lunes, 29 de julio de 2013

A los que están y a los que se fueron...

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Del 2008 hasta aquí, cinco largos años han pasado por este blog. En ellos, muchos y diversos acontecimientos han sucedido en el mundo, en ‘La mirada de cristal’ e incluso a una servidora. Pero aunque a momentos haya sido… o sea… a trancas y barrancas, aquí seguimos todos.

De la actualidad que nos ha tocado vivir, con mayor o menor fortuna, he ido dando razón puntualmente en alguna entrada. Un repaso somero de las mismas, daría como resultado una visión personal  más bien triste o demasiado visceral, pero es que no son motivos lo que falta, para que nos hiervan las meninges de indignación, hasta de rabia. En todo caso, la situación actual, no da para mejorar ni siquiera un gramo mi natural escepticismo. De hecho, estoy segura, de que de alguna forma en estos últimos días, los malhadados sucesos ocurridos en mi querido terruño, nos mantienen a  todos,  un poco de luto.

Pero nunca ha sido este espacio, una bitácora dedicada a la actualidad política o social. Aquí, la mayor parte de las veces se ha tocado y se toca en otro ritmo. Una cadencia que ha sufrido el lógico desgaste de los años y también los vaivenes de las modas virtuales. Medios como Facebook o Twitter, de una inmediatez y cercanía mucho más palpables, han restado lo suyo a esta especie de cuadernos, quizás más profundos pero  a la vez mucho más distantes. De que el fenómeno blogger está a la baja, dan testimonio entre otros, mi modesto blogroll, lleno de cierres y abandonos… lo que ha ido repercutiendo poco a poco en un acusado descenso de comentarios. Y si a ello le sumo, que son muy pocas ya, las veces que visito nuevos lugares... el resultado es el que es. Pero aún así, me satisface comprobar que las escasas nuevas incorporaciones siguen siendo tan ‘de luxe’, como las más veteranas de este espacio.

Sobre esa disminución diré, que  habida cuenta de que  en su día decidí contestar a todos cuantos tuvieseis a bien regalarme vuestras palabras, por momentos, esa merma de apostillas, más que onerosa, ha representado una cierta liviandad en el tiempo dedicado a tal menester y me ha permitido contestaros ‘mejor y más rápido’ a los que aún me resistís.  Lo que no es óbice, para que siga echando de menos a muchos de cuantos han sido parte activa y habitual de La mirada de cristal. Tanto es así, que a la mayoría, a pesar de haber desaparecido de sus espacios tiempo ha, les sigo manteniendo entre mis enlaces. Y aunque algunos de esos ‘desaparecidos’ hayáis pasado a mi cotidianidad a través de otros medios más personales, incluyendo en ellos, la desvirtualización, no dejo de considerar una pérdida esas otras ausencias de los que volaron un día sin más.

Asimismo, quiero añadir, que escribir como pasatiempo o como necesidad vital, ambas cosas se integran y se confunden la una en la otra.  En mi caso, y estoy segura de que también  en el de muchos otros, representa una evidente y valiosa –construcción- de ese ‘yo’ que tantas veces nos negamos… ¿o nos es negado…? en la realidad ordinaria que nos concierne. Porque más allá de la calidad, la creación... y escribir está en esa categoría, nos sitúa en una zona ‘fuera de límites’ que nos ayuda, incluso obliga… a conocer y profundizar en nuestra auténtica naturaleza, reforzando y enriqueciendo nuestra libertad y autoestima para acceder a otras realidades posibles de nuestros itinerarios vitales. En todo caso, siempre, toda una revelación a la que vosotros no sois ajenos.

Por todo ello y mucho más, desde aquí, aprovecho este quinto aniversario, para daros de nuevo las gracias más sinceras,  absolutamente a todos por el regalo de vuestra presencia.

domingo, 14 de julio de 2013

Tiempo de cosecha

                                                      Imagen de La Mirada de cristal
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                                                                   A mi madre
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Siempre pensé que tu huella en mí, no iba más allá del rastro de una nube en un cielo de final de estío. Curioso, como en diferentes épocas, rozamos los mismos tiempos.

Y también ellas. Las cuatro, mónadas de fruta madura e indivisible, como  un hechizo de causalidad.

Sin embargo, nunca se dio la semejanza, ni siquiera la exterior. Somos… éramos… fuimos…  tan distintas...

Como no serlo, si todo un Océano de tiempo y geografía nos enajenó a la una de la otra. Y para cuando las aguas se abrieron, ya no era tiempo de comunión...

Pero en este tiempo de cosecha fuera de plazo, vuela el talismán tardío de tu generosidad, que recolectamos en este sereno viento de paz y  tolerancia que nos ampara al recordarte. Porque, eso, me lo enseñaste tú y tu difícil peripecia, más que ningún otro/a. Y vives en nosotras. Las cinco. Sí, en ella, también.

Y como a ti, me gusta leer, la soledad y casi cualquier música mientras me pierdo en lejanos sueños.

Hoy, me has sobresaltado cuando te he encontrado en esa foto.


Era yo.

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lunes, 1 de julio de 2013

De la luz...

                                                        Imagen de La mirada de cristal
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 -Domino, no me interesa tanto la verdad como lo que siento. Mis sentimientos cambiarán y quiero recordarlos como son ahora.
La Pasión (Jeanette Winterson)
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Y de pronto, sin importar en que forma, el ignoto velo del desconocimiento o la ficción, se desvanece… y los hechos nos son revelados tal cual son. Pero mucho más que la ambigua “verdad” o como esta nos llega, importa la íntima convicción de que la realidad es esa que acabamos de descubrir.

A veces, lo cambia todo, sin más. Pero en otras ocasiones no hace más que dar validez definitiva a un sentimiento latente e inclasificable al que no dimos pábulo en su momento. Como sea, cada nuevo pensamiento de ese presente, se refleja en nuestras acciones y posee los ecos y matices que nos habían sido vedados hasta entonces.

Y la luz, la nuestra, se hace.

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