buena compañía que pueden suavizar esos momentos grises.
Y bien, bien, no se me amotinen... los lectores, que ya que incluso por mail me están pidiendo la vuelta de esa viajera del tiempo que es Érin, habrá que llamarla al orden y hacerla regresar en breve.
Prometido!
Un abrazo amigo.
MAJESTAD:
Pero que honorrrrrrrrrrrrr!! verla por estos pagos XD!!! A su dedo gordo Señora mía!!! Y no sea tan cara de ver, que con tal de hacerse de rogar y la interesante...
Suya Affma. Superiora de las Maritoñis Reparadoras y Princesa deseheredada de su Reino. Grrrrr
Querido ZEN:
ResponderEliminarTienes razón, hay cosas que no ha diva ni música que lo arregle. Y esos paisajes del corazón llegan dentro...¿verdad?
Un besazo amigo.